jueves, 12 de noviembre de 2015

TODOS TENEMOS “AGENDAS”

Por Robert Penn-Davis (especial para ENFOQUE 3)

Mi pequeño Larousse, da una definición muy escueta sobre el significado de esta

: “Librito en que se apuntan cosas que debemos hacer cada día” y la califica como “Anglicismo”, por orden del día.
Esto de que (Yo no tengo agenda…) que nos cansamos de escuchar por parte de políticos… (Imagínese –y no me refiero al librito– un político sin agenda,) pero también por parte de periodistas, en especial de presentadores de programas con gran contenido político y social: que si no fuera tan serio; parecería un chiste que aunque malo; nos debía provocar risa.
Todos tenemos agendas, y no precisamente el librito donde hacer notas que nos ayuden a recordar, sino intenciones, planes compromisos concretos y completos. La única diferencia es que alguna de esta “agendas”, está más comprometidas y son más rentables que otras. También más atrevidas, obvias y descaradas.
Y no voy a hablar más del librito, sino del valor que popularmente le damos a la palabra.
Quien no recuerda eso de que: “¡yo no! Yo soy totalmente objetivo, yo soy un periodista serio”, o también aquello de: “yo no soy un político tradicional, yo soy un servidor público”. ¿Recuerdan ustedes haber escuchado alguna vez esto? Porque yo si lo recuerdo, es más, no dan chance a olvidarlo, por lo repetitivo de la expresión. ¡Un abuso!

Cuando se escuchan los “bocadillos” –y no me refiero a los que se comen, sino a los que se dicen–  para presentar a algunos, orientadores locales y a nivel nacional; queda uno anonadado. La presentación suele ser exagerada y prolífica en adjetivos… favorables todos, desde luego, que nos invita a buscar una foto de este o esta; e incorpórala al grupo de los santos más respetados. (Nota: esto es solamente para los creyentes, los otros, o sea los agnósticos y los ateos, la unirán a las fotos de sus abuelos o nietos, según sea el caso).
La cosa es, que luego de escuchar una de esta presentaciones, no sabemos de quien hablan, porque la mayoría de las veces, los adjetivos no “match” –perdónenme la palabra– con el propietario de la foto o el nombre que están promocionando.
 Yo me he puesto, –por razones de mi propia agenda–, a hacer un listado o catálogo de  estos participantes habituales en determinados programas, que más parecen “becados”, –en especial en los temas partidistas–, y que se mueven como si fueran una especie de equipo, más que como invitados calificados en determinados temas.
 Trato de identificar su perfil más conocido, sus tendencias políticas, y morales; sus habilidades… y no para  enjuiciar ninguna de ellas, sino para incorporándola como un elemento de juicio, y entonces, a veces me invade una duda casi existencial sobre la credibilidad de su actividad y el auto calificativo de “objetivo, de independiente etc., etc.”, que alguno, de manera abusiva hacen de sí mismo. Los nombres de la nómina son siempre los mismos –salvo contadísimas oportunidades– y la misma proporción; montados en un patrón de enfrentamiento, en muchos casos, entre “profesionales” & “aficionados”. Aunque aquí no hay que eximir de culpa a los que se dejan manipular, por satisfacer su pobre vanidad de aparecer en la televisión y lo único que logran es convertirse en cómplices y parte de un show, fríamente calculado, diseñado para hacerlos a ellos, o sus ideas…polvo.
Pero claro, nada de esto se hace porque haya una “agenda”... Porque… ¡No, no! Yo no tengo agenda… ¿y tú? Supongo que tampoco? 

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