Está claro que debemos ser agradecidos, y una manera muy sencilla y que nos beneficia a todos extraordinariamente la podemos manifestar en este aciago tiempo en que TODOS, estamos a merced; de una u otra forma de la presente pandemia, que azota cada día y cada rincón de este mundo, en todo momento...
Una muestra de gratitud, no está solamente en lo dadivoso que podemos ser, sino también en prestar atención de todos los que nos rodean, y procurar por todos los medios; y –de acuerdo con nuestras posibilidades– no ponerlo en riesgo de contagio, por accione que debemos evitar en todo momento.
Este es el momento de demostrar nuestra gratitud, que de hecho se convierte en la obligatoriedad de ser solidario y partícipe de una relación basada no; en una fría convivencia , sino en una cálida relación y una total integración a nuestros iguales, que de hecho están inmersos en una misma realidad, peligrosa y; de muchos modos inevitables.
Respetar las regulaciones que a diario anuncian, y que parecen a veces acciones con poco sentido, y sin efectos, han ido demostrando que son efectivas y ayudan a mantener cierto grado de seguridad.
Ciertamente, no es suficiente, pero al menos aleja un tanto el peligro de ser atrapados por la Pandemia. De ser otra víctima y a la vez otro portador del contagioso virus que lleva y riega la enfermedad a muchos; amigos, familiares y otros... al punto de llevarlos hasta la muerte.
Debemos, ser consciente en que una parte importante, de reducir el peligro está en nuestras manos y acciones. Hagamos contagiosa la solidaridad, porque esta es una parte importante para reducir la incidencia de contagio, enfermedad y muerte.
No seamos parte del problema, sino intentemos ser partes, de las acciones solidarias que combaten a este endiablado virus.
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