"Es evidente que en este pais hay individuos que no quieren que se hable o se escriba sobre lo que acontece en el mismo..."
Los actuales
habitantes de Cuba sufren el poderío total del castrismo y la diabólica
inhumanidad de este régimen totalitario. Los cubanos de ayer y de hoy están
crucificados por su presidente Miguel Díaz-Canel y
por su nefasto Gobierno comunista, clasificado por sus propios gobernantes de
ayer y de hoy como marxista-leninista.
Aunque este país es miembro fundador del
Consejo de Derechos Humanos, encuadrado en la Organización de las Naciones
Unidas (ONU), incumple plenamente todos estos Derechos. Cuántos y cuántos
cubanos, excelentes patriotas, tuvieron que exiliarse a causa del terror
dominante en esta nación: novelistas, poetas, pintores, futbolistas, artistas
plásticos, artesanos, periodistas, etc., además de licenciados y doctorados
universitarios (abogados, médicos, arquitectos…).
En lo que respecta a la televisión, a la
radio, a la prensa escrita, a Internet y a otras nuevas tecnologías, están
todos ellos manipulados por los mandatarios cubanos. Para los cubanos, Internet
y todas sus ramas son inasequibles. Un sin número de estas personas no tiene
acceso a estos medios por la pobreza en la que vive.
En Cuba, hay desempleados, operarios, en
todas las labores físicas e intelectuales, con salarios basura, escuelas,
institutos, hospitales… sin el personal necesario, titulado o sin titular, etc.
Es evidente que en este país hay
individuos que no quieren que se hable o se escriba sobre lo que acontece en el
mismo. Sus políticos utilizan la fuerza, nunca el diálogo. Ciertamente, las
palabras siempre tienen poder, quieran o no quieran los que intentan enmudecer
al que habla y al que escribe ya que, si algunos cubanos escuchan esas
palabras, saben que en ellas está la verdad. Y la verdad es que, en Cuba, todo
va muy mal. La crueldad y la intolerancia, la injusticia y la opresión, la
insolidaridad y la falsedad… pululan por doquier.
Desde la revolución castrista, comprendida
entre el 26 de julio de 1953 hasta el 1 de enero de 1959, que derrocó al
gobierno autoritario y represivo de Fulgencio Batista, los cubanos no tienen
libertad para pensar y decir lo que piensan, para hablar, para escribir… Desde
dicho año, hay en esta nación censores y sistemas de vigilancia que coartan a
los habitantes de Cuba para que se conformen con las migajas que los políticos
les dan y para que se conviertan en personas sumisas, moldeables.
Lo que no supieron los cubanos de aquella
época y de años posteriores es que Fidel Castro, militar y abogado, se
convirtió en un dictador más déspota y manipulador que Batista.
En la actualidad, Miguel Díaz-Canel y su
Gobierno continúan las mismas políticas que engendró Fidel y cultivó
posteriormente Raúl Castro hasta que dejó su cargo. Es evidente que, tanto
Fidel como los siguientes gobernantes tienen sus partidarios y sus detractores.
Todos sabemos lo que piensan, hablan y escriben los prosélitos y los
opositores.
Estos dos párrafos corresponden al principio y
al final de la carta que la Dra. Nelva Ismarays Ortega Tamayo dirigió al
“general dictador Raúl Castro”: “Renuncio a continuar trabajando para el
Ministerio de Salud Pública de su régimen tiránico, no me usaran más, en lo más
mínimo, pero nunca dejaré de ejercer mi noble profesión. Continuaré atendiendo
a los activistas golpeados, perseguidos y marginados, seguiré atendiendo a todo
enfermo que solicite mis servicios. Seguiré denunciando las injusticias de su
régimen contra médicos y pacientes. Continuaré sirviendo a mi pueblo y luchando
por su libertad.
Estoy completamente curada del síndrome
que más daño ha hecho a nuestro pueblo: el ¨síndrome de indefensión¨, y estaré
ayudando a otros médicos y trabajadores de la Salud, a liberarse de tan dañina
patología. Su dictadura caerá y los médicos podremos ejercer con dignidad y
libertad nuestra sagrada profesión. Tendremos adecuadas condiciones de trabajo
y salarios decorosos. Nadie nos usará como instrumentos políticos. El pueblo
todo tendrá Salud de excelencia y no tendrá que pagarla con sumisión y miseria.
Los cubanos viviremos en libertad y con prosperidad. Puede estar usted seguro”.
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