La izquierda en los Estados Unidos de Bernie Sanders: una revolución desde dentro
Por Robert
Penn-Davis.
En un año de
elecciones de mitad de período (mid term) fundamentales, la
creciente ala izquierda del Partido Demócrata se distingue tanto por cómo se organiza
como por las políticas que defiende.
En
una reunión municipal televisada el año pasado, Trevor Hill, un estudiante de
la Universidad de Nueva York, señaló una creciente aversión entre los jóvenes
estadounidenses hacia el capitalismo. Le preguntó a la líder de la minoría
demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, si pensaba que su
partido podría considerar girar más a la izquierda en temas económicos tal como
había hecho en temas culturales como el matrimonio entre el mismo sexo. Pelosi
retrocedió. “Tengo que decir”, contestó, “que somos capitalistas”.
Como
la batalla de las primarias demócratas de 2016 entre Hillary Clinton y Bernie
Sanders, el intercambio fue un encontronazo dentro de una guerra mayor por el
alma del reacio partido de oposición del país.
Los
debates sobre el futuro de los demócratas tienen que centrarse exactamente
sobre el tipo de cuestiones ideológicas que planteaba Hill: ¿Seguirá el partido
aceptando el sistema económico actual, se moverá hacia el tipo de socialdemocracia
de estilo escandinavo, o mas a la izquierda como Bernie Sanders esbozó en su
campaña? ¿Apoyarán Medicare for All [Medicare para Todos, una propuesta para
extender la cobertura sanitaria al estilo europeo], o simplemente retocarán
la Ley de Cuidado Asequible [medida aprobada por Obama]? ¿Garantizarán a todos
los estadounidenses el derecho al trabajo bien remunerado, o simplemente
animarán a los empresarios a ofrecer más trabajo mediante subsidios?
Sin
embargo, en el año de unas elecciones de mitad de período fundamentales, el ala
(llamada) progresista del partido, inmerso bajo la sombra del neo-marxismo se
distingue tanto por cómo se organiza como por las políticas que defiende. ¿Cómo
intentan conseguir sus metas políticas, y hacer elegir a más demócratas que
puedan ayudar a impulsarlas? ¿Ganarán votos yendo puerta a puerta hablando con
los votantes, o cortejando a donantes adinerados que puedan ayudarles a comprar
anuncios televisivos? ¿Seguirán escuchando a los organizadores que iniciaron
sus demandas ambiciosas y recientes, o reclamarán todos los elogios para sí
mismos? ¿Ayudarán a cambiar las normas electorales que mantienen a las redes de
amiguismo al mando?
Incluso
cuando los rumores de una apuesta presidencial en 2020 por parte de Sanders
flotan por Washington, las organizaciones que le respaldaron la última vez y
surgieron de las primarias demócratas de 2016 ven que antes de eso hay que
hacer mucho trabajo, y en casi todos los niveles de gobierno, para hacer
realidad la revolución política con la que Sanders se comprometió.
Es
decir, tanto conseguir la elección de Sanders como asegurarse de que haga algo
en la Casa Blanca dependerá que tenga muchos aliados tanto en el Congreso como
en los Estados de todo el país.
Esto
es una buena parte de por qué grupos emergentes galvanizados por o formados
directamente en la campaña de Sanders
han estado intentando llevar lo que aprendieron a través de ese esfuerzo
a las luchas del Congreso y las elecciones de perfil bajo, desde cómo crear
potentes redes de voluntarios a cómo desarrollar campañas de base para recaudar
fondos, empleando como base y a menudo trabajando con organizaciones
ligeramente mayores como, Democracy for America [Democracia para América], y el
Progressive Change Campaign Committee [Comité de Campaña del Cambio
Progresista].
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