El Enuentro Nacional Cubano, realizado en
Puerto Rico, fue un homenaje y un canto de solidaridad con el nuevo sacrificio
de Guillermo Fariñas en su huelga de hambre y sed, denunciando el incremento de
la represión y las violaciones de los derechos humanos y los derechos
económicos en Cuba. En honor de Fariñas se declaró el día 14 de Agosto “DIA DE
LA NOVIOLENCIA EN CUBA”. Un gran estandarte con su figura decoraba lateralmente
la tribuna; su sobrina Alicia Fariñas, abnegada e incansable activista
opositora, fue la abanderada del Encuentro. Paco Talavera, ex guerrillero del
Escambray, representó a FANTU en nombre
del exilio, interviniendo cautelosamente
cada vez que algo parecía descarrilar el
mensaje de unidad y confrontación del evento.
El objetivo preliminar, plenamente logrado, era reunir la mayor cantidad y calidad de organizaciones opositoras y de observadores internacionales. Reunidos para definir cómo queremos que sea La Nueva República de Cuba y cómo construir un modelo capaz de trabajar eficientemente para lograrlo. El ¿Qué? y el ¿Cómo? quedaron plenamente establecidos después tres días de agrias, arduas y tediosas sesiones que caracterizan a todos los procesos parlamentarios. Por ejemplo, Antúnez malinterpretó completamente la negación de Roberto Ruiz, miembro de Cultivo una Rosa Blanca, de poner en una declaración el nombre propio del tirano; entonces desató una feroz y apasionada, pero injusta, crítica contra Roberto. Abandonó La Asamblea, pero minutos después regresó y demostró su grandeza de espíritu al reconocer su error y pedirle perdón a todos los delegados presentes por su exabrupto. También elevó el nivel de la conciencia asamblearia con su intervención a favor de los presos políticos, especialmente a los que cumplen largas y cruentas condenas por haber luchado con las armas en la mano o violentamente contra el Régimen, presos políticos que no son reconocidos por algunos opositores. Se nombraron varios casos, especialmente el de Armando Sosa Fortuny que lleva más de 33 años cumplidos sumando sus dos condenas.
El objetivo preliminar, plenamente logrado, era reunir la mayor cantidad y calidad de organizaciones opositoras y de observadores internacionales. Reunidos para definir cómo queremos que sea La Nueva República de Cuba y cómo construir un modelo capaz de trabajar eficientemente para lograrlo. El ¿Qué? y el ¿Cómo? quedaron plenamente establecidos después tres días de agrias, arduas y tediosas sesiones que caracterizan a todos los procesos parlamentarios. Por ejemplo, Antúnez malinterpretó completamente la negación de Roberto Ruiz, miembro de Cultivo una Rosa Blanca, de poner en una declaración el nombre propio del tirano; entonces desató una feroz y apasionada, pero injusta, crítica contra Roberto. Abandonó La Asamblea, pero minutos después regresó y demostró su grandeza de espíritu al reconocer su error y pedirle perdón a todos los delegados presentes por su exabrupto. También elevó el nivel de la conciencia asamblearia con su intervención a favor de los presos políticos, especialmente a los que cumplen largas y cruentas condenas por haber luchado con las armas en la mano o violentamente contra el Régimen, presos políticos que no son reconocidos por algunos opositores. Se nombraron varios casos, especialmente el de Armando Sosa Fortuny que lleva más de 33 años cumplidos sumando sus dos condenas.
La propuesta de Israel Abreu, patriota
ejemplar, fue contra la corrupción en general y en las elecciones en
particular. Pese a la aprobación general, al plantear usar únicamente fondos
públicos para financiarlas, esto
constituía un tema específico correspondiente a ser decidido por un parlamento
con capacidad legislativa, como señaló apropiadamente Vladimiro Roca. Pero la lucha
contra la corrupción quedó como meta de La Nueva República de Cuba. El
legendario profesor Félix Bonne Carcasés señaló el colapso progresivo e indetenible del
sistema y la necesidad de organizarnos para enfrentarlo con éxito. Surgió El Congreso del Encuentro Nacional Cubano como
organismo rector deliberativo y La Mesa de Coordinación con carácter ejecutivo.
Un protogobierno integrado por patriotas de ambas orillas.
Se
escogieron los jefes de las comisiones de trabajo entre los cuales están Ana
Carbonell, Mario Félix Lleonart, Rosa María Payá, Ramón Saúl Sánchez, Eliecer Ávila
etc. Cada comisión escogió a la persona perfecta disponible para llevar
adelante la obra. Aquí comenzó a respirarse un aire de satisfacción y
finalmente se logró el documento consensual sobre La Nueva República de Cuba. La
magia fraternal del Encuentro rompió todas las barreras, fue indescriptible. El
nuevo ser vió la luz. Nació otra esperanza.
Las intervenciones más elocuentes, entre muchas
propuestas acertadas, fueron las del invidente Juan Carlos González Leyva, Rosa
María Payá, Silvia Iriondo, Ramón Saúl Sánchez, René Gómez Manzano, Omar López Montenegro, Mario
Félix Lleonart y Ana Carbonell. Pero debemos hacer dos menciones especiales: la
actuación del experto parlamentario que hizo cumplir a cabalidad las reglas de
Robert que regulan las actividades parlamentarias; y la serenidad, devoción y
eficiencia, de la secretaria de actas María Weslau. Dos balsas inmersas en un tsunami.
Un merecido reconocimiento a los gestores iniciales del proyecto Kemel Hamis y
Gerardo Morera; y muy en especial al líder y moderador del Encuentro Guillermo Toledo.
Gracias a ellos se está realizando el anhelado sueño de la unidad. Los Cubanos
Unidos de Puerto Rico, con el liderazgo y el sacrificio económico de seis
dígitos, de Jerónimo y Severino, echaron pie en tierra para hacerlo realidad. ¡Gracias!
Lo más bello del evento fue la presencia notable
de una juventud que posee el ideal, las convicciones y las cualidades indiscutibles
para continuar exitosamente nuestra confrontación libertaria. Le damos la
bienvenida a la generación de relevo. Ustedes son el futuro presente. La antorcha
de la libertad está en sus manos.
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