
EL DESHIELO DESTIÑIÓ LA COFRADÍA.
Dr. Santiago Cárdenas.
Desde mi palco de la Sección 218 del anfiteatro
del Bank United Center saludé al Rector, ese infatigable trabajador de la Viña
del Señor que cada 8 de septiembre organiza la misa más emblemática del exilio y del archipiélago. La
hiperdulía mariana todavía viable, a Dios gracias, y en la primera página del Herald, aunque
peinando canas y con muchos claros y alopecias en las graderías.
Por segundo año consecutivo después del
"cuadre" Jaime–castro nuestra grande celebración viene a menos, –no
en el culto devocional a la Madre siempre bello, inigualable–, sino en sus
connotaciones patrióticas que eran el complemento habitual y
"natural" de un exilio, que precisamente por eso era exilio. Hablo en
pasado. Los nombres de Payá, Cepero, el padre Santana, Loredo, que antes
levantaban a multitudes de los asientos; así como las reiteradas alusiones a la democracia, los
derechos humanos, el presidio, los presos, la política , la libertad y un largo
etc. –que todos conocemos requetebién , han sido expurgados a la chita callando
del léxico devocional y de la liturgia septembrina. Vaya que vaya..; la
cofradía destiñéndose en el deshielo. ¿Quién lo iba a decir?