viernes, 3 de marzo de 2017

TRES ROSAS PARA ROSA

Rosa Maria Paya en La Habana

Por Ramiro Gómez Barrueco

        Ante todo felicitar al columnista Pedro Corzo por su artículo Los Pinos Nuevos (2/24/17). Hizo gala de su maestría dialéctica una vez más; pero más que eso, resplandeció su dignidad humana. Honrar a Rosa María Payá nos honra. La Historia es como una escalera de la vida misma; construimos sus peldaños, subimos, bajamos, caemos y finalmente todos nos quedamos sin escalera. Pero la escalera sigue ahí, con sus múltiples protagonistas pisando peldaños para tratar de alcanzar el cielo.
Discutiendo sobre mi próximo trabajo para el IMHCCT, la antología “El Presidio Político de Isla de Pinos” que será expuesta en la reunión del día 3/26/17, conmemorando el 50 aniversario del cierre de ese Presidio, (cuyas 500 entradas se agotaron desde la última semana de enero); Pedro Corzo, Paco Talavera y yo nos preguntábamos porqué estábamos disfrutando la victoria de Rosa tan efusivamente. Era nuestra victoria; como también lo fue, de forma colectiva y explosiva, el cierre del Presidio. La respuesta, tal vez, estaba en la historia de la construcción de los primeros peldaños de la oposición a la tiranía totalitaria castrista.
     A muchos de nosotros nos catalogan de intransigentes, radicales, extremistas, terroristas y mucho más. Nuestros detractores deberían recordar, o conocer, que fuimos los precursores de la lucha “no violenta”, mientras pudimos, en la calle y luego en las prisiones: huelgas de hambre, brazos caídos, pasos de tortuga, “campaña del no” a la rendición, a cualquier colaboración deshonesta, a los privilegios y mucho más. Lucha “no violenta” preñada de luto, sangre, sudor y lágrimas ¡diariamente! También fuimos precursores de una amplia Sociedad Civil: Política, cultural, religiosa, etc. Una Sociedad Civil prohibida y  brutalmente reprimida y penalizada, pero trascendente, como bien explicó el patriota Angel de Fana en el libro “XXX Aniversario” (3/23/1997)
    No es el momento, ni la intención, de analizarnos ni de justipreciarnos, ni para bien ni para mal; pero les podemos garantizar que: “llevaremos nuestra cruz hasta la cima del Gólgota”. No lo duden. Abonamos el jardín de la patria con nuestra sangre, sí, con nuestra sangre, y han nacido Rosas. ¿Cómo no vamos a honrarlas, si hoy estamos embriagados por su perfume?
      Vamos a premiar a Rosa con tres rosas:
La primera es por la sorprendente capacidad de convocatoria y el arduo y brillante trabajo realizado para lograr esa laboriosa e ingeniosa organización “Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia”. No es nada fácil  reclutar colaboradores dispuestos a luchar brazo con brazo por nuestra causa. ¡Genial!
         La segunda es por la capacidad de convencimiento para lograr que, ilustres personalidades del más alto nivel político latinoamericano, se jugaran el todo por el todo junto a ella. Así lo hizo la ex ministra chilena Mariana Aylwin, el ex presidente mexicano Felipe Calderón y nada menos que Luis Almagro en persona. El Secretario General (y actual) de la OEA dio, por la causa de la libertad de nuestra patria; el paso más riesgoso, osado y trascendental, desde que Cuba fuera expulsada de dicho organismo. Un logro, más que Genial, ¡Increíble!
    La tercera es que, gracias a ella, nos anotamos (la oposición en general) una victoria rotunda, y demostramos nuevamente, y en grande, quienes son ellos: estulticia, sevicia y terror. Rosa es más inteligente  y valiente que ellos. Tomó la ofensiva y los puso en una trágica disyuntiva: perder, o perder y además hacer el ridículo. Perdieron e hicieron el ridículo. Escogieron la peor de las variantes. “EL Rey Comunista” está en cueros…No hay cambios cualitativos ni los habrá; todo sigue y seguirá igual, todo fue, es y será una gran mentira. “La Gran Estafa”. La inteligencia y el valor de Rosa María Payá lo desnudaron ante el mundo cibernético de hoy. Una “Rosa de Oro” para Rosa.
     Pero los que conocemos su valentía de cerca, temblamos por su  osadía. Se lo hemos dicho siempre,  personalmente, quienes la queremos mucho. Además, tenemos cifrada nuestras esperanzas en ella y en la juventud cubana de hoy y de  mañana. Ayer la tuvimos en nuestra juventud también, en nosotros mismos, cuando construimos los primeros peldaños de nuestra historia actual. Tal vez somos egoístas en querer cuidarla tanto, pero sin una generación de relevo, nuestro esfuerzo histórico sería como la estela de un buque en alta mar.
       Nuestras divergencias generacionales las hemos discutido, y las seguiremos discutiendo, frente a frente.  Siempre con un manifiesto y radiante amor constructivo. Nuestras luces, como todas, también producen sombras; y nuestras rosas también tienen espinas. Los envidiosos, los que admiran con odio, sólo ven las sombras y las espinas. Los justos y los agradecidos ven la luz y aspiran el aroma de nuestro jardín.
      Un aroma de Libertad y Vida.

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