Los esclavos de bata blanca dicen ¡basta!
Para Marco Terencio Varrón los esclavos
eran “instrumentos parlantes”. Había crueldad en la frase
pero reflejaba la realidad en la República Romana, unos 80 años antes
de Cristo. El régimen de Raúl Castro, en cambio, manipula la
realidad y llama “colaboradores” a los médicos cubanos que
exporta como esclavos modernos para apropiarse de sus salarios.
Ese robo constituye hoy la mayor fuente de divisas de Cuba.
Más de
un tercio de los 90,161 médicos cubanos graduados en la Isla,
según el Anuario estadístico de Salud de 2016, no están en Cuba sino en
62 países, en 35 de los cuales el gobierno cobra por sus servicios,
según estadísticas oficiales publicadas en abril. Esos médicos y otros
profesionales están ubicados mayormente en Venezuela y Brasil, y
en otras 22 naciones de América Latina y el Caribe, 27 de África, 7 de
Asia, 2 de Medio Oriente, así como en Rusia y Portugal.
En 2015, según el
Ministerio de Salud Pública cubano había unos 50,000
profesionales de la salud en el extranjero, más de la mitad de ellos
médicos. A todos el régimen les confisca el 75%, o más, de sus
salarios y contabiliza ese ingreso como “exportación de servicios”.
O sea, el castrismo maneja a esos profesionales individualmente
como propiedad del Estado.
El exministro de
Economía, José Luis Rodríguez, hoy asesor del gobierno, en abril pasado
reveló en Cubadebate que esa exportación
arrojó ingresos por un valor de 11,543 millones de dólares como
promedio anual, entre 2011 y 2015. También informó que
tales ingresos cayeron en 11.8% en 2016 y un 8.5% en 2017. Eso
arroja $9,314 millones en 2017, cifra que casi cuadruplica los
ingresos por turismo, triplica las exportaciones de bienes, y
supera en 23 veces el valor de las exportaciones azucareras.
Indolencia de la ONU y de la comunidad internacional
Es penoso que la comunidad internacional no se
haya escandalizado con la exportación de médicos cubanos como esclavos.
La Relatora Especial de la ONU sobre el Tráfico de Personas, María
Grazia Gianmarinaro, visitó La Habana en abril de 2017, pero se
conformó con la explicación que le dieron sus anfitriones, aventajados
discípulos de Goebbels en el arte de la propaganda política: Cuba
combate mejor que nadie la trata de personas.
La Relatora Especial
de la ONU repitió a la prensa lo que le aseguraron los jerarcas
castristas, que los médicos cubanos aceptan libremente sus contratos y
los pueden romper en cualquier momento. Obviamente Gianmarinaro “se
pasó con ficha”, como se dice en la Isla. Ignoró, o no quiso
saber, que los médicos cubanos son exportados como mercancía –los instrumentos
parlantes de que hablaba Varrón--, les confiscan tres cuartas
partes de sus salarios, tienen restringida la libertad de
movimiento en el país receptor, viajan sin sus familias y les quitan
sus pasaportes.
La experta en tráfico
humano debió haber escuchado opiniones diferentes de la oficial y
entrevistarse con quienes han roto sus contratos. El doctor Ruber
Hidalgo, que abandonó su “misión” en Brasil, declaró al Nuevo
Herald que el régimen cubano no solo roba salarios. Explicó
que el gobierno de Brasil paga entre $3,000 y $9,000 para que ellos se
instalen al llegar al país, pero a él le entregaron $1,261. La Habana
se cogió el resto. A los doctores Noel Fonseca y Diusca Ortiz
cuando decidieron dejar de ser esclavos en Brasil los fue a ver un
funcionario cubano y les dijo que si no regresaban inmediatamente a
Cuba no podrían ver a su hijo menor en ocho años.
La Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FDHC), al igual que
Human Rights Foundation (HRF) y otras entidades, les han enviado cartas
e informes a Gianmarinaro. En abril de 2017, HRF le informó: “Lejos
de luchar contra el tráfico humano, el gobierno cubano es probablemente
uno de los mayores y más ambiciosos traficantes del mundo”. También
acusó al régimen cubano de exportación de sangre y órganos humanos.
La alta funcionaria internacional no se percató, o no quiso, de
que en realidad visitó La Habana de los siglos XVIII
y XIX, cuando en el “mercado legal de brazos” los
amos alquilaban sus esclavos a terceros durante un tiempo.
Acuerdo con Brasil, vía disimulada para subsidiar
al castrismo
El gobierno procastrista de Dilma Rousseff en 2013 creó en Brasil
el programa "Mais Médicos" (en portugués) que
más allá de su carácter humanitario fue concebido realmente para
subsidiar a los Castro. Vale aclarar que el gobierno de José
Sarney en 1988 instauró el Sistema Unico de Salud, uno de los mejores
del continente, que da atención médica y hospitalización gratuitas a todos
los brasileños.
Dos datos muestran la intención castrista de Rousseff: 1) el
Tribunal de Cuentas de Brasil (TCU), que sanciona la malversación de
fondos, reveló en agosto pasado que con los 6,000 millones
de dólares que Brasilia paga por los médicos cubanos podría formar
52,413 médicos brasileños, y se podrían construir 14,068 unidades
básicas de salud en los municipios pequeños; 2) fueron
contratados más cubanos que brasileños.
Cifras oficiales publicadas por Folha de S. Paulo indican
que de los actuales 18,240 profesionales de la salud contratados en el
programa, el 47.1% son cubanos y el 45.1% son brasileños. Es decir, hay
8,591 cubanos y 8,226 brasileños. Los restantes 1,423 son
de otros países.
El acuerdo fue negociado por Raúl Castro y Dilma-Rousseff con la
Organización Panamericana de la Salud (OPS). Según el Ministerio
de Salud brasileño, Brasilia paga por cada médico 4,433 dólares
mensuales a la OPS ($53,196 al año), que retiene un 5% de comisión
y remite el resto a La Habana, que le entrega sólo $600 a cada
médico y le deposita $645 en una cuenta bancaria en Cuba para
chantajearlo, la que además le confisca si el doctor no regresa a la
Isla.
De manera que descontando también los $221 que cobra la OPS (el 5%), la
dictadura se apropia de $2,967 mensuales que cada galeno ganó con su
trabajo. Eso equivale a $35,604 anuales y $106,812 en los
tres años que dura el contrato. Y mucho más si le confisca su cuenta
por “desertor”.
Demanda para que médicos cubanos reciban sus
sueldos íntegros
Los profesionales extranjeros de otros países sí
reciben en Brasil sus salarios íntegros. Los cubanos apenas el
25%, o menos. Pero
semejante explotación podría estar entrando en fase terminal.
Cerca de 200 profesionales cubanos han presentado demandas para romper
con el gobierno cubano. Exigen ser liberados de lo que ya un juez
brasileño definió como una “forma de trabajo esclaAndré de
Santana Correa, uno de los tres abogados que encaminan ante la justicia
brasileña el caso de unos 154 médicos cubanos, dijo a Radio Martí que
la demanda está basada en la Constitución de Brasil, según la cual los
cubanos "tienen los mismos derechos" que sus
colegas de otros países. Dijo que las posibilidades de que los
médicos cubanos puedan recibir sus salarios íntegros,
y permanezcan en Brasil, "son enormes". Se trata
de varios procesos y en algunos casos ya han logrado que los médicos
cubanos reciban el salario íntegro.
La acción
legal está dirigida contra la OPS, el gobierno de Brasil y el de
Cuba. El propósito es impugnar el acuerdo y exigir que a los
cubanos se les pague sus salarios íntegros. La doctora Yaili Jiménez,
una de las médicas que presentaron una demanda, comentó: “Llega un
momento en que te cansas de ser esclavo”.
La caída del gobierno
izquierdista fue importante en esto. El gobierno de Rousseff violó
el artículo 149 del Código Penal brasileño, que considera que hay
"trabajo esclavo" cuando se somete "a la
persona a un trabajo obligado, en jornadas exhaustivas, con
remuneración incomparablemente menor que la labor realizada, basado en
deudas contraídas con el patrón".
Posibilidades de éxito para la emancipación
El 18 de octubre pasado el gobierno de Michel Temer flexibilizó
el concepto de trabajo esclavo en Brasil para complacer a los
empresarios agrícolas. Ahora se considera que hay trabajo
esclavo cuando hay uso de coacción, restricciones a la libertad
de movilidad del trabajador, éste es obligado a trabajar bajo seguridad
armada, o se le confiscan o retienen sus documentos personales. Eso es
lo que hace el castrismo, los amenaza, roba sus salarios, restringe la
libertad de movimiento y los deja sin documentos.
Además, según
Santana de Correa, en el caso de los cubanos se viola el principio
jurídico de “isonomia”, que significa “igualdad ante la
ley”, y se burla “la dignidad social del trabajo”.
Igualmente se
viola artículo 23 de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos: “Toda persona tiene derecho, sin discriminación
alguna, a igual salario por trabajo igual… Toda persona que trabaja
tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le
asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad
humana.”
En Venezuela todo es peor
En Venezuela todo es peor. No hay cifras oficiales recientes
sobre la cantidad de “colaboradores” cubanos, pero fuentes venezolanas
estiman que son entre 32,000 y 34,000. Según el testimonio ofrecido el
16 enero 2017 a Diario de Cuba por el médico cubano
Alaín Perea, quien prestaba servicio en Maracaibo pero huyó a Colombia,
él recibía sólo 27,000 bolívares mensuales (1 bolívar = 10 centavos el
16 de enero de 2017), o sea unos 27 dólares mensuales, para su
alimentación (la vivienda es gratuita), y le depositaban 400 CUC
mensuales en Cuba, de los cuales no podía disponer hasta que
regresara a la Isla.
El doctor Yordan
Salgado también recibía 27,000 bolívares, equivalentes a 5 dólares por
la devaluación constante del bolívar, según le dijo a Cubanos
por el mundo. Con su continua devaluación hoy el bolívar vale tres
centavos de dólar. Ni Perea ni Salgado supieron nunca a qué salario
tenían derecho y qué cantidad exacta les robaba la dictadura cubana.
Y el control
de movimiento es más severo. En diciembre de 2015, varios días antes de
las elecciones para la Asamblea Nacional agentes cubanos del MININT y
de la Guardia Nacional Venezolana retuvieron a 35,000 profesionales
cubanos sin salir de sus casas para que no se “contagiaran” con
el triunfo opositor, que sabían era inevitable.
Encima, los
profesionales cubanos son obligados por La Habana a hacer labor
política con los pobladores y compulsarlos a que participen en
manifestaciones y voten por los chavistas, o pueden perder los
servicios médicos.
En otros países
sucede lo mismo. En Ecuador, con unos 200 profesionales cubanos de la
salud, Café Fuerte reveló a fines de 2015 que
Quito paga $2,641 dólares mensuales por cada médico, pero ellos
reciben $400, y otros $400 van a la cuenta en Cuba. El gobierno de
Angola paga a Cuba $5,000 dólares mensuales por cada médico y éste solo
recibe $500, según afirma Nick Miroff en el sitio GlobalPost.com.
Grave afectación del derecho a la atención médica
en Cuba
Debido a los miles de médicos en el extranjero, en Cuba ha caído
peligrosamente la atención médica primaria y la
especializada. Desde que comenzaron las “misiones médicas”
cubanas a otros países, innumerables “consultorios médicos” a nivel de
barrio han cerrado en todo el país. Igualmente en los policlínicos a
nivel de municipio se agudiza la escasez de especialistas, todo lo cual
recarga el número de pacientes sobre los hospitales que por ese motivo
no dan abasto. Muchas intervenciones quirúrgicas no se realizan
por falta de cirujanos. Eso ha profundizado la crisis que estalló en
los servicios médicos desde que se acabaron los cuantiosos subsidios
soviéticos.
Desde 2010 unos
60 hospitales han sido cerrados en la Isla, que ha perdido la cuarta
parte de su capacidad de hospitalización. Esto se suma
al calamitoso el estado de los hospitales. A veces los cirujanos
no pueden operar por falta de gaza, o de hilo para suturas. . Falta el
agua, pululan cucarachas y mosquitos. Los pacientes deben llevar
sábanas, almohadas, bombillos, y a veces hasta las jeringuillas,
el yodo y el mercurocromo. La comida es intragable.
CONCLUSIONES
Si la demanda en Brasil tiene éxito ello podría significar el fin
de esta explotación de los médicos, dentistas y otros profesionales
cubanos en ese país. Todos se sentirían con derecho a hacer lo
mismo. Dado el castigo que impone la tiranía a los “desertores”,
que incluye no ver a sus familias en 8 años, algunos podrían no
sumarse, pero se haría muy evidente el chantaje del castrismo. Los medios
podrían denunciarlo. Sin duda aumentaría la presión internacional sobre
la dictadura.
Lo más trascendente
sería que abriría el camino para procesos similares por parte de sus
colegas en los países en los que hay independencia del poder judicial.
Es el caso de Portugal en Europa, algunos países de Latinoamérica
y el Caribe, y de Asia. En Venezuela es impensable
por ahora, pero los cubanos allí se percibirían a sí mismos más
esclavos decimononos que nunca. En general, la emancipación en
Brasil alimentaría presiones inéditas para obtener un salario justo.
El régimen militar
cubano con la emancipación de los esclavos de bata blanca en Brasil
sufriría un enorme descenso en la “exportación de servicios”,
que dejaría de ser la mayor fuente de divisas. La nación quedaría aún
más dependiente económicamente de EE.UU y de Miami en particular,
lo que tendría consecuencias políticas y estratégicas de cara al relevo
de Castro II como presidente del país. Ni Rusia, ni China,
ni Irán regalan dinero. Afloraría mundialmente la
deleznable trata humana que nadie ha querido ver en el sistema de
Naciones Unidas.
Informe especial realizado por Roberto
Álvarez Quiñones
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