LA REALIDAD ES QUE CUBA NO ES RELEVANTE SI LOS CASTRO ESTAN O NO FRENTE AL GOBIERNO...
Por Pedro Corzo.
Aquellos que por complicidad o ingenuidad
niegan que la dictadura de los Castro esté en disposición y capacidad de
espiar, estarán sorprendidos por la reciente información de que
descubrieron en España una red de espionaje al servicio de la dictadura
insular.
Esto no es nuevo. En 2016, en
España, sin remontarnos a un pasado más lejano, otro cubano fue denunciado por
pasar informes de inteligencia a oficiales cubanos del ramo, radicados en el
consulado de la Isla en Barcelona, lo que ratifica que los diplomáticos cubanos
también espían.
El gobierno de La Habana espía todo
y a todos. No importa si son amigos, enemigos o simples compañeros
de viaje. Sus espías en Venezuela y Nicaragua tienen informado a sus jefes en
la Isla de las cosas más insignificantes, incluyendo la vida privada de los
funcionarios más encumbrados. El chantaje para los castristas, afirma el
escritor José Antonio Albertini, es una herramienta que usan para
controlar a toda persona de su interés.
La realidad es que en Cuba no es
relevante si los Castro están o no al frente del gobierno, la esencia de ese
régimen, el ADN de esa dictadura si tal cosa existiera, esta signado
por la injerencia en los asuntos de los otros y la agresividad como condición
fundamental para la sobrevivencia. Ellos tienen la certeza que dar el primer
golpe les asegura, al menos, la sobrevivencia.
El gobierno cubano ejerce el
espionaje por varios motivos. Entre ellos, conocer las
debilidades de amigos y enemigos, usar para su beneficio los
espacios operacionales que le confieren las sociedades democráticas en las que
operan, estar al corriente de las actividades de los exiliados y por
supuesto, negociar la información que puedan obtener, con
el fin de destruir a todos los que no se identifiquen como sus amigos
incondicionales.
En la actualidad el exilio
nicaragüense y venezolano, también lo fue el boliviano, es objeto de atención
de los agentes de la inteligencia castrista, tal y como hacen con el cubano. El
régimen insular busca la forma de saber todo lo concerniente a los exiliados y
si le fuera conveniente montar una provocación que en alguna medida les
beneficie. En este momento España es particularmente importante para Nicolás
Maduro, en consecuencia, no es de dudar que el espionaje cubano esté trabajando
a su favor, aunque no de gratis.
El régimen de La Habana ha acumulado
mucha experiencia en estos menesteres. Aun antes del triunfo de la
insurrección, enero de 1959, había creado una red de inteligencia que creció y
especializó desde la llegada al poder. Simultáneamente constituyeron
grupos de influencia en todo el mundo, particularmente en Estados Unidos, para
ayudar al progreso de sus propósitos, incluidos los subversivos.
Cometen un grave error aquellos
gobiernos o dirigentes públicos que por simpatías o compromisos ideológicos
relajan sus controles de contrainteligencia con La Habana. Los
agentes insulares siempre van a estar en función de su gobierno y no alteran
sus objetivos.
Por otra parte como se ha repetido
infinidad de veces el cuerpo diplomático cubano es parte esencial de
los servicios de inteligencia de la isla. Recordemos que en un período de
15 años, 1983-1998, 15 miembros de la misión cubana ante Naciones Unidas fueron
expulsados por actividades de espionaje, entre ellos tres que operaban en el
marco de la tristemente famosa Red Avispa, capturada en 1998, responsable de la
muerte de cuatro personas.
Otra información importante, beneficiosa
para esos que no gustan mirar al pasado y dudan de las intenciones de la
dictadura, es el caso de Manuel Hevia Cosculluela, quién
publicó en Cuba en los 70 el libro Pasaporte 11333, donde confiesa
haberse infiltrado en la CIA y haber operado junto al agente estadounidense Dan
Mitrione en Uruguay, asesinado por los Tupamaros, un grupo terrorista uruguayo
que contó con el pleno respaldo de los Castro.
Por último, aquel decir de Ernesto Guevara en la
Asamblea General de Naciones Unidas en 1964, de que “Fusilamientos,
sí. Hemos fusilado. Fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea
necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte”, es válida
para ilustrar el compromiso con el espionaje. “El castrismo seguirá
espiando y desestabilizando. Su lucha es a muerte”.
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