viernes, 8 de febrero de 2019

ALIANZA CUBANO VENEZOLANA EN PUERTO RICO

"El compromiso contraído es claro y firme. Una alianza contra cualquier forma de dictadura y a favor de la democracia..."


 Por Pedro Corzo


Los dirigentes políticos y sociales del hemisferio deberían imitar lo que hicieron los cubanos y venezolanos residentes en Puerto Rico, un ejemplo que de extenderse, los regímenes inspirados en el castro chavismo no tendrían lugar en el continente.
Exiliados de estas dos naciones, así como varias organizaciones radicadas en la Isla,  han suscrito el Pacto de San Juan,  un compromiso democrático en el que se obligan a trabajar en contra de los regímenes totalitarios, así como contra cualquier otra forma de gobierno que oprima a los pueblos, un ejemplo que debería ser imitado por todos los ciudadanos de América
Hombres y mujeres, ciudadanos comunes, conscientes de los peligros que corren sus derechos cuando el comunismo o el populismo ideológico conquista el poder, decidieron aunar fuerzas y voluntades para defenderse de los modelos políticos y económicos que corroen hasta la destrucción, los valores y cimientos de nuestras sociedades.

El compromiso contraído es claro y firme. Una alianza contra cualquier forma de dictadura y a favor de la democracia.  Los firmantes declaran, “Unir nuestras fuerzas, trabajar conjunta y coordinadamente, tanto desde el exterior de nuestros respectivos países como desde adentro de ellos, para terminar con las dictaduras de: Nicaragua, Venezuela, Cuba, Bolivia, así como restablecer la Democracia representativa en dichos pueblos, el estado de derecho y respeto por los derechos humanos”.
El segundo párrafo del Pacto dice, “Las oposiciones venezolana, cubana, boliviana, nicaragüense, y cualquier otra oposición democrática, acordamos solemnemente que el primer pueblo que se libere de las cadenas de la Dictadura, continuará ayudando con los recursos que tenga disponible, a la liberación de los otros pueblos sometidos hasta que éstos obtengan su soberanía plena y su libertad total del yugo dictatorial que los oprime”.
Ambos párrafos certifican un compromiso de solidaridad humana, de apoyo mutuo, que trasciende cualquier obligación que no sea con la democracia y la libertad, una alianza transnacional de ciudadanos sin cargos públicos y no de dirigentes, una gestión que de generalizarse sería un indicativo de cuanto han progresado nuestros pueblos después de las traumáticas experiencia que han significado los regímenes inspirados en el castrismo.
Además de ser un paso importante para evitar que personalidades que actúan en base a sus intereses y no por los de la comunidad que supuestamente representen, puedan seguir haciendo concesiones en detrimento de los derechos y oportunidades que todos tenemos en las sociedades democráticas.
La hipocresía, la doble moral y la corrección política han sido factores importantes en el desmoronamiento de nuestras colectividades, al igual que la desidia y negligencia ciudadana de amplios sectores de todos nuestros países. Acatar la ley del menor esfuerzo y no hacer uso de nuestros derechos por repugnancia a los que nos rodea, es concederle la victoria a depredadores que solo luchan por su beneficio personal.
Los que inspiraron este acuerdo están defendiendo sus derechos y los nuestros. Han usado las herramientas que ofrece una sociedad abierta, libre, en la que el individuo esta asistido por un estado de derecho. Han decidido no callar y menos permanecer indiferente ante una ola de acciones y propuestas que tienen como fin terminar con nuestras prerrogativas de hombres libres.
Supe de este Pacto de trabajo, durante la Cena Martiana que todos los años celebran cubanos y puertorriqueños en la emblemática Casa Cuba de la Isla. Me comentaron sobre el mismo,  Gerardo Morera, Kemel Jamis y Severiano López Sicre,  tres notables demócratas cubanos que escogieron a Puerto Rico para vivir,  y por la activista venezolana Sonia Cosme que de inmediato me entregó el texto y me señaló donde firmar si estaba de acuerdo con lo expuesto, cosa que hice de inmediato.
Los que han suscrito este acuerdo no son intolerante, extremista o intransigente, simplemente protegen sus derechos, creencias y convicciones, ante quienes quieren cambiarlas para imponer las suyas. Esta es una simple acción de defensa propia, están salvaguardando lo más importante que posee un ser humanos, su identidad y sus valores, un gesto a imitar por quienes estén conscientes que los verdugos de nuestras libertades están al acecho para cercenarlas.

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