"El presidente de Paraguay, Horacio Cartes, ha renunciado a la reelección, algo novedoso entre los presidentes latinoamericanos..."
Por
Pedro Corzo.
Este año varios de los países más influyentes del
hemisferio se disponen para unos comicios particularmente relevantes para ellos
y, en cierta medida, determinantes para el futuro del continente.
Un séptimo país, Cuba, tendrá un nuevo
monarca, pero sin elecciones, tal y como ocurre en todas las
autocracias, situación que se repetirá en Venezuela, sino cae antes el
despotismo de Nicolás Maduro.
Costa Rica, ya vivió su primera corrida electoral 2018.
El evangelista Fabricio Alvarado, ganó la primera vuelta y se alista a
enfrentar a Carlos Alvarado, candidato del gobierno. Dos postulantes con
propuestas muy diferentes que conviven en una de las democracias insignes del
continente, gracias a que los ticos han elegido sabiamente y con prudencia sin
dejarse seducir por caudillos mesiánicos que solo saben destruir.
Paraguay, Colombia, México y Brasil,
naciones en los que la pluralidad política funciona con los problemas propios
de cada país, decidirán su futuro político con candidatos que presentan
propuestas de gobierno encontradas pero en un marco que concede garantías a la
ciudadanía en la elección de la fuerza política de su preferencia, dejando al
elector la tranquilidad de que concluido el periodo de gobierno volverá a estar
en capacidad de optar por nuevos líderes o ratificar los salientes.
El
presidente de Paraguay, Horacio Cartes, ha renunciado a la reelección, algo
novedoso entre los presidentes latinoamericanos. Estas serán las séptimas
elecciones desde la caída del régimen del general Alfredo Stroessner,
vicedecano de los dictadores del hemisferio, solo superado por Fidel
Castro.
Según los
analistas aunque compiten dos fuertes contendientes, el tradicional
Partido Colorado y una alianza de centro izquierda que está integrada por
el expresidente Fernando Lugo, no se avizora una crisis política por
los resultados de los comicios, sin embargo, no faltan quienes afirman que no
se puede descartar una tormenta como las que ya ha padecido el país.
Los comicios
colombianos están entre los más complejos del año. La elección del sustituto
de Juan Manuel Santos se realizara en un ambiente fuertemente
polarizado, con actores políticos antisistema de proyección nacional
enmarcados en un polémico acuerdo de Paz con las FARC, mientras la segunda
fuerza subversiva el ELN, sigue impulsado el conflicto cumpliendo el proverbio,
“si quieres paz, prepárate para la guerra”.
La fuerza
política ganadora y el candidato que resulte triunfador, tendrán
responsabilidades sin precedentes, porque el escenario
político nacional exigirá medidas novedosas, muy arriesgadas, que podrían poner
en riesgo la estabilidad del país con graves repercusiones en el continente.
Las
elecciones de México tienen una connotación muy particular si se aprecia que el
siempre candidato, Manuel López Obrador viene punteando las encuestas desde
hace varios meses, lo que permite apreciar la fuerte decepción de los electores
mexicanos con sus funcionarios electos, un caldo de cultivo muy saludable para
la victoria de propuestas populistas que después de la victoria, procuran
perpetuarse en el poder violentado los derechos ciudadanos en todas sus
categoría.
Las
votaciones se efectuaran en un ambiente complejo, porque México esta inmersos
en la renegociación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y
Canadá, más el proyecto del presidente Donald Trump de construir un muro en la
frontera entre EEUU y el país azteca.
Según
analistas los comicios brasileños están muy enmarañados por las
acusaciones de corrupción generalizada en la que está supuestamente implicada
la mayoría de la clase política, incluido el candidato con más
opciones el expresidente Luis Ignacio Lula da Silva, condenado a prisión por
hechos de corrupción.
La situación
del electorado brasileño, especialmente desalentadora, en cierta
medida se repite en todo el continente. No faltan electores que apoyan
candidatos con pésimos antecedentes morales y políticos, individuos
enceguecidos por propuestas irracionales que han colocado al convicto de Lula
en la primera línea de las encuestas, una situación que se repite en otros
países.
Es imposible predecir quienes serán los elegidos y cuáles
de ellos cumplirán sus promesas y respetaran cabalmente los fundamentos
institucionales de cada país, sin embargo, el elector debe ejercer su derecho
en base a la conducta y probidad del candidato. Se debe elegir con
responsabilidad no solo por la simpatía y promesas del aspirante.
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