Los cubanos ni siquiera pueden alimentar
utopías", era el lamento de Ricardito mientras esperaba su turno
de solicitud de visado en la Embajada de Alemania.
La utopía de este joven de 25 años, graduado en
Historia del Arte, es ser ciudadano del mundo aunque asegura conformarse,
por el momento, con tener dos ciudadanías: la de Cuba y la de Alemania,
donde actualmente radica su hermana mayor.
Como otros muchos cubanos, dentro o fuera de la
Isla, Ricardito tenía esperanzas en que las reformas a la
Constitución implicaran una revisión al Artículo 32, según el cual
"no se admitirá la doble ciudadanía. En consecuencia, cuando se
adquiera una ciudadanía extranjera, se perderá la cubana". Aunque,
en la práctica, lo que hace el Gobierno es no reconocer la ciudadanía
extranjera dentro de su territorio.
El primer jarro de agua fría a
Ricardito se lo tiró José Ramón Cabañas, embajador cubano en
Washington, quien en junio dijo que el Gobierno seguirá
rigiéndose por el principio de que "todo cubano cuando vuelve a
Cuba, en nuestras fronteras, es cubano".
El adelanto del anteproyecto de reforma
constitucional que deben aprobar los diputados este fin de semana y fue
publicado hace unos días por la prensa oficial, confirmó que cualquier
cambio en ese asunto mantendrá la práctica actual.
En este aspecto, el proyecto "se propone
afiliarnos al principio de ciudadanía efectiva consistente en que 'los
ciudadanos cubanos, en el territorio nacional, se rigen por esa condición
y no pueden hacer uso de una ciudadanía extranjera'", publicó
el diario oficial Granma.
Los afectados coinciden en señalar la
connotación política de este proceder. Algunos afirman que viola la
Declaración Universal de los Derechos Humanos. El inciso 2 del Artículo
15 de ese documento puntualiza que "a nadie se privará
arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de
nacionalidad".
"¿Por qué no puedo tener doble ciudanía, o
acaso también es traidor un cubano cuando adquiere ese estatus?",
pregunta Damaris Córdoba, de 32 años, quien se encuentra en proceso de
aplicar para obtener la ciudadanía colombiana.
La obligación para los nacidos en Cuba de
obtener el pasaporte cubano para entrar en la Isla entraña un precio más
allá de lo político. Las cifras varían según el país, pero en Estados
Unidos, por ejemplo, el costo del pasaporte ronda los 450
dólares, con gastos de envío incluidos, y la obligación de prorrogarlo
cada dos años implica un gasto adicional de 160 dólares.
Alain Michel Oropesa viajará en próximos meses
a Argentina para casarse con una joven de Rosario que conoció en La
Habana y espera obtener la ciudadanía de su esposa. Su idea era regresar
a Cuba con pasaporte argentino y disfrutar de su propio país, aunque sea
una sola vez, con privilegios de extranjero.
"Nadie quiere perder su ciudadanía cubana,
por una cuestión de sentimiento, de patriotismo; pero los que radican
afuera no tienen ni ese privilegio [el de entrar con otro pasaporte]
cuando tocan tierra cubana. Estas regulaciones ni siquiera te permiten
ese simple deseo", señala Oropesa.
En opinión de Luz María, de 30 años, licenciada
en Derecho y ex miembro de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), la
exigencia que obliga a obtener el pasaporte nacional para entrar a Cuba
no es una cuestión política, sino de negocio, por la entrada de divisas
que representa para el Gobierno.
Los cubanos se pliegan a ese absurdo "por
la familia que dejan atrás, y eso el Gobierno lo explota", considera
Luz María, con en planes alcanzar la ciudadanía francesa.
Con nacionalidad alemana y radicado hace 20
años en Frankfurt, Javier Gamboa Simón solo ha regresado a la Isla en una
ocasión. Se juró a sí mismo que no volvería. Tampoco pudo asistir a los
funerales de su padre.
"Viajar a Cuba es demasiado caro. Implica
demasiado papeleo, demasiado estrés, y es demasiado el maltrato que
recibes en la embajada cubana. A Estados Unidos y a Corea del Sur viajé
con mucho menos de la mitad del presupuesto que necesitaría para viajar a
Cuba", dijo Gamboa Simón quien alivia la añoranza enviando dinero a
sus familiares.
No reconocer a los cubanos nacidos en la Isla
otras ciudadanías es no querer reconocerles la protección de otra nación
en territorio cubano, coincidieron también varios consultados.
"Quizás para el Gobierno esto equivale a
ver amenazada su soberanía", especuló Patricia López, de 32 años,
quien viajará próximamente a Italia con el propósito de casarse y
nacionalizarse y no tiene esperanza de regresar pronto.
A su juicio, "el Gobierno busca, además de
la divisa, un control absoluto sobre todos los emigrantes dispersos en el
mundo. La obligación de entrar con pasaporte nacional es para, llegado el
caso, aplicarte como cubano las leyes cubanas".
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario