"Su nucleo germinal fue la Liga Socialista de Jorge Rodriguez padre..."
“A la derecha le gusta decir que esto es comunismo o socialismo, para que cuando la tragedia concluya comunismos y socialismos queden desacreditados. Este cronista lo definió como fascismo, porque lo fue en su fase inicial, cuando Chávez y sus militares contaban para algo”, escribe Rafael Poleo en un artículo reciente.
Rafael Poleo se autodefine como izquierdista por lo que le es lícito
imputarle a los demás lo que ellos hacen que, como el antifascismo, es un sello
distintivo de la izquierda. En efecto, esta es la imagen perfecta del mundo al
revés, pues lo que pretenden es que “cuando la tragedia concluya comunismos y
socialismos (no) queden desacreditados”.
Un inconveniente para Rafael Poleo y quienes lo siguen con tanto
entusiasmo es que el Partido Socialista Unido de Venezuela fue fundado por
Chávez, no por “la derecha”, siguiendo el modelo del Partido Socialista
Unificado de Alemania (PSUA) como más adecuado a una situación de ocupación
militar soviética, incluyendo partidos de oposición funcionales.
Su núcleo germinal fue la Liga Socialista de Jorge Rodríguez padre,
otro adeco tardíamente devenido en izquierdista con fe de converso que, como
ocurre en estos casos, suelen ser más fanáticos que los creyentes originarios.
La presidente de la llamada Asamblea Constituyente Comunal es su hija
Delcy que junto al hermano homónimo ejercen una vocería estelar en el diálogo y
cuanto evento público haga el buró militar en la sombra que tiene el timón de
esta nave, bajo firme tutela del gran hermano Castro, de quien no puede decirse
que sea “fascista” sin forzar irracionalmente los hechos, aunque no falte quien
lo haya hecho.
Un ejemplo es Alan Gross, trabajador social judío americano quien pasó
cinco años como rehén hasta ser utilizado en la simulación de un canje, durante
el proceso de normalización de Obama, para liberar a tres verdaderos espías
condenados en EEUU, define al régimen diciendo: “Es un sistema fascista,
corrupto… ni siquiera se trata de un sistema”. De no hacerlo así quizás hubiera
perdido la simpatía de la comunidad judía que paradójicamente apoyaba la
candidatura de Hilary Clinton.
El profesor Francisco González Cruz, rector de una universidad del
Estado Trujillo, ex candidato de la MUD, denuncia la fraudulenta convocatoria a
“una Asamblea Constituyente claramente fascista”, lo que ya es significativo
aún sin que lo citara Allan Brewer Carías. Aunque nadie pueda atribuirle a
Mussolini Asamblea semejante o ignorar que “comuna”, usada en Venezuela como
eufemismo, es la raíz etimológica de “comunismo”.
Sus colegas profesores de Derecho Constitucional de la Facultad de
Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Central de Venezuela
suscribieron un comunicado en que se lee: “3. La consulta propuesta en el
Decreto es fraude constitucional. Su pretensión es imponer unas bases de
convocatoria propias de Regímenes Totalitarios de tipo fascista”.
A la Universidad Simón Bolívar el CNU le impone como Vicerrector
Académico un oficial sedicente doctor en Ciencias y Artes Militares egresado de
la Universidad Militar Bolivariana especialista en Defensa Integral en el área
de Seguridad de Nación y algunos miembros de la comunidad denuncian esta
“agresión fascista” contra su Institución.
El laureado poeta Rafael Cadenas predica en el exterior que “el régimen
de Nicolás Maduro sí se parece a un régimen fascista (…) más que a Marx, sigue
a Maquiavelo”. Las acciones de las FFAA, policías y colectivos son “violencia
fascista” y así ad nauseam; lo que obliga a una reflexión que trate
de comprender cómo es esto posible en personas supuestamente ubicadas en la
oposición a la que el régimen no se cansa de calificar a su vez de “fascistas”.
“Todas las cosas han sido ya dichas; pero como nadie escucha, es
preciso comenzar de nuevo” dice el epígrafe de Rafael Poleo, citando a André
Guide; lo que autoriza a repetir, sin pecar, lo dicho ya tantas veces.
La oposición es tan izquierdista como el gobierno, son parte del
régimen, comparten los mismos clichés, lenguaje y enemigos imaginarios: la
derecha, el capitalismo, el liberalismo; dicen defender lo mismo: al pueblo,
los más vulnerables, excluidos, en lugar de los obreros y campesinos de antaño.
En este contexto cultural el anticomunismo es completamente
inaceptable, equivalente a pasarse al enemigo utilizando el lenguaje de
la odiada “derecha” o cuando menos causa una insoportable incomodidad, sobre
todo entre los comunistas genéticos.
Por ejemplo, el jefe de fracción parlamentaria de la MUD, Stalin
González, su secretario general Chúo Torrealba, el tan mediático Miguel
Pizarro, de quien se dice que sus padres serían comunistas chilenos no en las
noticias parlamentarias sino por Al Jazeera, en un ambiente así no es posible
ser anticomunista.
En cambio, los comunistas del gobierno acusan a los de la oposición de
fascista y éstos les retrucan con lo mismo, creando un ambiente alucinatorio,
propio de ciertas psicopatías que alteran el juicio crítico y la relación con
la realidad, produciendo ideas y construcciones delirantes.
Ahora bien, ¿por qué esto es importante? Decía el profesor Manuel
Rodríguez Mena que el problema de la oposición es que se la pasa “toreando el
toro que no es”. ¿Realmente hay que identificar al enemigo para poder
derrotarlo? Lo cierto es que la confusión no ayuda y el diversionismo ideológico
es una táctica con que los comunistas han tomado el poder en occidente,
encubriendo siempre que lo son hasta que ya no hay remedio, como en Cuba,
Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Colombia e intentan hacerlo en España.
En el mundo real, la creación de frentes antifascistas fue la política
con que Stalin sustituyó al Komintern, la Tercera Internacional Comunista,
cuando decidió eliminarla en función de la defensa de Rusia, la Gran Patria
Socialista, difiriendo la revolución proletaria en los países capitalistas,
entonces aliados contra el EJE.
El EJE fue derrotado; pero los frentes antifascistas han experimentado
una rara mutación que los hace sobrevivir a las razones por las que fueron
creados.
Ahora son el brand name de la izquierda global, cuando
no su delirio.
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