Aprovecho para mencionar la loable creación
del “Pen Club Internacional”, fundado en Londres en 1921 por Catherine Amy
Dawson Scott,
Recientemente, fui a ver la película “Green
Book”. Sentía curiosidad por haberle sido otorgado el “Oscar a mejor película”.
Narra la historia del pianista y compositor Donald Shirley, denostado por su
color de piel a comienzos de los años sesenta del pasado siglo en Estados
Unidos.
Como es bien sabido hacen falta
años y esfuerzo para modificar ciertos prejuicios establecidos, pero si no
fuese por el denuedo de nuestros congéneres poco se hubiese avanzado. En un
momento de la película escucho una de esas frases que no pueden caer en el
olvido y que impactan: “Hay que tener la suficiente valentía para intentar
cambiar el corazón de la gente”. John Fitzgerald Kennedy la tuvo y le costó la
vida como a muchos otros.
Existe
otra película, también basada en hechos reales, que narra la vida de la
escritora, oradora y activista por la paz estadounidense Hellen Adams Keller,
ejemplo de auténtica superación, pues una enfermedad a la edad de diecinueve
meses le provocó la pérdida total de la visión y la audición. Lejos de
amilanarse, supo dedicar su vida por lo que creía que, realmente, valía la pena
luchar. Frase de ella es: “Lo mejor y lo más bonito de esta vida no puede verse
ni tocarse, debe sentirse con el corazón”.
Aquello,
que toca la fibra sensible, es lo que mueve al mundo. El ámbito del arte suele
llevar implícito un mensaje que arraigue y dé los frutos esperados.
Cuando
el espectador siente como suyos esos momentos, y se abstrae de su realidad,
para reflexionar sobre el sinsentido de muchos acontecimientos acaecidos a lo
largo de la historia por el odio o por el afán ególatra de alguno de sus
protagonistas es, cuando se consigue avanzar en pro de las libertades y de los
derechos humanos para salvaguardar una existencia digna.
Aprovecho
para mencionar la loable creación del “Pen Club Internacional”, fundado en
Londres en 1921 por Catherine Amy Dawson Scott, entre cuyos objetivos
fundamentales están: luchar por la libertad de expresión y la importancia de la
literatura y de las letras, en general, como medio de entendimiento y
divulgación de la cultura y de esos derechos fundamentales que deben ser
reconocidos en todo ser humano sin menosprecio de los demás.
muy bonito como todo lo que ella escribe. Cosas de valor y que tocan el corazon. Nada de politica. Rene Leon
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