"TAIWAN OCUPO EN LA MENTE DE MUCHO DE NOSOTROS UN IMPORTANTE ESPACIO"
Por Pedro Corzo.
Confieso que ignoro mucho sobre Taiwán, pero he tenido
conocimientos de la entereza de ese pueblo en la defensa de sus convicciones
políticas desde los tiempos en los que la inolvidable revista Bohemia de la
Cuba Republicana elogiaba la firmeza de una isla llamada Formosa ante las
intenciones de la República Popular China de someterla.
Para los cubanos de mi generación Formosa es una isla
heroica. Los chinos anticomunistas bajo el comando de Chiang Kai-shek, sin entrar en consideraciones
sobre la personalidad y actuaciones del general, buscaron refugio en una isla
próxima al territorio continental en la que fundaron un estado con
características propias, muy diferentes a las de la República Popular China,
donde se había entronizado el comunismo con todo lo que implica de maldad y
terror.
Aunque durante el Castrismo en Cuba se estableció una férrea
censura de prensa e ignorábamos lo que ocurría en el mundo, intentábamos
aproximarnos a la realidad por la lectura de los contrarios como decía Aquilino
Álvarez Triana, que consiste, en pensar lo opuesto a lo que publica la prensa
oficial, en la que Taiwán e Israel eran la antesala del infierno y
Estados Unidos su recinto principal.
Entendimos mucho más la complejidad de la situación cuando el
régimen castrista elogió a Richard Nixon por visitar a la China de Mao Tse-tung
y Washington y Pekín restablecieron relaciones, afectando esto en numerosos aspectos
a Taiwán, incluyendo su incomprensible ausencia en Naciones Unidas.
Taiwán ocupo en la mente de muchos de nosotros un importante
espacio. Recuerdo que en una ocasión discutimos en la cárcel si hubiera sido
viable que los cubanos anticastristas nos hubiéramos asentado en Isla de Pinos
y allí establecer una especie de santuario de la resistencia tal
como habían hecho los taiwaneses en Formosa.
La República de China ha marcado pautas importantes en los tiempos
contemporáneos tanto en lo económico como en lo político. Su promedio de
riquezas está por encima de la mayoría de los países en la
región de Asia y el Pacífico y muy parecido al de Europa Occidental,
según el Informe de Riqueza Mundial publicado por el
Instituto de Investigaciones de Credit Suisse.
Con el transcurso de los años
la rivalidad entre la China Libre, Taiwán, y la comunista ha
crecido, realidad que se aprecia aun más en el contexto de la pandemia del
Coronavirus. Taiwán atajo con éxito las consecuencias del virus, y hasta denunció
la negligencia de la Organización Mundial de la Salud, OMS, en el manejo de la
situación.
Tanto Pekín como Taipéi
tienen presencia en América Latina. La política de una sola China, auspiciada
por la primera implica el reconocimiento de que existe un único estado en
el mundo llamado China, cuyo representante es el gobierno de Pekín, propuesta
que aceptan los países que mantienen relaciones diplomáticas con
Pekín y no con Taiwán, a la que China considera parte del territorio nacional.
La China de Mao y de Xi Jinping ha instrumentado una ofensiva diplomática y comercial en
todo el hemisferio. Pekín ha sido un aliado natural de las dictaduras de Cuba,
y Venezuela, pero en los últimos años como consecuencia de su ofensiva
comercial ha establecido relaciones con naciones democráticas como Panamá,
Santo Domingo y Costa Rica, entre otros.
Sin embargo es muy importante apreciar que en estos dos últimos
países existe entre la población un marcado interés por renovar los lazos con
la Taiwán.
El Nuevo Diario informa de una encuesta realizada en Santo Domingo
en la que el 71 por ciento de los ciudadanos está de acuerdo con tener
relaciones normales con Taiwán.
Otra muestra, ésta en Costa Rica, refleja que el 32,6% de los
ciudadanos apoyan la renovación de relaciones plenas con Taiwán, el 22%
expresan el deseo de tener relaciones normales con Taiwán y China, y un por
ciento aun mayor dice no tener conocimiento sobre el asunto. Vale la pena
destacar que una encuesta de la firma OPol Consultores, presenta que el 50% de
los costarricenses apoyan al diputado Dragos Dolanescu en su propuesta de
que solo Costa Rica debe decidir si renueva relaciones diplomáticas
con Taiwán, en base a los valores democráticos que ambos gobiernos comparten,
un concepto que debería ser el foco central en la relación entre los gobiernos electos
libremente por sus pueblos.
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