Franco conoció al detalle la conspiración monárquica
que le quiso derrocar en 1948
El dictador fue informado de
cada reunión y las personas implicadas, desde el duque de Alba o el general
Kindelán a Juan Ignacio Luca de Tena
Uno de los documentos inéditos del
espionaje de Franco al que ha tenido acceso ABC al incipiente Bloque
Antifranquista Monárquico J. FERNÁNDEZ-MIRANDA/J. G. CALERO/E. VILLAREJO Madrid: Guardado en:
El documento
tiene 29 folios y nadie lo ha visto desde que
Francisco Franco lo guardó entre otros papeles clasificados que se había
llevado a su despacho. Forma parte de un conjunto muy relevante de archivos
secretos del espionaje franquista de 1948, y que revelan con todo detalle
las intrigas y conspiraciones que marcaron la incierta situación política. Este
informe revela que en 1948 los monárquicos quisieron aliarse con la oposición
en el exilio «para derrocar a Franco» con una operación muy ambiciosa. Es
secreto, está escrito exclusivamente para el dictador, y nos muestra cómo él
seguía la conspiración paso a paso.
Para entender en toda su
complejidad lo que ocurrió, los lectores tendrán una completa cobertura de los
más importantes documentos, algunos asombrosos, de los que hoy ofrecemos un primer avance.
En 1948 España resiste como
puede el aislamiento internacional, pero los vencedores de la II Guerra Mundial empiezan a ablandarse
por temor a la escalada soviética (Stalin detona en febrero el golpe en Praga).
Franco había aprobado en 1947 la Ley de Sucesión que proclama Reino a España y
le reserva el papel de Jefe de Estado. El documento que hoy desvelamos, escrito
en abril de 1948 en papel timbrado de «Falange Española
Tradicionalista y de las J.O.N.S.», añade en la esquina superior
derecha, en versalitas rojas: «Saludo a Franco ¡Arriba España!».
Primer informe. Los 29 folios
de la máquina de espionaje franquista están llenos de nombres y datos de
reuniones, a veces entre muy pocas personas.
«Don Juan III»
Pero lo más significativo de su
portada es cómo denomina al pretendiente al Trono, hijo del Rey exiliado que
lidera de la conspiración: Don Juan III. Como si reinara. Resulta llamativo. El
documento se titula «Actividades Monárquicas, resumen informativo sobre actividades del titulado “Bloque
Antifranquista” en relación con los partidarios de Don Juan III». Y no tiene
desperdicio.
La conspiración comienza en diciembre de 1947 con dos hombres de Indalecio
Prieto en el lado portugués de la Raya. Acaban de reunirse allí para visitar a
miembros de la «Junta de S.M.» con el encargo de «preparar un levantamiento con
ayuda de las izquierdas». Franco subraya con lápiz rojo las cosas importantes
que le dicen sus espías. Pero aquí también escribe al margen: ¡Ojo!
Los dos activistas son Antonio
Urbina Zuazagoitia, un miembro del Gabinete socialista en el exilio y Carles
Balaguer Esquirol, un antiguo miembro de las milicias pirenaicas. Ambos se
convertirán durante ese año en los principales enlaces entre Estoril,
residencia de Don Juan, y París, sede del gobierno en el exilio. En Portugal se
reúnen con los duques de Alba y de Sotomayor y los generales Aranda y Kindelán
y estudian la «formación de un Bloque Nacional
Antifranquista para el derrocamiento de Franco
mediante una coalición de todos los grupos», según consignan los espías en el
documento. Añaden que los planes son conocidos por miembros del consejo
privado: José María Gil Robles, Pedro Sainz Rodríguez y Julio López Oliván.
La idea de una alianza con la
izquierda quiebra la unidad entre los monárquicos
Pero la idea de una alianza con la izquierda para derrocar a Franco quiebra la unidad
entre los monárquicos, que temen verse utilizados. El duque de Sotomayor y
Kindelán se resisten, pero acabarán cediendo. No así los tradicionalistas del
conde de Rodezno, que no cambia ni ante la oferta de cargos. Ni unos ni otros
imaginan lo atentamente que el dictador sigue sus pasos. Conoce cada detalle
del contenido de sus reuniones importantes. En enero de 1948 se celebran en Barcelona, Madrid y San Sebastián
y en ellas la alianza cobra forma.
Es una conspiración en toda
regla. Crean distintos órganos, en Barcelona (por la cercanía de la frontera) y
Madrid, pero también un Comité Ejecutivo Aliado, formado por cuatro personas,
que dirige los movimientos. Y deciden crear (Franco subraya intensamente esta
parte) una junta militar para infiltrarse y controlar las fuerzas armadas. Hay
otro asunto que irrita sobremanera al dictador: le cuentan que los
conspiradores han ido a Marruecos para ganarse las voluntades de los notables en
África, entre ellos al Bajá Sid-el-Melali, que les apoyará.
La actividad es frenética. Hay reuniones en Londres, en Marzo y abril, Piden al Foreign
Office que presione en Madrid para que Franco acepte la iniciativa política de
Don Juan. Incluso indican al ministro Bevin que invite a algún representante
del dictador para explicarle la situación. Franco pone a esto tres admiraciones
rojas de grosor extremo.
Extracto de uno de los documentos subrayado en rojo por Franco
La
conspiración progresa. Los espías advierten de que
Prieto presiona a cierto grupo militar para que se una a una «campaña
derrotista contra el actual Gobierno». Pero cuentan que al mismo tiempo Don
Juan abre una vía amistosa, para establecer una delegación en Madrid y hablar
con Franco «sobre asuntos de interés», para «llegar a un acuerdo en lo
posible».
En esa negociación interviene
la plana mayor, desde el duque de Alba, Kindelán y
Rocha hasta Juan Ignacio Luca de Tena o el duque de Sotomayor.
Quieren entregar un documento al ministro de Exteriores, Martín Artajo (al que
Foxá llamó «prior» del «Monasterio de Exteriores»). Confían en que Franco lo
vea con buenos ojos «por entender que puede ser una salvaguardia de los
intereses españoles frente a la codicia de los gobiernos exiliados patrocinados
por Rusia».
Se aceleran los acuerdos
El duque de Alba recibe en
abril noticias del desarrollo de los movimientos antifranquistas. Urbina
Zuazagoitia quiere invitar al bloque monárquico del interior a los acuerdos que
ultiman en Londres Prieto, la CEDA, monárquicos e izquierdistas del entorno de
Don Juan. El duque está de acuerdo y el 17 de abril logra el primer pacto con
los tradicionalistas del interior: Zunzunegui, Olazábal, Zumalacarregui y
Arvizu lo suscriben con Kindelán, Luca de Tena, Espinosa de los Monteros y él
mismo.
Don Juan de Borbón y Francisco
Franco, en su reunión en el yate Azor el 25 de agosto de 1948.
Ese acuerdo acelera el resto de
asuntos. Antes de acabar abril está nombrada la junta militar, los mandos
políticos y se proyecta una escuela para futuros políticos. Los socialistas la
desean en Barcelona, pero Don Juan lo prohíbe y pide que se haga en Portugal,
bajo supervisión de uno de sus fieles, el diplomático López Oliván.
El 27 de abril está ya todo
firmado.
La oposición se ha organizado a
conciencia. Pero siguen intervenidos. Desde nuevas posiciones, en los
siguientes meses los adversarios comienzan a jugar su arriesgada partida de
ajedrez. Los espías seguirán escuchando atentamente. Habrá de todo. Aún nadie
sospecha que en noviembre Don Juan Carlos, con solo 11 años, viajará a España.
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