viernes, 2 de junio de 2017

CUBA: ¿SIN NOVEDAD EN EL FRENTE?

'... estos represores de "cuello blanco" esos dóciles funcionarios...'             

LATINEWS/FHRC

           La elite de poder cubana continúa azuzando el odio irresponsable contra los que osan desafiarla aunque sea de manera no violenta. El régimen ordenó embadurnar con asfalto (“chapapote”)  la sede de las Damas de Blanco en La Habana, en la que reside su líder, Berta Soler, para  humillar a la valerosa organización femenina.  La casa de Zaqueo Báez, coordinador de UNPACU en La Habana, fue apedreada de madrugada causando daños al techo. Raúl Castro se cree tan impune como Hitler cuando disponía que sus camisas pardas marcaran las casas de los judíos para humillarlos y anunciar que cualquiera podría hacer con ellos lo que desease.

Curiosamente, el general  dijo,  en un mensaje enviado al monopolio estatal de  radio y TV del país (ICRT), que los medios informativos y culturales del “enemigo” son ahora más “sofisticados”.  Traducción: el régimen no puede desinformar al pueblo tan fácilmente como antes, ni ocultar los atropellos que comete.


Ejemplo de lo que preocupa al general es la denuncia cada vez más eficaz de sus esbirros de diferentes modalidades. Los represores castristas de “cuello blanco” –esos dóciles funcionarios de instituciones y organizaciones culturales, académicas, administrativas y que no visten uniforme cuando acosan y castigan a ciudadanos–,  nunca se imaginaron que la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC) recopilaría sus fotos y, con nombre y apellidos, las circularía en Internet y compartiría con instituciones y medios de prensa fuera de Cuba.

La posibilidad de que estos represores de “cuello blanco” sigan siendo invitados  a congresos y becas en el exterior será cada vez menor cuando fuera de la isla se sepa que detrás de las sonrisas y chistes de un “simpático cubano” se oculta un inescrupuloso oportunista dispuesto a destruir sueños y vidas a cambio de viajecitos y otras prebendas.

Pero mientras el general Castro se preocupa  del debilitamiento de su aparato de control, en materia social y económica se agudiza la crisis cubana al agravarse la de Venezuela. En las calles aumenta el número de mendigos –que el “apagón estadístico sobre pobreza” no refleja–,  mientras que una entidad española reveló que en Cuba se pierde el 57% de los alimentos antes de llegar al consumidor. Para el general Raúl Castro la respuesta no es ensayar una nueva política económica sino impartir orientaciones a los “represores de exportación” cubanos ubicados en Venezuela para que no permitan a ningún costo la caída de esa narco colonia de La Habana.

Pero, sin duda, siempre hay quien prefiere seguir aceptando la tesis castrista de que la culpa de todas las desgracias que ocurren al pueblo cubano la tiene la política de Estados Unidos. Un grupo de congresistas impulsa en Washington varios proyectos de ley  que solo podrán inflar las arcas de los militares que controlan la economía cubana, comprometer a los contribuyentes estadounidenses a saldar los futuros impagos de La Habana y llevar al régimen a reducir el  mínimo espacio que le ha dado a los negocios privados. No es nada nuevo. Ya lo han intentado muchas veces antes. Veremos si esta vez lo logran, irónicamente, bajo la nueva Administración y Congreso republicanos.  Para ellos no hay novedad en el frente. Y lo peor no es que ellos estén confundidos, sino que sus acciones alientan al general Raúl Castro.

      
      

              

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