"El estado será el primer empleador, consumidor y el primer propietario”
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En una entrevista al diario El Mundo, Jose Borrell reconoce que los diferentes gobiernos no se tomaron
en serio las advertencias de la OMS, ocultando que en realidad esta crisis ha
demostrado la incompetencia de nuestros líderes políticos, que a la sazón
son los responsables de la gestión de lo público.
Precisamente lo
que está demostrando esta crisis es que lo público no ha fallado, sino
que la gestión de lo público es la que ha fallado estrepitosamente.
Ningún sistema a priori puede estar preparado para una pandemia de este tipo,
por cuanto es insostenible que el ciudadano mantenga constantemente abierta una
red sanitaria obredimensionada para atender a hipotéticas pandemias; en este
sentido lo que el pueblo europeo desea es simplemente tener una red sanitaria
suficiente, y tener unos administrados públicos y políticos competentes,
capaces de gestionar situaciones de crisis, y ser eficaces en la coordinación e
implantación de nuevas medidas. Es decir, lo que ha fallado es precisamente la
capacidad de reacción y adaptación de nuestros políticos a nuevos
escenarios … nada nuevo bajo el sol, por cuanto todos sabemos que
nuestros políticos aman las burocracias lentas, y seguras únicamente para pagar
sus sueldos.
Sin embargo
nuestros políticos lejos de entender que su ineficacia ha sido la gran
responsable de todos los males, han decidido seguir profundizando los
caminos del fracaso, así José Borrell afirma en dicha entrevista que el
estado tendrá que ser el mayor empleador, y el mayor propietario, y el mayor
consumidor. Sus declaraciones no tienen desperdicio:
Pondrá de
relieve el papel del Estado, que aparece no sólo como el prestamista de última
instancia; ahora el Estado es el empleador de última instancia, el consumidor
de última instancia, el propietario porque habrá inevitablemente
que capitalizar empresas con nacionalizaciones, aunque sean transitorias,
y el asegurador de última instancia. Aumentará la presencia del Estado. Será de
forma permanente. Tendremos que acostumbrarnos a no considerar como una carga
los sistemas públicos de salud o de seguridad, a no considerarlos como un
problema que hay que reducir, sino como un activo esencial de una sociedad. Se
cuestionarán las políticas de los últimos años de reducción del papel del
Estado, de reducción de los servicios públicos, de reducción de la fiscalidad y
va a poner en relieve la necesidad de reformar desde el mercado laboral hasta
los instrumentos de lucha por las desigualdades porque la crisis ha puesto de
manifiesto la vulnerabilidad de la parte más débil de la sociedad. Habrá que
construir sistemas estables y permanentes. Se volverán a poner sobre la mesa
debates sobre el impuesto sobre el capital, sobre las grandes fortunas, la
fiscalidad como instrumento de construir respuestas sociales, permanentes,
consolidadas, que no dependan de la generosidad de un momento de crisis. Vamos
a hablar mucho de fiscalidad. Espero.
Es decir que la
medicina europea es apostar por la gestión ineficaz de los regímenes
comunistas, tirar por la borda las enseñanzas del siglo XX, que demostró que
los regímenes estatalistas únicamente eran eficaces para repartir pobreza y
miseria. El señor Borrell se equivoca: de nada sirve nacionalizar
empresas, si el poder público no sabe gestionar las necesidades ciudadanas.
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