EDITORIAL "YO CONSPIRADOR... ME CONFIESO"

11/18/2015 Usted puede creer o no en la conspiración mundial. Es algo de lo que se ha hablado en todas las generaciones. Y a la que le han dado la apariencia que han querido: desde  “un encuentro a la sombra de un oscuro sótano”, hasta  una sofisticada reunión en una lujosa oficina, perfectamente climatizada.  Para muchos una prueba de ese propósito, es la creación de la parodia de asamblea que es la ONU, –o el internacionalismo castriano de hace unos años– la demonización de los nacionalismos y la asfixiante globalización de la economía, la distribución (física) de la población mundial, al más claro estilo del antiguo trasiego de esclavos en los siglos 18 y 19, –hablando genéricamente– y la participación en guerras que no se quieren ganar, ni acabar; además del padrinaje, a nivel mundial, de “lideres” incalificables.

Para muchos, la globalización, es resultado de esa histórica conspiración a la que está condenada la humanidad, (entiéndase ciudadanos), mundialmente, por el capitalismo a ultranza, que no tiene nada que ver con tesis ideologías, sino con la habilidad de algunos para hacerse de todo el poder y crear; en un momento en que la tecnología crece de manera exagerada, una profundización de la desigualdad económica.  Hoy hay mas distancia entre los poderosos y los que no lo son, que nunca antes.

Y no importa que bauticen sus métodos, como liberales, socialistas y hasta conservadores. Esto no es más que una estrategia de “marketing”para vestir un muñeco con cual entretener al “baby”… (Léase ciudadanos medio), intoxicandonos con discursos populistas, sensibleros, llenos de emoción y con un obvio viso de humanitarias; y mentirosas intenciones. 

No se busca resolver estas desigualdades, sino profundizarlas. Esta probado que los seres humanos  –no entiendo porque–, son más manejables, cuando peor se encuentran. Cosa que conocen perfectamente los que sustentan poder; ya sea este político, o económico. Y de lo que se aprovechan.

¿Hasta cuando sea esto...? No lo se.