sábado, 9 de julio de 2016

EL ODIO, ARMA LETAL DE LA HUMANIDAD


 Jose M. Izquierdo (josemizquierdo@hotmail.com)
Después de ocurridos las más sangrientas masacres causadas por terroristas solitarios, el control sobre la venta y tenencias de armas de fuego en los Estados Unidos resurge con intensidad, lo lamentablemente, es que como en anteriores ocasiones se busca el problema en el lugar equivocado, donde nunca lo vamos a encontrar, confundiendo a la gente y dificultándole identificar con claridad las raíces del problema.
        La población no necesita para su defensa armas de gran calibre que son diseñadas para la guerra, eso no admite discusión. El control de la venta de armas y en especial el control de la venta de armas de gran poder de fuego, debe tener una solución y bajo ningún concepto estas armas pueden ser vendidas a personas con problemas mentales, relacionadas con terroristas o con el terrorismo, investigadas por las instituciones de seguridad por razones que los vinculen de algún modo a actos violentos o terroristas. Pero tampoco se pueden tomar decisiones a basadas en análisis sin fundamento llenos de errores e intereses.

      Quien autoriza en última instancia la venta de un arma de cualquier tipo o calibre en los estados Unidos, es un departamento o instancia relacionada o dirigida por el FBI, no el vendedor, cuando esto falla, (Como sucedió en el caso de la masacre de Orlando), el sistema falló, no funcionó, es un problema humano, no del arma y con toda intensión se omite este error cuando se hacen análisis. En el caso de la masacre de Orlando igual que en casos anteriores como San Bernardino, había ante los ojos de las instituciones de seguridad un terrorista en potencia que había sido investigado y fichado, con todas las señales de peligro visibles, y se autorizó que el mismo comprara un arma de gran calibre y una cantidad de municiones fuera de lo normal, sin darle el seguimiento y atención que el caso requería.
       Intentar desarmar a los estadounidenses y prohibirles que puedan comprar y portar armas, no es posible sin hacer una enmienda a la constitución. Luchar con éxito contra el poder de la National Rifle Association of América, (NRA) sin modificar las leyes de cabildeo, lobísmo y donación de fondos a las campañas políticas, carece de sentido común. Buscar soluciones a la venta y control de armas en los Estados Unidos, tiene que hacerse sobre bases que no limiten la libertad y el derecho que la constitución establece a los estadounidenses, y sin llegar a extremos que no beneficiarían a la población y tampoco evitarían la acción criminal de los terroristas. Todo lo demás que se haga al respecto, es politiquería para entretener y desviar a la población de los verdaderos problemas de fondo que nos afectan, y para beneficio de agendas que nada tienen que ver con los intereses de la nación y sus ciudadanos.
           Los países y regímenes que han prohibido totalmente la venta y tenencia de armas a la población como es el caso del régimen castrista en Cuba, lo lograron con engaños y violando los derechos de sus ciudadanos, para ellos las armas en manos de la población representan un peligro para la seguridad y la permanencia del régimen y sus “Lideres” en el poder, lo necesitan como un modo de limitar la capacidad de rebelión popular. Sin embargo, los niveles de violencia en estos países son altos a pesar de lo poco confiable de sus estadísticas.
         Pensar que prohibir a la población comprar y portar armas evitaría que los terroristas puedan obtenerlas, en un error y no terminaría con las matanzas de personas inocentes, la autorizada opinión del exalcalde de Nueva York Rudolph Giuliani es muy clara al respecto; “Considerar que el control de la venta de armas en Estados Unidos puede evitar matanzas como la del pasado fin de semana en la ciudad de Orlando, carece de sentido”. Es fácil en cualquier ciudad de los Estados Unidos, comprar un arma en el mercado negro y eso todos lo saben. En el mundo existen demasiadas armas y explosivos a disposición de los terroristas, los atentados terroristas perpetrados en España, Francia, Bruselas, Turquía, Bangladesh y Estados Unidos, por solo nombrar algunos ejemplos para no hacer esta lista interminable lo demuestran, el odio que alimenta al terrorismo islámico es más explosivo y letal que los arsenales que existen en todo el mundo, incluyendo las armas atómicas, y permitimos que ese odio entre a nuestras casas y se establezca legalmente en nuestros países.
          Como el avestruz, escondemos la cabeza en presencia del peligro pensando que así podemos librarnos del mismo, desviamos la atención sobre el gran problema del terrorismo hacia la venta y porte de armas de fuego a la población y así, solo estamos desviando la atención sobre las verdaderas causas del terrorismo y la mejor y más efectiva forma de combatirlo

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