"El iluminismo de la dictadura insular y de sus aliados de la FARC les empareja..."
La decisión de varios caudillos de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia de regresar a la insurgencia armada, -nunca dejaron de hacer la guerra a la democracia en
su país-, evidencia una vez más lo forzado e inútil que es negociar con
gobiernos o agrupaciones vinculadas al iluminismo del castro chavismo.
Los diálogos que ha sostenido la oposición
venezolana, tanto con Hugo Chávez como con Nicolás Maduro han concluido sin
resultados. Las veces que sectores de la oposición cubana quisieron dialogar
con el castrismo para buscar un cambio de régimen o iniciar un proceso de
transición no tuvieron repuesta de parte de la nomenclatura, y las pláticas que
sostuvieron en La Habana el gobierno de Colombia con las FARC han terminado con
una facción de los dialogantes clamando por la guerra.
La dictadura cubana tiene características que la
diferencian de sus pares del hemisferio, algo similar ocurre con los
insurgentes colombianos, que no tienen semejanzas con los otros grupos
irregulares que han operado en el continente.
Algunos de los aspectos que distinguen el
totalitarismo castrista y los irregulares de Colombia, es que La
Habana instrumentó su propuesta y control sobre un proyecto claramente
imperialista y los insurgentes colombianos de ser luchadores políticos armados,
evolucionaron a actividades contrarias a sus propuestas, terminando como
secuestradores y narcotraficantes.
Por otra parte, el régimen castrista ha durado más
de sesenta años y las guerrillas colombianas han sido las únicas que por
décadas sostuvieron un conflicto con el estado que aun sin estar en riesgo de
desestabilización decidió suscribir un acuerdo de paz, que como apunta el
intelectual antioqueño, Horacio Puerta Cálad, “se veía venir su
final”, porque al parecer, su análisis le dejó apreciar que las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y La Habana, defienden
propuestas que tienen una visión extremadamente excluyente de los derechos de
los otros.
El iluminismo de la dictadura insular y de sus
aliados de las FARC les empareja. Ambos obligan a recordar una consigna de
principios del siglo pasado, “Todo el poder para los soviets”, un objetivo a
lograr sin que importen los abusos y depredaciones en que se incurran por tal
de alcanzarlo y controlarlo.
No es casualidad que el pronunciamiento de estos
insurgentes haya tenido lugar después de la sesión del Foro de Sao Paulo en
Venezuela, donde se viene afirmando están radicados hace más de un año. Hugo
Chávez apoyó las FARC y Maduro mas allá de la alianza los respalda porque los
insurgentes colombianos son un núcleo duro al que puede recurrir en momentos de
crisis.
Venezuela es una especie de santuario
para los insurrectos como lo ha sido y es Cuba. Un refugio donde alistarse y
buscar protección cuando sea necesario, pero las FARC y el ELN son también una
guardia pretoriana que tiene que defender el chavismo por su propia
supervivencia, en realidad, esta alianza no es política y menos ideológica, es
un grupo de delincuentes que se asocian para cometer sus
crímenes.
Estos complotados contra las democracias y las
libertades ciudadanas están conscientes que sus operaciones subversivas o
guerrilleras tienen que ser transnacionales en su ejecución y preparación,
aunque por respeto a la verdad hay que reconocer que las guerrillas
izquierdistas latinoamericanas siempre contaron, las colombianas no son la
excepción, con el beneplácito de varios gobiernos europeos y con la miopía de
algunas Ongs que tendían solo a ver los crímenes de los gobiernos y
no de los grupos irregulares.
La ingenuidad de algunos amantes de la justicia
social los ha convertido en cómplices de asesinos, al igual que el
aborrecimiento a lo que representa Estados Unidos ha conducido a
muchos a respaldar proyectos criminales como el castro chavismo.
Pero regresando a Colombia es válido recordar que en
los tiempos de la lucha armada Fidel Castro y Ernesto Guevara gustaban usar los
términos, “condiciones objetivas y subjetivas”, entendiendo que el país que
reuniera ambas particularidades, de exclusiva interpretación de ambos
depredadores, era un bocadillo que se encontraba listo para ser engullido, lo
que lleva a pensar, está Colombia, desde la perspectivas de los foristas,
lista para ser devorada, son tantos los errores de su clase política
que “la mesa esta puesta”.
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