domingo, 14 de agosto de 2016

DON SINDULFO, LOS POLITICOS Y LOS CANDIDATOS

El director observaba con aire paternalista al recién llegado.
 – Don Sindulfo; Adam y yo comentábamos sobre su silencio. Usted, desde que regresara del Tíbet, no había permanecido tanto tiempo; tan callado. ¿Es que ya no encuentra nada importante de que escribir?
–Todo lo contrario señor director. Mi silencio es porque estoy atosigado de tantas malas noticias. Estoy realmente apabullado por los sucesos, que se nos avecinan.
– ¿A qué se refiere?
– ¡¿Qué a que me refiero!?
– ¿No está usted al tanto del menú que nos han dejado para  elegir al futuro presidente de los EUA?
– ¡Si …Si lo estoy, y eso me preocupa, pero no se qué hacer, don Sindulfo. Tal vez me quede en casa, no quiero ser cómplice de semejante resultado.
–Lo horrible de esto, es que permanecer en casa lo hace partícipe del resultado…
– ¿Y entonces…?
– Hay decisiones que son dolorosas pero inevitables…
– ¿…?
– Es como tener que amputarle las piernas a un corredor, para intentar salvarle la vida...
–Me presenta usted una situación dramática.
– Aun más dramática es la situación que se nos plantea, en estas próximas elecciones presidenciales. Tenemos un irreverente, vanidoso y hasta ignorante candidato, enfrentado a una  deshonesta patológica, carente de un criterio lógico, que no vez, ni le interesa ver nada que este más allá de sus intereses. La cual seria sumamente peligrosa para este país, y por ende, para nosotros
–Es cierto…
– ¡Dígame usted, si no es suficiente como para sentirse apabullado por las circunstancias.
–Lo es, ciertamente lo es don Sindulfo. Pero esto es lo que se nos presenta y algo tenemos hacer. Alguna decisión habrá que tomar, aun cuando nos pese.
– ¡Sí! Lo único que queda es votar, no por nuestro candidato, que no tenemos, sino en contra del otro que es peor.
– ¿Y qué posibilidades ve usted en cada uno de ellos?
– ¡Bueno! Hace unos días pude ingresar en los estudios de una televisora local…
– ¿Lo invitaron a algún programa de opiniones, me imagino?
–Nada de eso. A mí no me invitan a esa clase de programas, porque la mayoría están organizados dentro de una agenda muy clara, para evitar que el mensaje que quieren dar se pueda confundir con otras opiniones,
– ¡Agenda! Me refiere usted que están…digamos ¿amañados?
–Bueno, no sé si tanto y si todos, pero lo seguro es que están bastante controlados. Recuerde usted que las campañas políticas generan mucho dinero y hay muchos tras ese dinero…aunque haya que reconocer precio a sus “preferencias”…
–Está usted jugando con las palabras don Sindulfo. Me ha dicho “preferencias”, con tal tono, que más que preferencia, se entiende, como un justificante para recibir parte de ese dinero, que por cierto sé,  que es abundante.
– ¡Sí! Es abundante, pero no crea que sean pocos los que compiten por él.
–Me apena su opinión, pero…y entonces ¿cómo pudo ingresar al plató…?
– ¿A qué plato?
–...No, no, me refiero al plató, o sea al estudio de televisión.
– ¡Ah! Creí que usted pensaba que me habían invitado a comer… pero nada de eso, ingrese disfrazado
De “colada de café” y logre escuchar algunos comentarios, por ejemplo: Héctor Caraballo, le comentaba a Roberto Rodríguez Tejera, antes de comenzar el programa, sus temores sobre el resultado de las elecciones, porque era evidente que su candidata tiene mucho negativo entre los votantes y muchos demócratas tal vez no salieran a votar. Raúl Martínez, que se les acercó para darle ánimo, se refirió a un artículo que había leído aquella misma mañana, por internet, que aseguraba que podrían ganar, aunque no sería fácil.
–Eso opinan ellos, pero usted…cual es su “pronostico”. Lo que quiero sabe es; cuál es su opinión, sobre este tema tan controversial y confuso.
–Mi respuesta es precisamente la duda que ellos manifiestan. Es todavía muy temprano para pronosticar resultados. Todo resultara como el sentido común de los votantes interpreten el peligro mayor para este país. Si estar en manos de una deshonesta patológica, o en manos de un frívolo y vanidoso  “showman”.
– ¡O sea!  ¿Qué no me dice nada?
– De momento, no…le dejo esa asignatura a los seguidores de Walter Mercado y otros analistas locales, que creen sabérselo todo.
– Bien ¿y que mas hizo? Porque supongo que en todo este tiempo algo mas habrá hecho.
– Si. Ingresé con el mismo disfraz en el programa, por América Teve, donde uno de los tertuliano es Enrique Paterson, que se desgalilla asegurando su independencia partidista, como si en su interior sintiera vergüenza por su obvia militancia con las ideas del partido demócrata. Aunque no puedo asegurarlo se rumora que la premisa para su participación en el programa, es que le titulen “sociólogo independiente” aunque no puede soslayar su furibunda defensa por los fundamento del partido demócrata. No entiendo porque lo hace, el tiene derecho a tener y defender sus preferencias, en todos los órdenes.
–Bueno. Usted sabe que hay muchos que quieren estar en misa y procesión, aunque no sean creyentes. Por aquello, de que algo se le puede pegar…
– Lo sé. Es algo evidente en muchos de los periodistas y en especial en los presentadores de radio y televisión, pero por mucho que usen guantes, le pasa lo que al lobo de Caperucita, que se le veían las garras.
– ¡Okay don Sindulfo...! Usted siempre me termina la charla dejándome el mismo temor. Me va a traer problemas. ¿A qué lobos se refería?
– No se preocupe señor director, es una expresión retorica, pura metáfora; solo eso. Pero…
– ¡¿Pero qué!?
–¿…?

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