domingo, 28 de agosto de 2016

CUBA Y EL PETROLEO: UN LEGADO DE DEUDAS Y CRISIS


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 “La situación es dramática porque ya se habla de Venezuela, en las altas esferas del gobierno, en términos del pasado”
Por.  Enrique Gonzalez

LA HABANA, Cuba.- Antes de la crisis actual, Eduardo trabajaba desde las 6 de la mañana hasta casi la medianoche. Es el dueño de un auto de alquiler de esos que todos en Cuba conocen como “almendrón” y que le llegaba a facturar en el día entre 2000 y 2600 pesos cubanos (entre 80 y 100 dólares diarios).
              Desde hace algunas semanas, a raíz de los controles establecidos sobre los combustibles, Eduardo, que adquiere el petróleo en el mercado negro, solo trabaja unas cuatro horas al día y apenas recauda un 20 por ciento de lo que antes hacía. Está pensando en vender su viejo Plymouth para dedicarse a otro negocio porque, según afirma, “la cosa se está poniendo mala, malísima”.

            Según una investigación gubernamental no divulgada, fechada en febrero del presente año y llevada a cabo por un conjunto de especialistas de la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT), la Contraloría General, la Oficina Nacional de Estadísticas y la Fiscalía General, la cantidad de petróleo adquirido en las gasolineras estatales (popularmente llamadas “Cupet”) por los choferes de autos particulares que poseen licencia de explotación de la ONAT, no sobrepasaba la cantidad de 1 litro al mes.
           El informe, debatido a puertas cerradas por los principales dirigentes del país y los directivos de las empresas más importantes, concluyó que solo un escaso 2 por ciento de los choferes adquiría legalmente el combustible en los puntos de venta legales, y además constató la existencia de un mercado negro que, por diversos mecanismos, la mayoría manejados desde las propias empresas estatales, proveía más del 50 por ciento de la gasolina y el petróleo consumidos en las calles y autopistas de la isla.
             Según el director económico de una gran empresa estatal, presente en los debates sobre la investigación, las pérdidas por concepto de desvío de hidrocarburos y sus derivados hacia el mercado negro sobrepasaba la cifra de unos 200 millones de dólares anuales, mientras que el 72 por ciento de las empresas estatales presentaban problemas con el control del combustible, lo que había obligado a sancionar, tan solo en el periodo que va de mayo del 2015 a enero de 2016 a más de 600 funcionarios de los diferentes niveles de dirección, incluidos los ministerios del Transporte, Agricultura, Comercio Exterior y de las Fuerzas Armadas, así como de otras instituciones de alto nivel.
              “Posterior a esa reunión de febrero es que se implementaron las medidas sobre el combustible y vinieron las reducciones para las empresas, pero ya desde octubre (de 2015) se hablaba en las reuniones de que venía una crisis para estas fechas”, declaró el funcionario que, por cuestiones de seguridad, ha pedido discreción.
             “También está el problema de la reducción de las importaciones (de petróleo) desde Venezuela y que se espera que eso estalle de un momento a otro”, agregó el funcionario que más adelante apuntó: “Eso es tema central en las reuniones desde hace meses. Ya no se cuenta con Venezuela, hay que ir eliminándola de la ecuación, pero se han establecido compromisos de exportación (de combustibles) con Rusia, China, España, Francia, aquí mismo en el Caribe, y los envíos desde Venezuela, al menos en lo que va de año, no se han comportado como se previó. (…) El ritmo actual es de unos 50 mil barriles diarios, cuando debía superar los 90 mil, que es lo que deberíamos exportar. Cienfuegos debería haber procesado unos 12 millones de barriles de crudo a la fecha pero apenas ha alcanzado la mitad, y eso por los incumplimientos de Venezuela”.
                 Otro funcionario de la Empresa Cubana del Petróleo (CUPET), que también ha pedido que no revelemos su identidad, ofreció detalles sobre la situación actual, la que ha calificado como “extremadamente delicada”:
                “La situación es dramática porque ya se habla de Venezuela, en las altas esferas del gobierno, en términos del pasado. (…) Otro gran temor es que hay una deuda que asciende a los casi 10 mil millones de dólares en la actualidad y que si hay un cambio en Venezuela ya no podremos negociarla, al menos en términos favorables, con el gobierno que venga o suscribir nuevos acuerdos, habría que pagarla sí o sí. Lo otro es el recorte drástico porque aunque está llegando poco petróleo, al menos está llegando algo y con plazos de pago que nadie más permitirá, ni siquiera China o Rusia, pero el pago de la deuda debería hacerse con el petróleo que exportamos y ya este año, no hay dudas sobre eso, incumpliremos los compromisos de exportación”, explicó el funcionario que, además, se refirió a los recientes hallazgos de yacimientos en la llamada Zona Exclusiva del Golfo de México:
                “Yo no confiaría demasiado en lo que se dice. El estimado publicado no está basado en estudios conclusivos, son solo eso, estimados que tienen mucho de exageración para atraer inversores”.
                 Sin embargo, un experto de la Dirección de Exploración de CUPET que también por temor a represalias prefiere mantenerse en el anonimato, opina que el descubrimiento de nuevos pozos pudiera cambiar el panorama pero no a corto plazo:
                  “Eso es positivo pero faltan estudios y faltan empresas que quieran aventurarse. Esa posible bonanza tardará mucho tiempo y la crisis está ahí y es real. No tenemos reservas, los pozos están sobreexplotados y el petróleo está llegando desde Venezuela a cuentagotas. (…) Se está especulando con cifras no confirmadas y todo parece indicar que esos yacimientos pudieran ser abundantes pero escasamente llegarán a los 8 mil millones de barriles, y veo que el gobierno está hablando de más de 20 mil millones, ¿basados en qué?”, apuntó el experto.
                  Mientras tanto, la crisis se profundiza cada vez más en la isla y las personas que vivieron el llamado “Período Especial” en los años 90, están a la espera de lo peor.
                 Yunior, chofer de un almendrón, describe el panorama desde su perspectiva muy personal:
              “Están pidiendo de uno a tres años (de cárcel) si te cogen comprando petróleo, pero es que ya nadie quiere vender y se están tirando como si fuera droga. Muchos hemos dejado de trabajar hasta que esto pase pero, según me han dicho, la cosa es para rato así que tendremos que cambiar de negocio. (…) No habrá taxis y la gente tendrá que ir a pie al trabajo cuando comiencen a romperse las guaguas, como pasó en los 90”.
                   Noel, trabajador de una gasolinera estatal, comenta sobre la situación: “Antes de las medidas, casi no veías un almendrón por aquí; ahora tampoco los ves. La moraleja es que no hay modo de que este país funcione normalmente. La presión del gobierno no es para que los choferes compren aquí  y no en el mercado negro sino para sacarse de arriba a los almendrones que se están jamando (comiendo) todo el petróleo. Aquí hay gente que tiene en la casa más petróleo que en cualquier cupet”.
                 Aunque nos pide que no revelemos su identidad, un destacado economista y exfuncionario del Ministerio de Comercio Exterior nos da su opinión sobre la crisis actual:
               “En los dos últimos años las importaciones de petróleo desde Venezuela disminuyeron y esto era algo que no se previó cuando se firmaron los acuerdos de exportación con China, Rusia y otros países, algunos europeos. (…) Cuba ha establecido empresas comercializadoras en el exterior, junto con PDVSA, empresas importantes, estamos hablando de convenios de refinamiento, de transportación con grupos como Wagoneer Ltd. y otros, y si se viene abajo Venezuela la vamos a pasar muy mal”, dijo el también profesor universitario que más adelante afirmó: “Esa es la raíz de lo que estamos viviendo, la reducción del combustible y de los gastos de electricidad en las empresas, la falta de transporte, las tiendas vacías, y en septiembre ya veremos el regreso de los apagones, o mejor dicho, de los ‘alumbrones’. Pero sumémosle a eso la necesidad del gobierno de aumentar las reservas de divisas. Todos estos recortes, en última instancia, tienen que ver con eso. Sin reservas de divisas no hay garantías para solicitar préstamos internacionales, de modo que nuestra historia futura será una historia de deudas por pagar y oleadas de crisis”.

 

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