domingo, 14 de junio de 2020

SER SOLIDARIOS



Carlos Benítez Villodres Málaga (España)
Ser solidario es defender los intereses del otro, aunque en realidad estos intereses son, directa o indirectamente, los mismos que los míos. Defendiendo los intereses de esa otra persona o grupo, actúo también a mi favor.

La generosidad es otra cosa. La generosidad es defender los intereses del otro, pero no porque estos sean los míos. La generosidad es defender los intereses de otro, aun cuando no sean los míos no porque yo pueda sacar provecho de ello, sino para que sea el otro quien se beneficie.
La solidaridad es una forma de defenderse entre varios; la generosidad es, en último término, una forma de sacrificarse a sí mismo por los demás. Por eso, desde un punto de vista moral, la generosidad es superior a la solidaridad, pero la solidaridad, desde las perspectivas social y política, es más urgente, más realista y más eficaz.
La solidaridad es el sentimiento de unidad que se fundamenta en las metas o intereses comunes, pero que implica ayudar sin recibir nada a cambio. El ser humano comprende que cada uno de los individuos de su sociedad actúa buscando su propia felicidad, y que no importa las diferencias, aparentemente, que tengamos, todos buscamos objetivos, metas e hitos por conquistar. La formación de lazos sociales, que unen a los miembros de una sociedad entre sí, gira en torno al concepto de solidaridad, y cómo uno ayuda al otro en diferentes maneras. Los engranajes de la sociedad completa funcionan a través de la unión de objetivos, giran gracias a las metas colectivas e individuales.

El ser humano forma la humanidad en la medida en la que es capaz de escuchar a otros, reconocerse en ellos y notar la importancia y relevancia que cada persona puede tener en su propio ámbito y cómo esto contribuye a la sociedad. Esta idea indica que no podemos ser islas separadas, no existe división válida entre el ser humano, ya que todo lo que hacemos encuentra efectos en los demás. Nunca estamos realmente solos. Estamos rodeados, lo queramos o no, por las ideas, por las acciones y por las recolecciones del hombre, y estos son aportes únicos que debemos agradecer y contribuir como individuos de forma solidaria en la comprensión de otros, en lo que estos quieren lograr, en cómo poder ayudarlos a que consigan sus objetivos.
Es más fácil ser solidario con los que consideramos “del grupo”, pero debería ser general, porque “cada uno de nosotros, refiere Sergio Pitel, es todos los hombres”. Con la solidaridad, pones tus capacidades al servicio de los demás. No se limita por sexos, raza, credo, nacionalidad o afiliación política. Es una de sus grandezas, pero es cierto que el termino resuena más ante grandes catástrofes, guerras, etc. Pero la solidaridad es más que nada un acto social, una acción que le permite al ser humano mantener y mantenerse en su naturaleza de ser social. Este sentimiento noble debemos usarlo a diario, con todos los que nos rodean, seguro que son muchos los que nos necesitan, no en lo material: aspectos como compañía, ayuda, afectos.... esos actos son de solidaridad. Nos acerca a la amistad.
La solidaridad podría verse como una gran necesidad, o un bien escaso, pues infinitas ONG´s se proponen ser solidarias como meta. Y todas son necesarias, lo son porque en el mundo actual, en el cual la diferenciación es un rasgo, se precisa mucho de todo, pues al diferenciarse hay muchos que carecen de mucho. Si lo piensa las metas y las necesidades son infinitas: niños sin recursos (incluso en los países ricos), los sin hogar: por guerras, catástrofes, enfermos, países pobres, etc. “Solo el poder que surge de la debilidad de los oprimidos, manifiesta Paulo Freire, es y será lo suficientemente fuerte como para liberar a todos”. En las ONGs, la solidaridad supera las acciones
contra el hambre, va mucho más lejos, porque se persigue un cambio social mucho más allá de las crisis humanitarias. Sobrevivir, comer es lo primero, pero la dignidad de la persona necesita más para realizarse.
El 31 de agosto es un día muy importante para todos los hombres y mujeres de buena voluntad: se celebra el Día Internacional de la Solidaridad. La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) eligió, en el año 2000, este día para conmemorar la solidaridad como uno de los valores fundamentales que garanticen el desarrollo y la paz en el mundo.
En el párrafo anterior expresé que la ONU eligió este día, el 31 de agosto, como el de la Solidaridad para recordarnos a todos que la solidaridad debe ser una cualidad moral indispensable de la sociedad y una condición fundamental de las relaciones internacionales. La solidaridad genera la armonía y la estabilidad necesaria para que se produzca una convivencia justa y equilibrada entre los pueblos.
Las grandes desigualdades, que existen en el orbe, dentro de las mismas sociedades y, especialmente, entre países, procrea, a cada instante, que sin la solidaridad no se puede conseguir el verdadero progreso de nuestro mundo. Como individuos, tenemos la capacidad de ayudar al otro, de compartir lo que tenemos. De esta manera, entre todos, podremos ayudar a que se consiga el desarrollo pleno y estable del mundo.
Para la ONU, el desarrollo humano es un paradigma que no solo está relacionado con el aumento o la disminución de la renta per cápita de un país, sino que se relaciona con las necesidades y con el desarrollo del ser humano. Este concepto se basa en la idea de que todas las personas tienen el derecho de conseguir su máximo potencial y tener la vida que elijan tener, por lo que es necesario ampliar las oportunidades para que cada uno pueda vivir la vida que desee.
A pesar de lo que pueda pensarse, todo pequeño acto que hagamos, ayuda. Todo, lo que podamos comprometernos con los demás, ayudará a mejorar la vida de estas personas, a aumentar su autoestima y sus posibilidades de tener una vida plena. Los seres humanos solidarios luchan constantemente por intentar hacer un poco mejor el mundo y para que los habitantes del planeta tengan una plataforma a través de la cual canalizar su ayuda, ya sea económica o personal.
También podemos definir la solidaridad como una actitud y un comportamiento de colaboración mutua entre personas. La cooperación, por su parte, es trabajar en común para que el éxito de uno esté correlacionado con el de los demás. Siempre, ambas actitudes, son voluntarias y parten del concepto de responsabilidad social: nuestro poder personal puede influir en el mundo a través de nuestras acciones.
Comprender las desigualdades es poner un pequeño cimiento personal para ayudar al desarrollo de los demás. Esto puede ser a través de nuestro civismo, de realizar labores de voluntariado, irse a otro país a ayudar o trabajar de ayuda a la cooperación, donar económicamente a proyectos de ONGs o involucrarse personalmente (como creando retos solidarios). “Las desigualdades son la causa y la consecuencia, del fracaso del sistema político, asevera Joseph Eugene Stiglitz, y contribuye a la inestabilidad de nuestro sistema económico, lo que a su vez contribuye a aumentar las desigualdades”.
Partimos de la base de que la solidaridad es una actitud, una disposición aprendida, que tiene tres componentes: cognitivo, afectivo y conativo. De aquí que los conocimientos que una persona tiene son suficientes para fundamentar la actitud acompañados del componente afectivo, el fundamental, y el conativo o comportamental que sería el aspecto dinamizador de dicha actitud.


No hay comentarios:

Publicar un comentario