Aquél
28 de enero hacía un frío inusual. De tres pares. "Rubiera nunca se
equivoca en los partes meteorológicos", pensó Leonor en su
agonía, acurrucada que estaba en el edredón, mientras contraía
sus piernas contra la vulva para retrasar lo inevitable. Eran las
cinco de la mañana, según había gritado el sereno don Jaime Londoño
y de Arzuaga pocos minutos antes, bajo el farolín en una intersección de la
calle Paula, Habana, Cuba. Leonorcita a sus veinticinco tuvo
fuerzas para atisbar por un momento en la ventana volviendo
a la cama precipitadamente Y, entonces, de súbito.
¡Al ánimo; al ánimo; la fuente se rompió!
No
podía llamar a Marianito que en el cuartel estaba, siempre de
guardia. Despertó a Ana, la comadre, que yacía a su lado
y le dijo: "Resguárdate del frío y del chin chin y corre
hasta don Jaime, que permanece en la esquina. Dile que llame a
Bienvenida, y la acompañe a su regreso, que la niña está por venir”. Las
cabañuelas – inequívoca señal de prosperidad a principios de
cualquier enero – habían sido muy sentidas en ese año
de gracia del Señor: 1853. Diez días de agua y contando.
–Mira,
hija, además alcánzale un vaso y la botella del vino Las
Palmas de Tenerife, que está en el estante para que tome un
trago", díjole, alzando un poco su voz de parturienta primeriza.
–Ma, Ud. perdone, pero parece que se olvidó
que Bienvenida quedose en casa anoche por si acaso el meconio se
salía –respondió la joven en un susurro.
En
esos precisos momentos la partera subía renqueando por la
escalera despertada que fuera por el movimiento y las habladurías
de la recámara superior .En sus manos artrósicas llevaba una maletica con
los paños impolutos y los instrumentos de ocasión, entre
ellos un cuchillo de vientre amolado y hervido por quince
minutos para cortar la tripa, dos botellas de agua estériles
calientes y un plato con sopa salada de gallina vieja con enjundia.
–
¿Qué sucede? ....
–La
niña está por llegar, respondióle Leonor.
Era
un varón.
Dr. Santiago
Cárdenas, enero/2016
–No te preocupes, tú tienes buena pelvis
y muy ancha" respondió la Bien Venida .Por supuesto, la
comadrona era cubana, estéril y sin adopción, lo que le hacía
disfrutar plenamente su trabajo en la Habana de intramuros antes y
después del cañonazo.
–Revisé
el ultrasound y también
las placas, comentó en voz baja. Los resultados son equívocos en
cuanto al sexo; pero vas a tener un buen parto. Respira duro y puja
cuando te diga."
–Oye:
¿te has inyectado cianocobalamina? La criatura parece un macro feto .Viene
grande y hermosa.
–No
sé; en las islas canarias no conocemos eso......
–Quiero
decir vitamina B12
–Pero,
las vitaminas no se han descubierto todavía Deje eso para el siglo
que viene.
–Perdone
Ud., replicó la partera. "Según mis creencias católicas y
esotéricas todo es pasado y presente a la vez. Yo leo la versión moderna
de las biblias de Cipriano de Valera y Casi doro de la Reina y sigo las
enseñanzas de nuestro Papa Pío Nono, que es infalible, según el concilio
Vaticano I, que está por llegar. Pero queda claro que no vamos a
hablar de eso en estos momentos... Que el asunto principal, el meollo de
la cosa, es que todo salga bien”.
-
¡Puja!; ¡Puja duro !.
Y
en el puja-puja Leonor cayó en sueno onírico recordando una
de las tantas cópulas de pareja joven en plenitud de facultades pélvicas.
Obnubilada se trasladó de mentirijillas a abril 28 de 1852. Lo sabía por
el calendario gregoriano al pie de su cama. Era la eclosión brutal
de la primavera en el trópico. Marianito estaba más juguetón que de
costumbre. Su última menstruación había terminado doce días
antes y se sentía en celo. Los alisios borradores
de nubes barrían la habitación. El olor a almizcle con vetiver mezclado
con el de las frituras de bacalao llegaba desde el cercano
puerto. Era el amor genitado. La erección había sido
gigante; la penetración profunda y el orgasmo glorioso. Triplicado
por unas contracciones pélvicas muy intensas y muy sabrosas. Un
licor bañó su cérvix; su cérvix vaginal. El instinto
femenino le decía que inequívocamente había sido preñada, impregnada
por el semen aplatanado de Mariano .No obstante, la niña nacería
cubana.
Miró
al cielo y vio una estrella. La que ilumina y mata. La de Abdala.
Al
despertar de la anestesia Leonor estaba sola en su habitación. La comadre
había ido a hacer pipi .La sopa con ajo y sal la reanimaron. Comió tres
cucharadas de lentejas y, se acercó, a la chita callando, a la cuna:
un pesebre de palo.
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