Por Eduardo A. Palmer (para Enfoque 3)
Como política nacional, el gobierno de Estados
Unidos ha decidido, desde mediados de la década de los años 60, que es
conveniente a los intereses de este país que el gobierno de los Castro continúe
en CubA.
Desde
que llegué al exilio en 1960 he dedicado todo mi esfuerzo en divulgar, a través
de documentales (24) y programas de televisión, la gran tragedia del pueblo de
Cuba, que desde 1959 está sometido bajo una tiranía que ha violado todos sus
derechos y lo tiene oprimido sin la más mínima esperanza de ser libre.
A mediados de los años 90 leí un libro del
famoso autor Tom Clancy, quien fue el autor de “The Hunt of Red October” sobre
la captura por EE UU de un submarino soviético.
Debido a su fama de escritor de
novelas con temas militares y navales, mantuvo buenas relaciones con altos
militares norteamericanos. Clancy expone en su libro lo que algunos militares le afirmaron: “para el
gobierno de Estados Unidos es conveniente que Fidel Castro siga en el poder en
Cuba, así tiene controlado el país y ejerce influencia en las naciones vecinas,
provocando una tranquilidad política en esa zona”.
Durante su gobierno, Bill Clinton ordenó
suspender cualquier actividad encubierta por parte de Estados Unidos que
tuviera como propósito desestabilizar el gobierno de Castro. Esa información la
obtuve en una entrevista realizada en la oficina de un congresista
norteamericano.
En 1995 pude entrevistar al senador Bob
Graham, entonces presidente del comité de inteligencia del senado de este país.
Le pregunté directamente qué iba a hacer el gobierno norteamericano con
respecto a Cuba y Fidel Castro. Me contestó que había que esperar que Fidel y
Raúl Castro murieran y que entonces surgiera en Cuba un gobierno interesado en
mantener buenas relaciones con Estados Unidos. Le dije al senador que Castro
provenía de una familia, cuyos miembros eran longevos, y que probablemente
viviría muchos años más. Un poco molesto con mis preguntas, explorando la
posibilidad que su gobierno hiciera algo para librarnos de Castro, me contestó:
“Yo no tengo una bala de plata para resolver la situación.” Esta entrevista
está incluida en mi documental PORQUÉ NO
CUBA, realizado en dos versiones,
inglés y español.
Todo esto sucedió hace 21 años y en ese
momento ignorábamos que el gobierno del
presidente Obama renovaría las relaciones con Cuba, concediéndole todo a los
Castro, sin recibir nada a cambio.
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