En diciembre
pasado me encontré con un compañero de prisión en Isla de Pinos. Nos pusimos a
recordar aquellos años, y vino la conversación un compañero que le llamábamos “Jockey” había
corrido caballos de carrera en la Florida en su juventud. Al triunfo de la
revolución comunista regresó a Cuba a ver a sus padres. Para no irse más.
Allá por el año de 1963 en la Circular nos
poníamos a hablar en la celda, “Jockey” mi hermano Julio (†) y yo, de las cosas
del ayer. “Jockey” nos habló de un caballo que gano muchas carreras en Estados
Unidos. Fue comprado y traído a Cuba, donde se “aplatanó” a nuestro clima y
comida. Ganaba carrera tras carrera. El padre del “Jockey” lo había cuidado. Su
nombre “Happy Hopes”. El “Jockey” decía “que hubiera sido el hombre más feliz
si lo hubiera corrido”.
“Jockey” llevaba dos o tres meses que no se
sentía bien de salud. La comida mala y la vida de las circulares era muy dura:”
Un día nos dijo: “Cuando me muera, quisiera morir montado sobre un caballo como
“Happy Hopes” hasta que ya no tuviera más fuerza. Sería la muerte más feliz
para mí”.
Un mes después fue traslado al hospital de Isla
Pinos, y después para Cuba (La Habana). Dos meses después murió en la prisión del
Castillo del Príncipe. Quizás en su último sueño se vería montado en “Happy
Hope”. Estos comunistas sin moral, ni
dignidad, que no saben lo que es HUMANISMO, cuando fue
traído para el Castillo del Príncipe, no dejaron que la madre lo viera. Cuando
murió no le dijeron nada a ella. Seguro que estará enterrado en una de las
miles sepulturas sin nombre.
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