sábado, 6 de julio de 2019

EL CAPITALISMO SALVAJE NO EXISTE


“Busquen primero  la libertad; y el capitalismo se les dará por añadidura”

Por Santiago Cardenas M.D.
El epíteto “salvaje” es  tardío, sacado de contexto y muy católico.  Aparece cien años después de la  encíclica Rerum Novarum que dio origen a la Sociología Católica y cinco siglos más tarde que las estructuras  capitalistas fueron emergiendo lentamente en el seno del feudalismo de la Europa  medieval.
 He aquí lo que originalmente escribió en latín san Juan Pablo II en el capítulo 8, párrafo tercero, de su carta “Centesimmus  Annus, en 1991: ..   ,”sic apellatus, << capitalismus effrenus, >> grassa batur, nodie”……
Effrenus , en inglés: un bridled, tiene  diez acepciones  en el diccionario  Mirriam- Webster.  Por ejemplo, Bernie  Sanders se refiere  a “unfettered capitalism”.

 La mejor traducción pudiera ser “sin frenos”. Capitalismo sin riendas; sin bridas; sin controles. La peor— que no existe en alguna traducción de las muchas que he revisado—es la de “salvaje.” Curiosamente éste fue el calificativo que “pegó” y es el utilizado por las izquierdas y la progresía en todo el mundo para denostarlo. También, curiosamente, por algunos  laicos católicos que  hacen un estudio  apresurado y  muy superficial de su Sociología.
El papa  polaco se refería  a un derecho enunciado en el párrafo precedente  del mismo capítulo 8 de la mencionada encíclica. Es el derecho al  salario justo, que había propuesto su predecesor León XIII cien años antes.
Textualmente en la infausta traducción oficial  al español se lee:
“Ojalá que esta palabra cuando avanzaba  el llamado “capitalismo salvaje” no debiera repetirse hoy en día con la misma severidad”.



NO DEBIERA REPETIRSE HOY EN DIA……..

El capitalismo  es una estructura socio-económica sin moral. Nació así. Querer achacarle alguna, –especialmente la ética cristiana, –  es un disparate. El capitalismo nació solo, espontáneamente, en el siglo XIII y no tiene padres, ni ideólogos, ni comisarios; sino juglares. Es una estructura muy  dinámica y siempre mutante;  en continuo movimiento y evolución. Continuar  juzgándolo –con los cristeros  del 1891  o 1991, en el siglo XXI– especialmente por clérigos o teólogos que no han estudiado ni conocen  de economía moderna– es  una aberración.
El capitalismo necesita de libertad para desarrollarse. Esa es su condición sine qua non.  Eso fue, precisamente, lo que Locke, – el padre del liberalismo clásico, que no era economista, – señaló desde el siglo XVII. Como el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, así el capitalismo procede de la libertad.
Ésta es precisamente el corazón, el meollo de la  Doctrina Social Cristiana, como la denominó Juan Pablo.  Ella es un canto excelso a la libertad. Una sinfonía a lo libérrimo  del evangelio. Por eso  el capitalismo moderno, con sus virtudes y defectos, es  el summum y  culmen de la Sociología Católica.


No hay comentarios:

Publicar un comentario