sábado, 14 de diciembre de 2019

LA BROMA A LA QUE RESPONDE GRETA


"La siguiente colaboración ha llegado por cortesía de D. Carlos Pérez de Tudela:"

Desde la Puerta del Sol Emilio Álvarez Frías

          Esto del cambio climático, además de ser verdad que no nieva en Madrid como cuando yo tenía quince años, que la distribución del calor y el frío era distinta en cuanto a meses a cómo resulta ahora la cosa, a que teníamos una primavera deliciosa para chicolear y un otoño romántico en el que daba gusto pasear por El Retiro, no es para tomárselo tan a lo bravo como lo hacen los que se consideran obligados a defendernos del CO2 y poner todos los medios adecuados para la que subsistencia en el mundo llamado Tierra perdure unos cuantos siglos más. ¿Razón? Porque no están de acuerdo unos listos en la materia con lo que opinan otros listo de la misma cosa. Además perduran los tontos que se ponen nerviosos y enseguida montan un cirio, y no son pocos los jóvenes que se dejan embaucar por esos y otros tontos y adivinas como Greta. Y entre todos surge un carajal difícil de controlar. España se gasta entre 50 y 70 millones de euros, que son unos cuantos, en montar el espectáculo, aunque dice que entrarán 150 millones aunque no sabemos dónde irán a parar si pensamos en los ERE. ¿Está justificado? Desde luego hay muchos que aseguran que no y ponen datos encima de la mesa que suponemos no tendrán en consideración los de la patulea que se reúne al respecto estos días en nuestra ciudad.

 Si echamos mano de los muchos textos que estos días nos hablan de que el cambio climático es algo que se viene produciendo desde que existe el mundo, en un sentido o en el otro, sin que vaya a desaparecer la vida en la Tierra, quedaremos convencidos de sus lógicas razones. Así, además de los artículos que reproducimos de entre los muchos que se están prodigando al respecto, Manuel Llamas nos comenta en El Debate de Hoy: «Lo que no cuentan Greta Thunberg y sus seguidores, sin embargo, es que ese escenario apocalíptico que dibujan poco o nada tiene que ver con la realidad, tal y como ha sucedido con otras muchas predicciones fallidas lanzadas en las últimas décadas, donde se auguraba desde la llegada de una nueva “Edad de Hielo” hasta el fin de los lagos, los bosques y los casquetes polares para finales del siglo XX. De hecho, la masa forestal ha crecido en el último siglo en los países más ricos, mientras que las muertes asociadas a desastres naturales se han desplomado un 99% a nivel mundial o las emisiones de CO2 por unidad de PIB producida bajan desde 1990, de modo que la creación de riqueza con-lleva un menor impacto ambiental, entre otros muchos ejemplos». Continuando su explicación con que «Aunque lo más relevante es que ni siquiera el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés) se atreve a predecir tan aciago futuro. Por un lado, porque descarta por completo cualquier tipo de extinción o caos planetario y, por otro, porque el daño económico aparejado al calentamiento global es irrisorio, equivalente a una pérdida de entre el 0,2% y el 2% del PIB a la altura de 2070. Así pues, el impacto sería similar al de una recesión, solo que, para entonces, si todo sigue igual, el mundo será mucho más rico que en la actualidad, con lo que el cambio climático no es, ni de lejos, la principal amenaza para nuestro bienestar». Asegurando que «lo trágico es que el Green New Deal que quiere poner en marcha la Comisión Europea para lograr una economía neutra en materia de emisiones para 2050 costará a la UE la friolera de 500.000 millones de euros al año en inversiones, sin contar, además, el encarecimiento de la factura eléctrica o del transporte para el conjunto de la población». Y que «el Acuerdo de París, cuya finalidad última es el abandono de los combustibles fósiles y su sustitución por energías renovables, lastrará el crecimiento económico y elevará la tasa mundial de pobreza en cuatro puntos porcentuales en 2030, condenando a cientos de millones de personas a una vida de miseria, según un reciente estudio, ya que producir bajo un modelo de cero emisiones sale muchísimo más caro y, por ello, resulta inalcanzable para los países pobres y en vías de desarrollo. Tanto es así que otra investigación elaborada para la ONU concluyó que la humanidad viviría mucho mejor bajo un escenario de combustibles fósiles que de bajas emisiones de CO2». Y como esperanza para los deprimidos y garantía para los que tienen confianza en el futuro, nos asegura que «ni el mundo va a desaparecer por el cambio climático ni su impacto económico será tan devastador como algunos quieren hacer creer. Además, puestos a reducir emisiones, cabría preguntar a Greta y sus seguidores por qué EE.UU., habiendo abandonado el Acuerdo de París, lidera la reducción de CO2 en comparación con la verde Europa».
 En resumen, que la cosa cambiará en unas ocasiones respecto a otros momentos, que lo que ocurra en unos tiempos variará de lo que suceda en otros, como viene ocurriendo desde que se produjo el big bang. Únicamente habrá que pensar cómo nos vamos a abrigar en unas ocasiones, cómo nos desnudaremos en otras, qué comeremos en cada momento, de qué forma nos entretendremos, cuáles serán los deportes punteros,… pero el mundo no desaparecerá. Sí desapareceremos nosotros cuando llegue el momento que tenemos fijado cada cual. De lo que debemos ocuparnos los que sabemos que el tránsito de la vida en la tierra a la vida en la eternidad hay que ganárselo.
 P.D.: No viene a cuento con el tema de hoy, pero sentimos cierta curiosidad respecto a por qué los secretarios generales de la UGT y de CCOO visitan a Junqueras en la cárcel. ¿Tiene eso algo que ver con los temas laborales, que es lo que a ellos ha de preocuparles fundamentalmente? ¿Realmente se ocupan mucho de los trabajadores o emplean más el tiempo en los temas políticos de los partidos afines, PSOE y IU? Por lo que dicen, más están a resolver los problemas de Pedro Sánchez que preocuparse en buscar solución a los miles de parados existentes en España por la gestión de los gobiernos del PSOE.
 Hoy estamos probando un «rebotijo de diseño» que nos han recomendado para los momentos duros del cambio climático. No nos han asegurado qué liquido es el más apto para ser bebido por su mediación, pero pensamos que dará igual uno que otro. Por el momento no pensamos utilizarlo, pero lo incluimos en la colección por si acaso algún día resulta útil.


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