domingo, 25 de marzo de 2018

¿QUE CAMBIARA EN CUBA EN ABRIL?

Por Robert Penn-Davis (Especial para Enfoque 3 Magazine)

"La comunidad internacional conoce poco de la estructura y funcionamiento del poder politico en Cuba..."

Luego del cese de Raúl Castro como Presidente


Cuba no es un pais normal
La percepción generalizada en el mundo de que en abril próximo Raúl Castro  dejará el poder al retirarse como Presidente del país es errónea de origen. Cuba no es un país normal.
       La comunidad internacional conoce poco de la estructura y funcionamiento del poder político en la Isla. En América Latina, el Jefe de Estado y de gobierno es la máxima autoridad ejecutiva de la nación. En Cuba el artículo 5 de la Constitución precisa que el PCC “es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado”.
       O sea, la máxima representación política y ejecutiva en la Isla no es el Presidente,  sino el Buró Político (BP) del Partido Comunista de Cuba (PCC) y su Primer Secretario. Y ese cargo lo tendrá Castro II hasta 2021, o se muera,  o le dé la gana. Por tanto, el nuevo Presidente será un administrador, no un  político con mando real.
     Incluso no cambiaría nada si antes del relevo de Castro II como presidente del país se modifica la Constitución y se separa el cargo de Presidente del Consejo de Estado y el de Presidente del Consejo de Ministros, y se crean dos jefaturas independientes. Por encima de ambos presidentes, las decisiones importantes las seguirá tomando el dictador –aunque se mude para Santiago de Cuba como dicen algunos–. Raúl Castro seguirá como la máxima instancia del poder político, y también militar, por ser el jefe de la Junta Militar.
 

Carácter castrense, los militares mandan

Pero hay más, aunque “de jure” la Constitución así lo establece, en la práctica (“de facto”), la máxima instancia de poder en Cuba no es el Buró Político del PCC y su Primer Secretario,  sino el Comandante en Jefe de las fuerzas armadas y jefe de la Junta Militar, junto a una élite de generales, coroneles y comandantes que rodean al dictador, la mayoría de los cuales no integra el Buró Político. La Junta Militar, que no da la cara y opera tras bambalinas, es la que manda en Cuba.
          Fidel y Raúl Castro han sido los “hombres fuertes” no tanto por ser los jefes del PCC, sino los jefes  militares desde 1959. Siempre ambas posiciones han sido ostentadas por una sola persona, hasta abril próximo.  Y esa será  una incongruencia institucional que se presentará por primera vez. Según la Constitución  al Presidente del Consejo de Estado  le corresponde "desempeñar la Jefatura Suprema de todas las instituciones armadas”.            
          El origen de tal desfase fue que cuando en febrero de 1976 se promulgó la Constitución comunista  Fidel tenía 49 años y Raúl 44.  Ambos sabían que por décadas uno de ellos dos ocuparía simultáneamente la jefatura del PCC, del Estado,  de las FAR y de la Junta Militar.  "Después ya veremos", pensaron. Ese después ya llegó.

       Ahora el comandante en jefe de las FAR no será también el  Primer Secretario del PCC, ni el Presidente del país. De no hacerse antes una enmienda a la Constitución el general Castro dejará de ser el Comandante Supremo de las FAR.  Claro, seguirá siendo el jefe de la Junta Militar y eso es lo que cuenta.
          Fidel Castro nunca aceptó —como en la URSS y otros países socialistas— que el Partido Comunista estuviera por encima de los militares. Su vocación autoritaria chocaba  con ese principio marxista-leninista. Su hermano, que en casi todo sigue a Fidel, tampoco lo acepta. Por eso el  poder político real radica en las fuerzas armadas  y no en el  Estado, el gobierno, o  el PCC.Este último como institución solo cuenta como apéndice administrativo, ideológico,  de control y propaganda, y de represión política.
Sea quien sea el nuevo Jefe de Estado recibirá órdenes del dictador, el vice-dictador José R. Machado Ventura (segundo secretario del PCC),  y de la Junta Militar. Y eso difícilmente cambiará mientras viva la gerontocracia “histórica”.
 


Carácter castrense, los militares mandan

Pero hay más, aunque “de jure” la Constitución así lo establece, en la práctica (“de facto”), la máxima instancia de poder en Cuba no es el Buró Político del PCC y su Primer Secretario,  sino el Comandante en Jefe de las fuerzas armadas y jefe de la Junta Militar, junto a una élite de generales, coroneles y comandantes que rodean al dictador, la mayoría de los cuales no integra el Buró Político. La Junta Militar, que no da la cara y opera tras bambalinas, es la que manda en Cuba.
       Fidel y Raúl Castro han sido los “hombres fuertes” no tanto por ser los jefes del PCC, sino los jefes  militares desde 1959. Siempre ambas posiciones han sido ostentadas por una sola persona, hasta abril próximo.  Y esa será  una incongruencia institucional que se presentará por primera vez. Según la Constitución  al Presidente del Consejo de Estado  le corresponde "desempeñar la Jefatura Suprema de todas las instituciones armadas”.  
          El origen de tal desfase fue que cuando en febrero de 1976 se promulgó la Constitución comunista  Fidel tenía 49 años y Raúl 44.  Ambos sabían que por décadas uno de ellos dos ocuparía simultáneamente la jefatura del PCC, del Estado,  de las FAR y de la Junta Militar.  "Después ya veremos", pensaron. Ese después ya llegó.
        Ahora el comandante en jefe de las FAR no será también el  Primer Secretario del PCC, ni el Presidente del país. De no hacerse antes una enmienda a la Constitución el general Castro dejará de ser el Comandante Supremo de las FAR.  Claro, seguirá siendo el jefe de la Junta Militar y eso es lo que cuenta.
           Fidel Castro nunca aceptó —como en la URSS y otros países socialistas— que el Partido Comunista estuviera por encima de los militares. Su vocación autoritaria chocaba  con ese principio marxista-leninista. Su hermano, que en casi todo sigue a Fidel, tampoco lo acepta. Por eso el  poder político real radica en las fuerzas armadas  y no en el  Estado, el gobierno, o  el PCC. Este último como institución solo cuenta como apéndice administrativo, ideológico,  de control y propaganda, y de represión política.
Sea quien sea el nuevo Jefe de Estado recibirá órdenes del dictador, el vice-dictador José R. Machado Ventura (segundo secretario del PCC),  y de la Junta Militar. Y eso difícilmente cambiará mientras viva la gerontocracia “histórica”.
 




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