Los que aun crean que el actual presidente de los Estados Unidos, ganó las primarias dentro de su partido hace ya más de siete años, por sus cualidades administrativas, liderazgo personal…, o cualquier otra característica necesaria para liderar el gobierno más poderoso de nuestro planeta; es porque aun sigue creyendo en “Pajaritos preñaos”.
El fenómeno Obama; donde un bisoño y desconocido político fue capaz de
eliminar a la popular, y natural aspirante dentro del partido demócrata en ese
momento, no se dio por un mandato divino, sino por el mandato de muchos divinos
empresarios mundialistas, que son al final quienes gobiernan este cautivo mundo
en que vivimos.
Había que hacer un trabajo sucio: o sea desviar la ruta
democrática e institucional de los Estados Unidos, y para ello se necesitaba
alguien al que no le “temblara la mano”
al hacerlo. Alguien que no tuviera nada que perder y sí mucho que disfrutar.
Desviar la ruta de libertad empresarial, de una clara independencia económica
gubernamental por un extraño régimen, que condujera el control económico del
pequeño y mediano empresario. Fortalecer los poderosos y deshumanizados “Trust”,
para socializar (mágica palabra), la
economía, acabando con la extensa y poderosa clase media americana, a favor de
un gobierno paternalista que lo proveería todo: a cambio de la pérdida de la
libertad de ser dueño de nuestros sueños y decisiones. Estos nuevos regímenes
que se auto titulan socialistas, ofrecen todo a partir de eliminarlo todo con
anterioridad.
Alguien. Un militante del partido demócrata, me contaba, que él apoyaba a
Hilary Clinton, hasta que fuera citado por la alta jerarquía del partido para
un “encuentro” en Miami; con el
también aspirante, Barak Obama, que en ese momento no parecía tener ninguna
posibilidad de ganar las primarias. Me dijo este leal miembro de su partido;
que luego de la reunión salió convencido de que sería Barak Hussein Obama quien
ganaría las primarias y después la presidencia. No me dio detalles de que
descubrió en dicha reunión, pero evidentemente algo le mostraron; tal vez
“postalitas” del Washington, –no lo sé– para que él cambiara su apoyo por la señora
Clinton a favor de aquel desconocido aspirante, carente de recomendaciones u
hoja de servicio. Lo cierto es que esos mismos, son los que ahora siguen
apoyando el antiamericano estilo de gobierno que se está construyendo. No sé
hasta dónde llegaremos. No lo sé.
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