"Los repartidores de la riqueza ajena, deben invertir su esfuerzo en que la ley indague..."
LATINEWS/M3.
Al margen de las intenciones que muevan a una u
otra cosa, Los auto titulados socialistas, dicen basar su premisa en la
protección del conjunto social. Intentan hacer creer que ellos, son los únicos
interesados en la justicia social, en la compensación de los valores
socio-políticos y en la protección de la sociedad. A la que empacan en un bulto
único, desconociendo que la única forma existente para proteger al conjunto
de los ciudadanos es protegiendo,
primeramente a individuo.
Es el ciudadano; el
individuo, quien arma y compone la sociedad, y la única manera de crear a un
grupo social saludable. Por lo tanto, si no se reconoce y protege al individuo,
no es posible reconocer y proteger a la sociedad. El individuo sobre vive al
conjunto, pero el conjunto no sobrevive a la falta del individuo.
Esta es una
verdad universal e insoslayable.
Todo discurso
colectivista, se sustenta en una retorica mentirosa confeccionada de manera
tal, que en muchos casos confunde; y es aceptada, en la mayoría de esos casos,
por ignorancia y en otros por mal intencionados pescadores de agua revuelta.
El elemento que
conforma a estos odiadores, que lanzan persistentemente el anzuelo de la
redistribución de la riqueza –regularmente la de los otros–, por ejemplo,
obvian responder los motivo y orígenes de que “la riqueza” no
esté presente en iguales cantidades, en
todas partes.
Nosotros creemos que lo que se debe defender y
por lo cual debemos esforzarnos es que exista la misma posibilidad, de poseer
esa riqueza, pero una vez que exista esa posibilidad, se debe respetar los
resultados. Que en la mayoría de los casos es el resultado del esfuerzo y la
inteligencia individual de algunos.
Los
“repartidores de la riqueza ajena”, deben invertir su esfuerzo, en que la ley indague, proteja y
descubra a quienes se hagan de riqueza de manera delincuencial. Y respeten a
los que la han logrado de manera justa y legal porque de hecho, esa debe ser la
razón, de mayor peso para poder enjuiciar, y hasta criticar al que se lo
merezca.
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