"Volvamos a la evidencia. Serenamente; sin prejuicios. Arreglos y conversaciones entre los dos gobiernos para una actual reanimada repartición..."
Asistimos, entre perplejos y sorprendidos, al segundo deshielo. Éste es más socarrónico, porque aunque es una versión del
deshielo de Obama, trata de ocultarse en medio de retoques cosméticos, jueguitos
de palabras y emburujinas a la criolla.
El típico embaraje. Hasta ahora
estas tácticas de divertimento han dado buenos resultados especialmente entre los más firmes seguidores del Presidente. Pero, la evidencia se va abriendo paso y no sabemos hasta cuándo
este remake, el del Teatro Artime, podrá seguir presentándose como el “real”
cambio de la “política” (?) de EEUU hacia Cuba. La evidencia no es para los ciegos que no quieren ver. Éstos
se empeñarán en mostrar en
cualquier movimiento o declaración anticastrista,
por minúscula que sea, la validación de la “dureza” de Trump hacia la isla. Otros comienzan a constatar que
la tomadura de pelo,-- “eso” que tanto
disgusta a los cubanos,--flota en el aire.
Volvamos a la evidencia. Serenamente; sin prejuicios. Arreglos y conversaciones entre los dos
gobiernos para una actual reanimada repartición, que rompe
records ;- el silencio ante la visita de los
norcoreanos de alto nivel a Cuba;-la
insistencia con jugar con las cadenas de Venezuela y Nicaragua, que no con el mono
de la isla;- el boniato atorao en las gargantas de Rubio y
Díaz Balart, que los mantiene en
silencio ominoso;- el despite del FBI con los ataques grillosónicos;- el
ambiente monástico de la celebración del
4 de Julio en la embajada de la Havana;-
las visas para los artistas castrocanélicos;-el incremento del
comercio entre ambos países;-la no firma del Título 3 de la ley Helms Burton y el parto con fórceps del alcalde
Regalado, después de un jimiqueo
extendido. Por último, la nueva y
amistosa ronda de negociaciones en Washington
la semana pasada.
Tenemos que alabar a Trump. Nuestro presidente le devolvió la capacidad
negociadora y la dignidad imperial a los EEUU. Pero, en el asunto cubano parece
que se inclina a un “mejor acuerdo” como prometió en su campaña. Tal vez no pasará a la historia como un
“traidor”; ese adjetivo tan feo, que tanto utilizamos. Pero sin duda un gattopardo con
ribetes de Cheo Malanga.
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