Por Ángel Cuadra.
Desde el comienzo
de la República hasta 1959, los cubanos si por algo eran algunos conocidos en
el mundo, lo eran por su música, por ejemplo, o por sus deportistas, o por
algunos de sus escritores; pero no existía una calificación específica que
tipificara un sector determinado del pueblo que una vez instaurada la dictadura
internacionalmente constituyera una calificación simbólica. Una vez instaurada
la dictadura castro comunista del 59 en adelante se produjo en Cuba un éxodo
descomunal por motivos políticos y sociales que, en relación con el número de
sus habitantes, no tiene paralelo en la historia política de Hispanoamérica.
El cubano de
"antes" –llamémoslo así– no emigraba, no se iba a vivir fuera, de
manera permanente, Lo que, en todo caso, se trataba de un número pequeño y
siempre con la perspectiva de regresar a residir o visitar cuando quisiera a su
país. Y esto era un derecho constitucionalmente establecido, luego, no tenía
que requerir visa ni permiso de entrada en la Isla.
Con la imposición
de la dictadura castro comunista, con la pérdida de la libertad; se acabó uno
de los derechos humanos más significativos: la libertad de movimiento, esto es
el "derecho a salir de cualquier parís... y regresar a su país", como
establece el Art.13 de la Declaración Universal de Derechos.
A falta de ese
derecho, el cubano, durante más de cinco décadas ha intentado las más
peligrosas –y audaces– formas de escapar del país en busca de la libertad, y
sumado eso a la falta de una vida mejor, que ha desarrollado la reducida y
esclavizante economía estatalmente controlada, durante estas cinco décadas.
Como Cuba es una
isla, la forma de escapar más utilizada era la riesgosa travesía en balsa.
Miles murieron en el cementerio marino que es el estrecho de la Florida. La
figura del "balsero" llegó a tipificar a ese cubano que en endebles
balsas confeccionadas a mano, se han lanzado al mar en la dramática disyuntiva
de libertad o muerte. Y agreguemos que durante esas décadas, la fuga era para
siempre. Y el mundo no entendía o, en indolente complicidad, no quería entender
que, más allá de la propagada mentirosa y hasta cínica del gobierno castro comunista,
algo o mucho de malo había en ese sistema sociopolítico, que tantos miles de
cubanos se jugaban la dramática carta de libertad o muerte.
Aunque en años
recientes, aún con ligeras aperturas a las que se vio forzada el gobierno de
Cuba, el éxodo político, social, económico (todo mezclado), ha continuado,
después de diciembre del 2014, con el restablecimiento de relaciones
diplomáticas Cuba/USA se ha presentado una nueva y peculiar situación
migratoria –mejor diríamos escapatoria– en los cubanos, y de esta situación la
mirada internacional sí ha tenido que fijarse en los hechos. Se calcula que
cerca de sesenta mil cubanos, han intentado en increíbles caravanas a través de
Centroamérica, llegar a la frontera de México con Estados Unidos, para ingresar
en este país, acogiéndose a la llamada Ley de Ajuste Cubano. Una gran crisis
migratoria se creó en la región, de la que el mundo ha sido testigo. Es de
sobra conocida la solución parcial que los países de Centroamérica tuvieron que
adoptar. Pero eso no termino con el flujo migratorio de miles de cubanos que
atravesando selvas. Zonas peligrosas, atacados por fieras. Intrincados y
desconocidos territorios, asaltos y estafas de los llamados coyotes (guías casi
siempre bandidos), y tantos peligros de muerte al paso durante semanas, por
esos infernales lugares, han continuado en pos del logro de su objetivo.
A centenares, o
miles de esos cubanos a escape, ya cerrados los caminos de la negociación para
facilitarles el paso por las fronteras de aquellos países, los gobiernos de
esos países les -van presentando la disyuntiva terrible de ser repatriados para
Cuba o dejarlos seguir a sus expensas, sin protección ni garantía, ni ayuda
alguna, en el largo peregrinaje a través de la selva, hasta la lejana frontera
donde esperan encontrar la libertad y los medios de vida y apertura al futuro
de una vida mejor, que con su riesgo del terrible viaje, sueñan alcanzar y que
no esperaban, ni esperan encontrar en su país, bajo el sistema castro
comunista, ni aún tras las negociaciones diplomáticas y supuestamente
económicas como resultante.
¿Y a la ceguera o
indolencia del mundo la respuesta de estos miles de cubanos en este peregrinaje
dantesco, no les hace meditar sobre el engaño, ineficiencia y maldad de esa
cruel y totalitaria dictadura, hecha ya dinastía, que a tantos miles de
cubanos, al cabo de casi sesenta años de existencia, todavía loa ha situado
ante la pavorosa disyuntiva de ser deportados a Cuba o internarse a todo riesgo
en la selva?
Y gran parte de
ellos están apoyando el camino de la selva.
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