Por Pedro Corzo
historiador y periodista.
Parece improbable
conocer quién, cuando y donde se usó por primera este calificativo,
tampoco se sabe el sentido que el autor o autores atribuyeron al mismo,
pero en el presente identifica a hombres y mujeres que con talante
irrebatible rechazan negociar con la dictadura castrista.
Es un término que
agrupa a quienes entienden que el totalitarismo debe ser combatido sin
concesiones de ninguna clase, personas que objetan convivir con los victimarios
y repudian cualquier gestión que implique indultar a la jerarquía moncadista de
sus crímenes.
Este rechazo, su negativa
a participar en contubernios y componendas, les ha hecho acreedores que
sectores que favorecen la aproximación y los negocios con los déspotas que
dirigen la corporación CastroLlc, los consideren despectivamente personas
retrogradas y detenidas en el tiempo, por no admitir que la situación en Cuba
ha cambiado.
Un cambio muy discutible. Los líderes son los mismo de hace 57 años. La prensa sigue en control del estado. No hay partidos políticos, y en el reciente Séptimo Congreso del PCC se reiteró que no es necesario cambiar, porque lo que han hecho hasta ahora ha resultado positivo para su objetivo final: conservar el poder.
Un cambio muy discutible. Los líderes son los mismo de hace 57 años. La prensa sigue en control del estado. No hay partidos políticos, y en el reciente Séptimo Congreso del PCC se reiteró que no es necesario cambiar, porque lo que han hecho hasta ahora ha resultado positivo para su objetivo final: conservar el poder.
No obstante, hay
que admitir que en algunos aspectos los críticos de los históricos tienen razón
porque esas personas siguen detenidas en el tiempo en lo que concierne a seguir
defendiendo los valores que prestigiaron a la revolución francesa y la
estadounidense, creen en la libertad, la justicia y la igualdad del ciudadano
ante la ley y no en “lo que es bueno para mi bolsillo es mejor para mi país”.
Esos
retrógrados que integran el denominado Exilio y Presidio Histórico
son individuos convencidos que hay valores inmutables que nunca deben ser
negociados. Creen en el pluralismo político, el voto secreto y en
el inalienable derecho de pensar y expresar las opiniones sin un verdugo que
decapite las ideas y a quien las profese.
Su
intransigencia es de principios, se fundamenta en los valores que llevaron a
luchar contra el colonialismo español, los que condujeron a la revolución de
1933 y a demandar el fin de la Enmienda Platt, los que repudiaron el golpe de
militar del 10 de marzo de 1952 y los que enfrentaron el totalitarismo
castrista por convicción y no por haber sido perjudicados económicamente por el
nuevo régimen.
No son intransigentes
con el pueblo al que nunca han negado pertenecer. Los han demostrado por
décadas.
Fueron ellos los
que viajaron a Cuba para sacar a familiares y amigos por Camarioca, apoyaron a
los que llegaron por El Mariel y a los de la crisis de los Balseros de 1994,
nunca han estado ajenos, siempre han estado presentes, no para recoger
beneficios, sino para entregar un valor superior a la fortuna más
cuantiosa, su tiempo.
Los históricos
están conformados básicamente por hombres y mujeres que nacieron antes del
triunfo del castrismo, pero cuando en su juventud les llegó el momento de
elegir, escogieron el camino más difícil, combatir la dictadura.
Fueron a prisión
donde fueron testigos mudos de la ejecución de miles de sus compañeros, otros
partieron al exilio para continuar la lucha y otros asumieron el compromiso
fuera de la isla, pero lo honraron con igual hidalguía. Cierto que mayoría
nació hace más de 57 años, el tiempo que llevan los Castro en la otra Cuba,
ahora cambiada, porque ha sido diseñada y destruida a la voluntad de sus
conductores.
Ellos no se
sumaron al régimen para cosechar beneficios, decidiendo no ver ni escuchar lo
que ocurría en el país, o partieron al exterior para mejorar sus condiciones de
vida, una determinación honorable, pero que al parecer les negó a muchos la
posibilidad de conocer lo que ha significado y significa el totalitarismo para
Cuba y los cubanos.
Es paradójico pero
los históricos, los calificados como intransigentes, han estado toda su
existencia vinculados a la causa democrática cubana, han sido de diferentes
maneras solidarios con sus compatriotas en la isla, sin embargo, la
mayoría de los que favorecen una política de concesiones al gobierno de los
Castro, indudablemente hay excepciones, nunca antes estuvieron asociados a la
problemática cubana, han venido reclamando rutas sin haber dejado huellas,
salvo las que les hayan beneficiado.
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