Por. Santiago Cárdenas MD
Para un cubano de a pie el "Mariel" significa la liberación exitosa hacia los Estados Unidos de América, por el estrecho de Pascua Florida, el siglo pasado. Eso fue el marielazo. En aquel tiempo en los otros Estados Unidos, los del Brasil, poco se imaginaban el socialismo del siglo XXI. El apellido Odebrecht, y las palabras megapuertos, supercontainers, o narcoterrorismo eran desconocidas, o neologismos por venir en un pueblo.
Para el cubano de hoy el Mariel significa algo
bien distinto. " Algo", que no entiende
bien –desinformado que está–; pero que sabichoso que
es, intuye que va por el mismo
camino del otro monumento faraónico en vías de extinción: el elefante
blanco de la termonuclear en Juraguá. Este último es el recordatorio de
la ineficiencia del socialismo real; el duro; el del lenino-castrismo. El segundo marielazo –unos mil millone$–
al que nos arrastró Dilma de la mano de su mentor emérito Don
Ignacio Lula, no será prioridad en el parlamento brasileño por ahora;
pero todo a su tiempo.
Cuando la implosión rusa y el período especial hay que reconocer
que Lula sirvió de padrino e ideólogo para tirarle el
salvavidas al barco de la involución cubana que hacía aguas.
Su concepciones fueron geniales y sus logros teórico
prácticos en la refundación del socialismo en América Latina,
brillantes. Pienso que es, o fue, el único aporte
verdaderamente latinoamericano al pensamiento euromarxista original. Algo sorpresivo en ese
mundillo de ignorancia y violencia analfabética. Da Silva ha
sido considerado por Time magazine como una de las personalidades más
influyentes de la contemporaneidad.
Resúltame harto difícil condensar en dos líneas
las ideas principales del lulasocialismo.
Pero, –la aceptación de la propiedad; el obrerismo partidario en detrimento del
sindicalismo mendigante; la vía electoral para alcanzar el poder y
la convivencia pacífica con ciertos derechos humanos burgueses bajo la
bendición de la teología de la liberación, que retorna–, no fue poca cosa.
Imponerle estas ideas
–que son contrapuestas al socialismo del siglo anterior– al marxista mayor en Cuba demuestra la capacidad
de persuasión y negociación del padrino Don Ignacio. El éxito
de su foro de San Paulo, que ahora va al impeachment, pero que
llevó al poder a seis presidentes es evidente. En definitiva,
Cuba seguía siendo una isla atada al leninismo más rancio; pero
don Lula conocía y vivía en el continente donde afloraban aires de
renovación. Un cuarto de siglo de foro, entre los dos marielazos, no será un record, pero puede ser un buen average.
No hay comentarios:
Publicar un comentario