Mi pequeño
Larousse, da una definición muy escueta sobre el significado de esta
: “Librito en que se apuntan cosas que debemos hacer cada día” y la califica como “Anglicismo”, por orden del día.
Esto de que (Yo
no tengo agenda…) que nos cansamos de escuchar por parte de políticos…
(Imagínese –y no me refiero al librito– un político sin agenda,) pero también
por parte de periodistas, en especial de presentadores de programas con gran
contenido político y social: que si no fuera tan serio; parecería un chiste que
aunque malo; nos debía provocar risa.
Todos tenemos
agendas, y no precisamente el librito donde hacer notas que nos ayuden a
recordar, sino intenciones, planes compromisos concretos y completos. La única
diferencia es que alguna de esta “agendas”, está más comprometidas y son más
rentables que otras. También más atrevidas, obvias y descaradas.
Y no voy a
hablar más del librito, sino del valor que popularmente le damos a la palabra.
Quien no
recuerda eso de que: “¡yo no! Yo soy totalmente objetivo, yo soy un periodista
serio”, o también aquello de: “yo no soy un político tradicional, yo soy un
servidor público”. ¿Recuerdan ustedes haber escuchado alguna vez esto? Porque
yo si lo recuerdo, es más, no dan chance a olvidarlo, por lo repetitivo de la
expresión. ¡Un abuso!
Cuando se
escuchan los “bocadillos” –y no me refiero a los que se comen, sino a los que
se dicen– para presentar a algunos, orientadores
locales y a nivel nacional; queda uno anonadado. La presentación suele ser
exagerada y prolífica en adjetivos… favorables todos, desde luego, que nos
invita a buscar una foto de este o esta; e incorpórala al grupo de los santos
más respetados. (Nota: esto es solamente para los creyentes, los otros, o sea
los agnósticos y los ateos, la unirán a las fotos de sus abuelos o nietos,
según sea el caso).
La cosa es, que
luego de escuchar una de esta presentaciones, no sabemos de quien hablan,
porque la mayoría de las veces, los adjetivos no “match” –perdónenme la
palabra– con el propietario de la foto o el nombre que están promocionando.
Yo me he puesto, –por razones de mi propia
agenda–, a hacer un listado o catálogo de
estos participantes habituales en determinados programas, que más
parecen “becados”, –en especial en los temas partidistas–, y que se mueven como
si fueran una especie de equipo, más que como invitados calificados en
determinados temas.
Trato de identificar su perfil más conocido, sus
tendencias políticas, y morales; sus habilidades… y no para enjuiciar ninguna de ellas, sino para
incorporándola como un elemento de juicio, y entonces, a veces me invade una
duda casi existencial sobre la credibilidad de su actividad y el auto calificativo
de “objetivo, de independiente etc., etc.”, que alguno, de manera abusiva hacen
de sí mismo. Los nombres de la nómina son siempre los mismos –salvo
contadísimas oportunidades– y la misma proporción; montados en un patrón de
enfrentamiento, en muchos casos, entre “profesionales” & “aficionados”.
Aunque aquí no hay que eximir de culpa a los que se dejan manipular, por
satisfacer su pobre vanidad de aparecer en la televisión y lo único que logran
es convertirse en cómplices y parte de un show, fríamente calculado, diseñado
para hacerlos a ellos, o sus ideas…polvo.
Pero claro, nada
de esto se hace porque haya una “agenda”... Porque… ¡No, no! Yo no tengo
agenda… ¿y tú? Supongo que tampoco?
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