"Conocer la historia enriquece pero también sirve para subsanar errores del pasado..."
Lola Benítez Málaga (España)
Aquellas
enigmáticas tertulias encierran un halo de misterio difícil de descifrar por
haber superado al tiempo y permanecer incólumes.
Querer es saber.
Abre las puertas a la libertad de pensamiento y es crucial para errar lo menos
posible. Ayuda a tomar decisiones y, por tanto, a crecer. La ignorancia lleva a
seguir caminos largos y tortuosos, que dificultan la buena marcha, pues a veces
conduce al ser humano por laberintos insospechados que lo hace perderse en
razonamientos equívocos.
Como todos
sabemos, existió un grupo de intelectuales a los que perteneció a una misma
generación que los unió: unos mismos ideales, una inquietud por la cultura y
por los problemas de la época… Mentes inquietas con corazón sensible.
Esas tertulias
vespertinas de cafeterías, que se prestaban a confidencias, poseían un fulgor
que ha permanecido intacto, e hizo que sus nombres alcanzasen la eternidad. Todos
ellos pertenecen a la llamada “Generación del 98”, con tertulias en el “Café de
Madrid”, presididas por Benavente y Valle Inclán, y a las que acudían Rubén
Darío, Maeztu y Ricardo Baroja. Posteriormente, Benavente y sus seguidores
irían a la “Cervecería Inglesa”. Por su parte, Valle-Inclán, los hermanos
Machado, Azorín y Pío Baroja asistían al “Café de Fornos”. Valle-Inclán,
conocido por su ingenio, presidiría el “Café Lyón d´Or”, pero sería el “Café de
Levante” el que congregó a mayor número de participantes, unidos por el fracaso
ante la Guerra contra Estados Unidos, crisis acaecida tras la pérdida de Cuba,
Puerto Rico y Filipinas, en 1898.
Así, Valle-Inclán
dijo: “sobre la eterna noche del pasado se abre la eterna noche del mañana”.
¿A quién no le gustaría
estar presente en una de esas charlas, tener un monóculo que lo transportase a
la época, ver cómo vivían y se comportaban, sus risas, sus bromas, su
intelecto, participar como un simple oyente?
Esencial es esta
otra frase de Valle-Inclán: “Quien sabe del pasado sabe del porvenir”.
Conocer la
historia enriquece, pero también sirve para subsanar errores del pasado.
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