sábado, 10 de marzo de 2018

"10 DE MARZO DE 1952" ESTE DIA EN LA HISTORIA CUBANA


"La facilidad con que Batista se hizo cargo puso de relieve la debilidad de las instituciones políticas de Cuba..."

Por Jaime Suchlicki

Convencido de que no podía ganar las elecciones programadas para junio de 1952, Fulgencio Batista derrocó al régimen del presidente Carlos Prío en un golpe de estado sangriento y magistralmente ejecutado el 10 de marzo. El golpe dependía casi por completo del respaldo del ejército y atrapó a la población cubana, como así como a
Prío y sus seguidores, por sorpresa. Batista consolidó rápidamente su posición al reemplazar a los oficiales del ejército disidentes con sus propios hombres leales, exiliando o arrestando a los principales partidarios de Prio, y tomando control temporal sobre los medios de comunicación. Prío buscó asilo en la embajada de México y más tarde se fue del país.
        Batista justificó su movimiento al afirmar que Prío tenía la intención de perpetuar su propio gobierno y que la tendencia hacia la violencia evidente en el país requería la orden o la autoridad que solo él podía proporcionar. Sin embargo, otras razones tal vez explican mejor sus acciones. Batista estaba rodeado por un pequeño e íntimo grupo de políticos ambiciosos e inescrupulosos que habían sido excluidos del proceso político por las dos administraciones Auténticas anteriores. Batista anhelaba el poder que una vez tuvo y esperaba que su movimiento le diera la popularidad que siempre codiciaba pero que nunca logró. Su débil posición al acercarse las elecciones, y las maniobras del presidente Prío, quien sobornó a varios aliados de Batista para cambiar su apoyo, minimizando así sus posibilidades políticas, convencieron al viejo general de que el único camino al poder era a través de la violencia.
       La facilidad con que Batista se hizo cargo puso de relieve la debilidad de las instituciones políticas de Cuba y la tendencia a la violencia que impregnó el proceso político. La rama legislativa era débil y estaba impregnada de corrupción. Los Ortodoxos eran sin liderazgo y en gran medida ineficaces desde la muerte de Chiba. La corrupción y la incapacidad de los Auténticos para traer cambios estructurales profundos a la economía cubana les había costado un gran apoyo y los había desacreditado a los ojos de muchos cubanos. El fracaso de este partido reformista democrático fue quizás el factor individual más importante que contribuyó al golpe de 1952 y los acontecimientos que siguieron.
         Los cubanos reaccionaron con escepticismo ante la nueva situación. Si no hubiera sido por el estado deprimido de la vida política, como lo demuestra la falta de respeto por figuras políticas, gangsterismo e injerencias que prevalecieron durante las administraciones anteriores, tal vez los cubanos habrían reaccionado más vigorosamente. La actuación de Batista en 1944, cuando permitió elecciones libres, y sus promesas ahora de elecciones honestas e imparciales en noviembre de 1953, contribuyeron a la aquiescencia del pueblo. La rapidez del golpe y la exhibición de poder militar por parte de Batista también contribuyeron en gran medida a contener los estallidos de oposición que ocurrieron. Interesados ​​en la estabilidad y el desarrollo económico, los grupos empresariales, tanto locales como extranjeros, acogieron en gran medida un régimen que impondría el orden.
           El establecimiento de la dictadura de Batista tuvo un profundo impacto en la isla. Los escritores criticaron la descomposición moral de la república e incluso cuestionaron la capacidad de los cubanos para gobernarse a sí mismos. Aunque temas como el nacionalismo, el reformismo y el antiamericanismo todavía estaban presentes en la literatura después de 1952, ahora estaban impregnados de pesimismo y tristeza sobre el futuro y sobre el retroceso que el regreso de una dictadura militar significó para el desarrollo político de Cuba. Los escritores señalaron que había una sensación de culpabilidad general por la incapacidad de los cubanos de estar a la altura de los principios y ejemplos de los padres fundadores. Insistieron en que los cubanos rechazaron sus responsabilidades individuales alegando que la sociedad en su conjunto no estaba cumpliendo con sus responsabilidades colectivas y llegaron a creer que nunca se merecieron hombres como Martí, Maceo o Gómez

 La idolatría de Martí se hizo aún más fuerte después de 1952. Dos eventos, la conmemoración de medio siglo del nacimiento de la república en 1952 y la centésima celebración del nacimiento de Martí en 1953 dieron lugar a una literatura que intentaba evaluar el desarrollo y situación de Cuba en momentos tan significativos. Una variedad de libros y artículos aparecieron en la vida de Martí y en la lucha épica por la independencia de Cuba. En ellos, y especialmente en numerosos discursos. Las enseñanzas de Martí fueron contrastadas con las condiciones en que la dictadura había sumergido a Cuba. Viejos revolucionarios, jóvenes idealistas, intelectuales, periodistas y políticos corruptos también invocaron a Martí. Todos parecían encontrar refugio y comodidad al repetir sus palabras y bañarse en la corriente bautismal de su pensamiento.
 Sin embargo, las escrituras y los discursos pronto dieron paso a la violencia. La imposición de una estricta censura por parte del régimen de Batista silenció todas las críticas. Los líderes de la oposición fueron encarcelados o exiliados. Represión aumentada Las voces que clamaban por una solución pacífica a la interrupción del proceso constitucional cubano pronto fueron ahogadas por voces que clamaban por la violencia. Cuba volvió a sumergirse en el terrorismo y la violencia, una violencia que finalmente culminó en una gran revolución y un estado totalitario.
 * Jaime Suchlicki es Director del Cuban Studies Institute, CSI, un grupo de investigación sin fines de lucro en Coral Gables, FL. Es el autor de Cuba: de Colón a Castro y más allá, ahora en su quinta edición; México: de Montezuma al auge del PAN, segunda edición, y de la recientemente publicada Breve Historia de Cuba.


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