martes, 3 de octubre de 2017

JOSE LUIS SAMPEDRO Y STEPHANE F. HESSEL

"La defensa de los Derechos Humanos fue el leitmotiv, tanto en la vida de Sampedro como de Hessel.."


Carlos Benítez Villodres


Hay un cierto paralelismo entre los escritores José Luis Sampedro y Stéphane Fréderic Hessel. El escritor español nació el 1 de febrero de 1917 en Barcelona y el francés (estaba en posesión de la Ciudadanía francesa), vino al mundo en Berlín, el 20 de octubre de dicho año. Por otro lado, Sampedro falleció en Madrid el 8 de abril de 2013 (96 años) y Hessel nos dejó en París el 27 de febrero del mismo año a la edad de 95 años. Además, Sampedro participó en la Guerra Civil española y Hessel en la II Guerra Mundial, como miembro de la resistencia francesa y, posteriormente, debido a su origen judío, fue capturado y torturado por la Gestapo y recluido en los campos de concentración de Buchenwald y Dora-Mittelbau, siendo liberado por las fuerzas armadas aliadas. También he de reseñar que Sampedro y Hessel trabajaron para la Administración de sus respectivos países. Asimismo, el español y el francés se convirtieron, ya ancianos, en líderes indiscutibles de la juventud reaccionaria. No olvidemos que el diplomático francés fue uno de los doce redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptada por la ONU en 1948.

Del mismo modo, cuando Stéphane Hessel presentó el 28 de marzo de 2011 en el Teatro del Institut francais (Liceo francés) de Madrid su libro ¡Indignaos! (Ediciones Destino, 2011) con prólogo de Sampedro, a petición de la editorial española, éste dijo, en su intervención en el acto, que “con el Plan Bolonia se ha entregado la vieja Universidad del saber a los poderes financieros, Por consiguiente, hay que apostar menos por una sociedad de consumo y más por una libertad de pensamiento”.
La defensa de los Derechos Humanos” fue el leitmotiv, tanto en la vida de Sampedro como de Hessel, y ambos intelectuales lucharon, cada uno desde su puesto en la sociedad, para que los jóvenes de cualquier época continúen conservando y mejorando los Derechos Humanos.
Ciertamente, ¡Indignaos! es una llamada para salir pacíficamente del conformismo, de la resignación, de la pasividad… de los ciudadanos, para activar y mantener el diálogo entre personas de distintas ideologías políticas, de distintas culturas, de distintos credos…, para construir un nuevo mundo en el que impere y gobierne la voz del pueblo, en definitiva, ¡Indignaos! es un alegato a la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica. “Parece utópico, comentó Sampedro, dirigiéndose a la juventud  presente en el evento antes mencionado, pero es el mejor camino para vuestro futuro, que el mío es ya corto”. Cuántas veces dice Isabel Sampedro, hija de José Luis e Isabel Pellicer, que su padre siempre manifestaba que “su consejo máximo era que la vida hay que vivirla”. Vivir la vida con valentía y con honradez, con positividad y con esperanza… para que nadie nos mienta, nos avasalle, nos someta… Somos nosotros, los ciudadanos de cualquier país del mundo, quienes hemos de luchar para nuestro bien y para el de la sociedad en la que vivimos. Sólo así abriremos nuevos caminos para vivir la vida con sentido, en paz, en solidaridad, en definitiva, vivir la vida desde la comprensión, la fraternidad, el amor.
Gloria Palacios publicó el libro-entrevista José Luis Sampedro: la escritura necesaria (Ed. Siruela, 1996).
José Luis Sampedro contrajo matrimonio en 1944 con Isabel Pellicer. De esta unión nació una hija, Isabel, diplomada comercial del Estado. Ésta se casó con Juan Antonio Yáñez-Barnuevo García, número 2 de la exministra del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, Trinidad Jiménez. De este matrimonio nació el único nieto de José Luis Sampedro, Miguel. Ciertamente, de la relación abuelo-nieto, Sampedro escribió La sonrisa etrusca, una de sus novelas más famosas. El escritor, docente, humanista, economista y académico catalán enviudó de Isabel el año 1986.
En 1997, Olga Lucas Torre, nacida, en Toulouse, el 2 de octubre de 1947 en el seno una familia española, conoce personalmente a José Luis Sampedro en el Balneario de las Termas Pallarés, de Alhama de Aragón. Ella es escritora, poeta y traductora. Al cabo de un año ambos disponen vivir juntos. Ya en 2003 deciden casarse (29 de junio) en la más estricta intimidad, y eligen para su boda el salón de Plenos del Ayuntamiento de dicha localidad zaragozana. Olga desempeñó las labores de secretaria particular de su marido.
En abril de 2014, coincidiendo con el primer aniversario de la muerte de José Luis Sampedro, vio la luz Sala de espera, el último libro del escritor barcelonés, publicado por Plaza & Janés. Su viuda Olga lo presentó el martes 24 de junio en la librería Primado, de Valencia. “Que el legado de José Luis Sampedro, refirió Olga en el acto de presentación de dicha obra, no se olvide, que su obra se lea y que siga viva, porque es un referente que nos hace mucha falta”. Como dicho libro lo dejó Sampedro inconcluso, antes de morir le pidió a su esposa que lo “pusiera en claro y lo publicara”. Ciertamente, Sala de espera es la obra póstuma de un escritor imprescindible, de un escritor que nos enseña a vivir la vida intensa y positivamente, aunque nos intenten manipular, desalentar y aletargar el poder del Estado y demás poderes “de facto” con sus falacias, vilezas y apaños.
El legado de José Luis Sampedro es faro y puerto para el hombre del presente y del mañana en especial para los seres humanos sin voz, con problemas difíciles de solventar, aislados en medio de una sociedad que no quiere saber nada de ellos, derrotados, desesperanzados… Asimismo, la palabra y las ideas y el ejemplo personal de Sampedro transforman la realidad aciaga de cada día en otra en la que predomine una convivencia sana, productiva, solidaria, es decir, eficaz y auténtica, con la que  logremos un presente y un futuro mejor que el que tenemos. El legado del escritor barcelonés posee, desde sus entrañas hasta su superficie, una luz que guía y enseña a la ciudadanía para que ésta sea consciente de que sólo el diálogo y el respeto, el intercambio y el conocimiento del otro abren el camino para la paz, el amor, el entendimiento, en definitiva, para el crecimiento positivo de las personas y de sus dignos quehaceres en los campos de la vida. “Cualquier destino, refiere Jorge Luis Borges, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es”. Y Sampedro supo constantemente quién era desde aquellos años, ya lejanos, de su infancia.


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