"Los EE.UU. de America y su presidente deberian conocer esta historia.."
(CUALQUIER
COINCIDENCA CON HECHOS ACTUALES NO ES COINCIDENCIA)
Por Santiago
Cárdenas M.D.
Cheo Malanga era, es, el guapo oficial del barrio. Pero, no un guapo
cualquiera; sino un guapo profesional. Vaya, que vivía de eso. Cheo tenía,
tiene, un caminao especial de guaposo. Vestía o viste con camisas de
colores llamativos usadas por dentro del pantalón pa' mostrar un pavoroso
puñal de mentirijillas en la cintura. Cheo tiene ademanes y gestualidad de
guapo, alza la voz y habla del cementerio y de sus " asociados " a
quienes envió a mejor vida. Ud. puede encontrar a Malanga en un solar, en una
calle del pueblo o en una plaza pública. Últimamente tiene acceso a la
televisión y a las redes sociales. El genial Enrique Arredondo inmortalizó a
Cheo Malanga en el teatro vernáculo cubano y luego en la televisión, haciendo
reír a varias generaciones de cubanos.
Recordamos al personaje, como recordamos
a Pototo y Filomeno, o a Trespatines y el Soberano Juez. Lo que resultaba, o
resulta, curioso es que cualquier ciudadano de a pie le propinaba a Cheo dos o
tres coscorrones
, galletazos o trompetillas en la mejor oportunidad durante las
escenas del sainete. Entonces, Cheo gritaba, grita, que no lo
"aguantaran" porque iba a matar. Lo simpático era, es, que no había
nadie a su alrededor
pa' guantarlo. Malanga blandía su
cuchillo al aire y se retiraba diciendo el motto que lo insertó en la historia:
“¡ Ahh bueno;... Así sí; así sí; así s í!”, rodeado de la música del bataclán,
en su despedida. Los EEUU de América y su presidente deberían conocer esta
historia y sopesar sus consecuencias. Y muy en serio.
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