sábado, 10 de marzo de 2018

SIN LIBERTAD SOLO CRECE LA POBREZA, NO LA PROSPERIDAD


"Simplemente el socialismo no es reformable. Si hay dudas al respecto que le pregunten a Gorbachov.."

Habrá más pobreza mientras más se ataque al sector privado. 

(FHRC)

    El zar del maquillaje económico en Cuba, Marino Murillo, dio muestras nuevamente de cómo la élite de poder cívico-militar castrista, cual avestruz, mete la cabeza en la arena para evadir y negar la realidad, una y otra vez.
    El vicepresidente cubano dijo que las “reformas” económicas raulistas no marchan bien por la falta de preparación de la burocracia que la debe aplicar. Precisó que ha habido “más errores que virtudes” y un “distanciamiento” entre los objetivos iníciales y la práctica.  
    Añadió el funcionario que hubo "fallas" en los contenidos y en la selección de los burócratas actualizadores, y anunció que para que todo funcione de maravillas habrá “nuevos seminarios para dar a conocer las nuevas normas jurídicas para el sistema empresarial". Esa superficialidad para esconder las verdaderas causas de las  realidades adversas es ya secular en las altas esferas del poder castrista. 

    Para empezar, las reformas no pueden remendar el aún vigente centralismo estalinista implantado por el Che Guevara hace medio siglo. Ni siquiera en una economía socialista menos centralizada, basada en el cálculo económico y cierta autonomía de las empresas estatales, las reformas funcionan. Simplemente el socialismo no es reformable. Si hay dudas al respecto que le pregunten a Gorbachov. 
    Está claro que no se trata de una mala aplicación de la denominada actualización del estalinismo, sino de que los tímidos cambios positivos que se habían realizado están siendo frenados o revertidos, desde que  Obama le dijo al pueblo cubano por la TV que no hay futuro para Cuba si no se crea un próspero y amplio sector privado. Obama les estaba dando un buen consejo, pero lo tomaron como mensaje enemigo y pusieron marcha atrás a lo poquísimo que habían avanzado. 
    Cada día se anuncian nuevas trabas. Ahora los cuentapropistas que contraten empleados tendrán que aumentar sus salarios a medida que contraten más trabajadores; nadie podrá rentar más de cuatro habitaciones a turistas; será más difícil solicitar una licencia para trabajar por cuenta propia; cada cuentapropista tendrá que operar con cuentas bancarias, confiscables en cualquier momento.
    Para colmo, el gobierno en vez de facilitar la inversión extranjera, que la nación necesita urgentemente, la dificulta. Así lo expresa un informe de IE Business School presentado en Madrid. Los empresarios españoles que se tragaron el cuento de Raúl Castro como reformista se quejan ahora de que la inversión en Cuba “se estanca por falta de reformas”. En buen criollo se podría decir: “ellos se lo buscaron”. Tampoco les falto un buen consejo de la oposición cubana sobre con quienes estaban tratando. 
    Crece el descontento y la frustración entre los emprendedores cubanos, que son los que pueden desarrollar la economía y combatir la pobreza y desesperanza de los cubanos. Roberto, un jubilado, dijo al periodista independiente Iván García: “la cogieron  con los carretilleros y los agros particulares, y ahora tú caminas por los agromercados y están pelaos”. 
    Carlos Márquez, cuentapropista en la playa de Varadero, contó a un periodista independiente que el restaurante SuperMachi  fue por varios años el más visitado por turistas nacionales y extranjeros. El negocio iba tan bien que sus dueños abrieron un segundo restaurante. Enseguida el régimen les quitó la licencia y cerró ambos restaurantes. Sus propietarios se fueron para Cancún,  México, abrieron allí otro SuperMachi y se llevaron varios de sus empleados en la isla y están logrando un gran éxito. 
       Moraleja, con libertad hay prosperidad, sin ella hay miseria. 
    La elite castrista insiste en combatir la riqueza en vez de la pobreza. Ni Kafka pudo imaginarse algo tan absurdo. 
    Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC


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