"El grupo de José Antonio se haria cargo de la estación de radio CMQ..."
Por Pedro Roig.
El 13 de marzo de
1957, los opositores del dictador cubano Fulgencio Batista intentaron
ejecutarlo en el Palacio Presidencial de La Habana. A fines de febrero, José
Antonio Echeverría, Menelao Mora y Carlos Gutiérrez Menoyo, reunieron a más de
cien hombres para un golpe decisivo al jefe del régimen. Dos generaciones,
impulsadas por un orgulloso nacionalismo, se unieron para encontrar un camino
hacia la legitimidad constitucional, la honestidad y los derechos civiles. El
"Directorio Revolucionario", una organización ferozmente
anticomunista, y un grupo de ex "Auténticos" totalmente comprometidos
con la rebelión armada, unieron sus recursos para el osado ataque.
Sería un asalto
directo y final al régimen. Unos cuarenta y dos hombres de vanguardia liderados
por Menoyo y Mora debían luchar para llegar al palacio. Menoyo era un veterano
de la Guerra Civil Española, y Mora un ex congresista "Auténtico".
Ambos eran conocidos por su coraje en el combate. Un grupo de apoyo debía tomar
el control de los edificios alrededor del Palacio para disparar contra los
defensores a través de las puertas y ventanas, a fin de crear confusión dentro
del Palacio. Este importante grupo de apoyo fue para evitar la llegada de
refuerzos y garantizar que no hubiera posibilidades de una ruta de escape para
el dictador. El grupo de José Antonio se haría cargo de la estación de radio
CMQ y anunciaría a la nación que el dictador había sido ejecutado. Los grupos
de asalto estaban armados con ametralladoras, carabinas M1, pistolas y
granadas. La fecha del ataque fue el 13 de marzo.
A las 3:20 p.m. el
primer grupo entró luchando a través de la entrada del Palacio en la entrada
del "Parque Zayas". Mora y Menoyo condujeron a la vanguardia a la
planta baja, disparando sus metralletas hasta el comedor y las oficinas
ejecutivas de Batista; en el segundo piso donde dos oficiales fueron asesinados
por el escritorio de Batista. El grupo de apoyo no llegó. Su ausencia del
ataque al Palacio lo convirtió en un fracaso fatal. Después del shock inicial,
los guardias se defendieron. Dentro del edificio hubo un feroz tiroteo, pero
Batista escapó en un ascensor al tercer piso y los rebeldes no pudieron
alcanzar y ejecutar al dictador.
Tal como estaba
programado, el grupo de José Antonio se hizo cargo de la estación de radio CMQ
y transmitió lo que llegó a conocerse como su última voluntad política o un
adiós a los cubanos: "¡Pueblo de La Habana! La revolución está en
progreso. El Palacio Presidencial ha sido tomado por nuestras fuerzas y el
dictador ha sido ejecutado en su guarida ... confiamos en que la pureza de
nuestras intenciones nos traerá las bendiciones de Dios para que podamos llevar
el gobierno de justicia a nuestra nación ... Si caemos, que nuestra sangre señale
el camino hacia la libertad ". Fue un mensaje de héroe. Un devoto
cristiano José Antonio tuvo la heroica visión de un mártir.
Dentro del
palacio, la lucha continuó durante más de una hora, pero sin la participación
crucial del segundo grupo. El refuerzo de Batista pronto comenzó a llegar a la
escena y fue capaz de recuperar los terrenos del palacio y salvar al régimen
sacudido. Al final de la tarde la pelea había terminado. Treinta y cinco
hombres murieron en el asalto, incluidos Menoyo y Mora. Sus cuerpos
acribillados yacían en las escaleras de mármol del palacio. José Antonio
Echeverría fue baleado y asesinado por la policía en un tiroteo mientras se
acercaba al campus de la Universidad de La Habana.
Esa tarde, en su
escondite en la montaña, Castro escuchó la noticia del ataque para matar a
Batista. Una victoria del Directorio podría haber significado el final de su
búsqueda de poder. Con 80 hombres en la Sierra Maestra, Castro estaba condenado
al fracaso y no pudo controlar su furia cuando, en una transmisión radial de
onda corta, calificó el ataque del Directorio de "un inútil derroche de
sangre".
La muerte de José
Antonio Echeverría fue una desgracia trágica para la libertad de Cuba y el
estado de derecho bajo la Constitución de 1940. José Antonio era un líder
querido de prestigio nacional y el principal retador de la hegemonía de Fidel
Castro en la lucha revolucionaria. Su muerte fue un desastre aplastante para
los derechos individuales y la libertad.
Pedro Roig,
Esq. es Director Ejecutivo en el Instituto de Estudios Cubanos. Tiene una
Maestría en Artes de la Universidad de Miami y un Doctorado en Jurisprudencia
de la Universidad de St. Thomas. Ha escrito varios libros, entre ellos "La
muerte de un sueño: una historia de Cuba" y "Martí: la lucha cubana
por la libertad". Es un veterano de la brigada 2506.
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