Por Adam
Dehoy (Especial para Enfoque 3 Magazine)

Qué tiene la Alcaldía de atractivo, para que
la gente quiera “sacrificarse” por ocupar esa posición… “tan dura”
.
A mí me emociona cuando escucho esos cándidos
pronunciamiento de entrega, por parte de los aspirantes, todos los
cuales lo hacen por amor a los ciudadanos, por “vocación de servicio”, por solidaridad con los necesitados, etc.,
etc.
¡Que bueno son!
Todos son muy buenos. Ninguno lo hace con la
intención de conseguir, poder, influencia, beneficios económicos. No. Nada de
eso. Solo por vocación de servicio.

Los políticos son inevitables. Hay política en
nuestro modo de conducir una familia, un negocio, un club social. En todas
nuestras actividades, hay política; por lo tanto tienen que haber políticos.
Ahora que se levanta con bastante fuerza un
movimiento de satanización de los políticos, ocurre que los que dirigen ese
movimiento lo que hacen… es política.
Son de hecho políticos. Hay aspirantes que basan sus campañas en la crítica a
los políticos, haciendo política. Y son en muchos casos los que enarbolan su “gran vocación de servicio” con muy poca
credibilidad.
Yo creo que abandonar esos hipócritas slogan,
y apoyarse en mensajes creíbles, reconociendo, que se aspira porque esto además
de producir, imagen, respeto, influencia y a veces hasta una sensación
“orgásmica”, es además un empleo del cual se puede vivir… bien; explicaría
porque se expone su vida privada, su tranquilad familiar y a veces hasta su
salud, –porque hay bastante stress, en estas actividades–, para ser aprobado.
Y ustedes dirán, qué tiene que ver esta nota
con las comparsas y los grupos de zamba. Pues
que todas estas actividades tienen un componente humano que producen
muchas de las sensaciones de las que hablamos arriba. ¿No es eso suficiente?
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