SIEMPRE EN EL ENTONCES DOS NOVELETAS Y OCHO
CUENTOS
Ilustraciones de
Salvador Martínez (portada y en páginas interiores) Printed in Poland by Amazon Fulfillment Poland Sp. z.o.o. Wroclaw, 2017, págs.294
Lola Benítez Molina Málaga (España)
“Elegir la
lectura, dice John Ruskin, es tan necesario, tan vital, como elegir los
alimentos”. Por ello, lo verdaderamente importante de un buen libro es que
después de entrar en casa del lector, este lo lea y relea para que sus
sustancias, sus esencias penetren en la psique del mismo y eche raíces y
frutos. Para que esto sea una realidad es condición que exista en el autor ese
anhelo por compartir su riqueza intrínseca con el lector, y que este tenga sus
campos íntimos bien preparados para sembrarla y cultivarla. El propio escritor
va cosechando y acrecentando esa fortuna en las simas más y menos profundas de
su ser para su bien personal y para el de los demás. J.A. Albertini logra a la
perfección, con su libro “Siempre en el entonces. Dos noveletas y ocho
cuentos”, esa seducción, esa atracción excepcional, emocionante y
revitalizadora sobre sus lectores.
Esa atracción
magnética, absorbente, a la que me refiero, es la que debe producir siempre la
palabra escrita al ser leída. Si, por el contrario, no es causa de ese hechizo
literario, de ese foco que nos sugiere ideas, de esas meditaciones siempre
convenientes, de esa fuente de pensamientos que nutre nuestro intelecto,
nuestros pasos, nuestras relaciones, en definitiva, nuestra vida… ¿para qué
sirve, pues, lo escrito? “Los libros me enseñaron a pensar, manifiesta Ricardo
León, y el pensamiento me hizo libre”.
“Siempre en el
entonces. Dos noveletas y ocho cuentos” es una obra literaria digna de ser
leída y releída cuantas más veces mejor, porque el poder narrativo de Albertini
nos hace reflexionar, percibir y sentir sensaciones nunca advertidas, nunca
experimentadas. Nos hace vivir o revivir una vida de rosas y espinos.
Como pórtico de
entrada a esta obra tan sumamente enriquecedora del escritor santaclareño, hay
un bello poema de Juan Cueto-Roig titulado “Mejor los patios”. Tras ello, el
autor cubano, afincado en Miami, nos narra pormenorizadamente sus “dos
noveletas y sus ocho cuentos” con un vocabulario rico y diáfano.
Página a página el
autor, con esa magia narrativa característica de los grandes creadores, nos
acerca y nos introduce en su propio huerto, que él cultiva con sapiencia y
ternura, y cuyos frutos se los da al lector de hoy y de mañana para que los
saboreen y obtengan las semillas que algunos plantarán en sus propias almunias.
De “Siempre en el
entonces. Dos noveletas y ocho cuentos” puedo decir que son narraciones de
corte idealista, elaborada, siguiendo la estructura de los relatos de Juan
Rulfo, Ernest Hemingway, Alice Monroe, entre otros. Sus argumentos son
variados: la génesis de la vida, las evocaciones oprimidas o dominadas, las
consecuencias de los actos de los seres humanos y el amor, pero ese amor que
galopa hasta el final.
En dicha obra, el
autor despliega, con suma exquisitez literaria, las intervenciones de los
distintos personajes y describe la vida de los mismos con inaudita
minuciosidad.
La Dra. Hannelore
Hahn, relevante profesora universitaria y sumamente versada en la cultura de
países hispanoparlantes escribe: “Las obras de J.A. Albertini no son retratos
de ilusiones, sino mensajes de esperanza idealista que se traducen en
realidades objetivas que son tristes, dramáticas y amargas, pero, sobre todo,
llenas de vida”.
La narrativa de
J.A. Albertini sobresale por la riqueza de su léxico, su excelente descripción
de los personajes, su perfecto acabado formal, su extensa cultura que atrae
poderosamente. Su narrativa es, pues, un firmamento infinito, con grandes
astros que mantienen inmutable su posición en el transcurso de los siglos. El
autor muestra objetividad y sensibilidad mezcladas con los valores recibidos.
Estamos, por
tanto, ante un bello y radiante libro, una obra de orfebrería literaria que a
cualquier buen lector le ha de impactar y atraer.
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