"Creo que su ejemplo no es elegante y además es injusto, don Sindulfo. Estos aspirantes no se aprovechan de la "incumbente"..."
Don Sindulfo llegó al Restaurant y Panadería Roma, donde había sido citado
por el señor director, para despachar los asuntos del periódico. Don Sindulfo
mostraba curiosidad en su rostro, pues no era el sitio donde el señor director
lo citaba habitualmente; lo que le pareció extraño y puso a correr su
imaginación, preguntándose el motivo de la escogencia del lugar.
Mientras aseguraba su bicicleta a una de las columnas del edificio, don
Sindulfo especulaba mentalmente tratando
de descubrir la causa por la que el señor director había escogido el lugar de
encuentro. Recién acababa de asegurar su bicicleta cuando vio llegar al señor
director.
– ¡Señor director! –Exclamó don
Sindulfo– deduzco que aquí la comida es más barata y usted ha decidido invitarme a un almuerzo…
–No sea usted irónico, don
Sindulfo. Quien le escuche asumirá una idea equivocada de mí. Y no entenderá su
broma, pero le aseguro que aquí se come muy bien. Mi selección no está
vinculada al precio, sino a la calidad…