viernes, 1 de junio de 2018

ESTE DIA EN LA HISTORIA CUBANA

"Finalmente, en 1881 hizo de Nueva York su hogar, aunque continuó viajando por América Latina..."

José Julián Martí y Pérez (1853-1895), el héroe más grande y el escritor más influyente de Cuba. Revolucionario, poeta, periodista y el principal organizador de la Guerra de la Independencia de 1895-1898, fue el apóstol de la independencia de Cuba. Nacido en La Habana, el 28 de enero, de padre valenciano e madre "isleño", pasó sus primeros años como un estudiante entusiasta. Su ambiente y maestros despertaron en él una devoción a la causa de la libertad. Se inscribió en el Instituto de Segunda Enseñanza pero pronto fue arrestado por razones políticas. Después de cumplir varios meses de trabajos forzados, fue deportado a España en enero de 1871. Para entonces, ya estaba recibiendo reconocimiento como escritor. A la edad de 15 años había compuesto varios poemas, y a los 16 años publicó un periódico, La Patria libre, y escribió un poema dramático, Abdala. En España reanudó sus estudios y publicó un ensayo que acusaba a la opresión española y las condiciones en las cárceles cubanas, El Presidio político en Cuba. En 1874 se graduó en filosofía y derecho en la Universidad de Zaragoza. Después de viajar a Europa, trabajó como periodista en México, en 1875-1877, realizó una breve visita a Cuba y se estableció en Guatemala, enseñando literatura y filosofía. Allí se casó con Carmen Zayas Bazán, hija de otro exiliado cubano y poco después publicó su primer libro, Guatemala. Disgustado con la vida bajo el liberal y autocrático presidente guatemalteco Barrios, regresó a Cuba en diciembre de 1878, con la esperanza de que la Paz de Zanjón hubiera mejorado las condiciones allí. Las autoridades, sin embargo, pronto descubrieron sus actividades revolucionarias y nuevamente lo deportaron a España. Él escapó a Francia, y ellos se mudaron a los Estados Unidos y Venezuela.
Finalmente, en 1881 hizo de Nueva York su hogar, aunque continuó viajando por América Latina y escribiendo sobre sus problemas. Escribiendo una columna regular para La Opinión nacional de Caracas y La Nación de Buenos Aires, ganó reconocimiento en Hispanoamérica. No solo sus artículos, sino también su poesía y su prosa, precursores del modernismo, se hicieron populares. Su poesía la reservaba principalmente para la expresión de sus pensamientos más íntimos, sus amores y su creciente preocupación por la muerte. En 1882 sus poemas más significativos registraron sus tiernos sentimientos hacia su hijo y su patria, expresados ​​en metros regulares pero en un estilo que presagiaba modernismo, aparecieron en la colección Ismaelillo, llamada así por su hijo. Sus poemas más conocidos son sus Versos sencillos, que enfatizan temas como la amistad, la sinceridad, el amor, la justicia y la libertad. Martí también se ganó los corazones de muchos jóvenes latinoamericanos con su Edad de oro, una revista especialmente dedicada a los niños. Su mayor contribución a las letras hispanoamericanas fueron sus ensayos. Escrita con un gran estilo personal, la renovación modernista del lenguaje que los caracterizó marcó el comienzo de la nueva prosa hispanoamericana. 
Se dio cuenta muy pronto de que la independencia de España era la única solución para Cuba, y que esto solo podía lograrse mediante una victoria militar obtenida tan rápidamente como para impedir la intervención de los Estados Unidos. Su temor a una dictadura militar después de la independencia llevó a su ruptura en 1884 con los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo. Su retirada terminó en 1887 y los tres hombres volvieron a trabajar juntos, con Martí asumiendo el liderazgo político. En 1892 formó el Partido Revolucionario Cubano en Nueva York y dirigió sus esfuerzos hacia la preparación de una guerra contra España. Lo que distinguió a Martí fue su capacidad de organización y armonización. Su oratoria inspiró a sus oyentes que admiraban su fe y sinceridad, y su convicción en las ideas que perseguía le ganó respeto y lealtad. Sus escritos no eran simples ejercicios retóricos, sino enseñanzas morales destinadas a hacer un mejor ser humano. Su importancia trascendió a Cuba. Como Simón Bolívar, pensó en términos de un continente y defendió la unidad de América Latina. Sus escritos e ideas tuvieron impacto en toda América Latina. Cuando en 1895 dio la orden para la reanudación de las hostilidades, sintió que no podía quedarse atrás en Nueva York y aterrizó en Cuba para dirigir la campaña. Poco después, el 19 de mayo, fue asesinado en una escaramuza en Dos Ríos.
* Jaime Suchlicki es Director del Cuban Studies Institute, CSI, un grupo de investigación sin fines de lucro en Coral Gables, FL. Es el autor de Cuba: de Colón a Castro y más allá, ahora en su quinta edición; México: de Montezuma al auge del PAN, segunda edición, y de la recientemente publicada Breve Historia de Cuba.

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