"Alli conoci, de testimonios directos, historias horripilantes..."
Por: Angel Cuadra
El presidio político cubano (digámosle
convencional o histórico) en esta etapa del gobierno castro comunista, entre
otras cosas, se ha caracterizado por la masividad, la prolongación en el tiempo
y la crueldad.
El Instituto de la Memoria
Cubana contra el Totalitarismo, con el
apoyo de varias organizaciones de
expresos políticos, en una amplia cena, rememora el hecho histórico de
cumplirse 50 años del cierre del
conocido Presidio Modelo, vieja prisión
construida durante el gobierno de Gerardo Machado, en una pequeña isla al sur
de la provincia de La Habana, El
gobierno castro comunista concentró allí a miles de cubanos que, desde sus
inicios hicieron oposición a dicho gobierno, en pro de la libertad y la democracia
para Cuba… Las torturas y presiones inhumanas, incluso psicológicas, puestas en
práctica en aquel lugar, tenían por objetivo doblegar la dignidad y
concepciones ideológicas de aquellos hombres.
Al no lograr esos objetivos, ante la resistencia estoica de los presos,
el gobierno optó por cerrar aquel centro penitenciario, Lo cual hizo en marzo
de 1967. Y retornó a dichos presos a las prisiones de sus respectivas
provincias. Aunque un gran número de ellos fueron instalados en las galeras de
la colonial fortaleza de La Cabaña.
sus arterias azules allá lejos.
Algo se va muriendo gota sobre el limo del tiempo.
Así, callados, como tibio estanque de cera,
vamos edificando la gloria hueso a hueso.
(Afuera el pueblo suda sus dolores:
Sobre asfaltos de roña va un hombre sonriendo)
El aire es sucio, aquí vomita el odio
su fetidez y su color de infierno.
(En otras tierras cruza un hombre amargo;
Dobla la frente y domestica el pecho)
Pero aquí,
llaga a llaga, aquí en triunfante
muerte,
Mordidos por
verdugos y por hierros;
aquí por el que araña la mueca del asfalto
y el que arruga distancias sin sabernos,
aquí estamos labrando a roca y sangre
la dignidad unánime del pueblo.
(Nota: Este poema fue traducido a otros idiomas; publicado en mi libro “La voz inevitable”, y leído en la Casa Blanca, en el período presidencial de George W. Busch, en una invitación que se hizo a un buen número de exiliados cubanos con motivo de una fecha patriótica de la historia de Cuba.
Yo no estuve en el presidio de
Isla de Pinos, puesto que fui arrestado en abril de l967, pero en La Cabaña, al negarme a ciertos
planes del gobierno, fui enviado a las galeras donde estaban los presos traídos de Isla de Pinos;
hombres y patriotas, y veteranos ya
curtidos en la resistencia heroica durante siete años de dura prisión. Allí
conocí, de testimonios directos, historias horripilantes y de heroica
resistencia, de aquellos hombres que formaban el llamado presidio político, convencional o histórico, a cuya
suerte me sumaba yo ahora¸ para un camino largo
Allí supe de la muerte de alrededor
de 20 presos, en diferentes formas de asesinarlos, ya por disparos de los
guardias, ya por heridas de bayonetas en los campos de trabajos Forzado, ya
dejándolos morir en las huelgas de hambre, de los heridos cuando retornaban a
las circulares en la tarde de regreso del
plan de trabajos al que eran obligados, bajo el acoso de los guardias que
los apuraban a punta de bayoneta; del castigo para los que se negaban al
trabajo, lanzándolos al estanque a donde iban a parar las aguas albañales de
todos los servicios sanitarios de aquella prisión
y, sobre todo, verles las cicatrices
de las heridas recibidas en aquel
infierno, y las que llevarían como testimonio en sus cuerpos para toda la vida… Así
incorporé a mi inexperiencia las experiencias de aquellos héroes: yo era
ya uno más de aquel contingente de luchadores
en el silencio, en el mundo, entonces nadie nos escuchaba.
Sin embargo, aquella lucha no se hacía sólo
por los que estábamos en las prisiones,
sino también los cubanos desafectos de la dictadura que la padecían en todo el
país, y también por los miles y miles de cubanos que sufrían el destierro en
tantas partes del mundo. Era una lucha por la dignidad, por las razones de los
“vencidos” frente a una tiranía. Y entonces escribí un poema (era también otra
arma de aquella lucha, única que podía aportar) en aquel submundo y que titulé
“CANCION DEL PRESIDIO POLITICO”:
Qué remoto en
la noche el paso de la vida: sus arterias azules allá lejos.
Algo se va muriendo gota sobre el limo del tiempo.
Así, callados, como tibio estanque de cera,
vamos edificando la gloria hueso a hueso.
(Afuera el pueblo suda sus dolores:
Sobre asfaltos de roña va un hombre sonriendo)
El aire es sucio, aquí vomita el odio
su fetidez y su color de infierno.
(En otras tierras cruza un hombre amargo;
Dobla la frente y domestica el pecho)
aquí por el que araña la mueca del asfalto
y el que arruga distancias sin sabernos,
aquí estamos labrando a roca y sangre
la dignidad unánime del pueblo.
(Nota: Este poema fue traducido a otros idiomas; publicado en mi libro “La voz inevitable”, y leído en la Casa Blanca, en el período presidencial de George W. Busch, en una invitación que se hizo a un buen número de exiliados cubanos con motivo de una fecha patriótica de la historia de Cuba.
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