"El apóstol, contrario a lo que afirma el castrismo, no podía inspirar un régimen absolutista como el que actualmente existe en Cuba..."
José Martí, se puede afirmar sin dudas
de ninguna especie, es el mayor reservorio de los valores más
trascendentes de la nación cubana, a la vez, el prócer de la independencia
de Las Américas que mas trabajó a favor de que el
ciudadano, fuera respetado y valorado como merecía.
Sus ideas y actos no demeritan la vida
militar ni la violencia implícita en la guerra, pero si entendía que los
guerreros tenían que estar supeditados al poder civil como ejemplifica
cuando le escribió al insigne generalísimo Máximo Gómez que la “República no se
gobierna como un cuartel”, y al calificar el conflicto por la
independencia nacional cubana como “la guerra necesaria”, rechazando con esa
frase las acciones militares que no estuvieran debidamente
justificadas.
Martí fue el primer dirigente civil en
relacionarse de igual a igual con los militares, muchos de los cuales tenían
una visión de la guerra por la independencia muy opuesta a la que él
proclamaba. Eran hombre de larga experiencia en combate, con una historia de
sacrificios y entrega a la causa que el Apóstol no poseía.
El apóstol, contrario a lo que afirma el
castrismo, no podía inspirar un régimen absolutista como el que actualmente
existe en Cuba, el mejor ejemplo de un país convertido en campamento militar,
siempre dispuesto a la violencia extrema, tanto contra sus ciudadanos como
hacia naciones extranjeras.
La vida y obra de José Martí es
contraria por principios y valores a lo que implica el totalitarismo. Fue un
hombre libre en todo lo que envuelve el concepto. Respetó la libertad de sus
semejantes. No era sectario, tampoco intolerante, creía firmemente en el amor
como el principal impulsor para alcanzar el bienestar, un sentimiento que
afirmó cuando escribió, “La única fuerza y la única
verdad que hay en esta vida es el amor. El patriotismo no es más que amor, la
amistad no es más que amor” y Castro y sus acólitos son promotores del odio y
la venganza como lo han demostrado con el régimen que construyeron.
La afirmación castrista de que Martí fue
el autor intelectual del ataque al Cuartel Moncada es una aberración y es
nuestro deber con el futuro de la Nación demostrar las veces que sean
necesarias que el pensamiento martiano no podía ser sostén teórico ni moral del
crimen que significa un régimen totalitario.
Su capacidad para comprender el entorno
en el que le toco vivir, su habilidad y paciencia para coordinar los diferentes
factores que concurrieron en nuestra gesta independentista, su coraje para participar
en la Confrontación armada junto a hombres como el generalísimo Máximo Gómez y
Antonio Maceo se complementaban con el talento
organizativo que mostró durante su gestión patriótica.
Arribamos a los 166 años de su memoria,
de su ejemplo, y para muchos cubanos ha sido la pauta de vida en esta larga
lucha contra el totalitarismo castrista. Las huellas del Maestro están en todos
los que lucha por la libertad y la democracia.
Su perseverancia, su tozudez patriótica
manifestada con particular vehemencia después del fracaso de La
Fernandina, muestran un hombre que no se daba por vencido nunca y que
asumía sus compromisos con independencia de cuales fueran a ser los resultados,
una conducta que muchos honran en el presente.
Los que continúan enfrentando un régimen
corrupto y abusivo, 60 años de crímenes y atropellos, son fieles
seguidores del Apóstol, pero también de las obra de vida de los patricios de la
Guerra de los 30 años por la independencia en la que
deslumbran muchos mambises.
Los hombres y mujeres que al interior de
Cuba no cesan en su empeño de terminar con el castrismo al igual que aquellos
que en el extranjero siguen cumpliendo con su deber representan
la certeza de que Cuba será libre y que José Martí será
reivindicado de la mentira castrista de que él fue el autor
intelectual de la horrenda desgracia en que está sumergido nuestro país.
Hay que seguir trabajando duro, subir
las cuestas que sean necesarias y andar en los desiertos que se presenten.
Reafirmemos el compromiso que honran eternamente los muertos y los presos, no
debe haber descanso hasta que la tiranía termine.
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