sábado, 12 de marzo de 2016

EL ARMA SECRETA/ SECRET WEAPON



Por Adam Dehoy

La teoría de la conspiración ha estado entre nosotros desde antes de nosotros estar. La heredamos, como una condición genética que nos han impuesto,  y no sabemos quién. No obstante podemos creer en ella o no. Depende. Primero se presentaba como una imagen que reunía a un grupo de “creyentes” en un oscuro “basement”, léase sótano. Todo vestidos de oscuro y trajinando sus planes, bajo la presión de la duda constante entre sí.
    Ahora, más sofisticado. Ya no se reúnen en un húmedo y oscuro sótano, sino en cómodos y refrigerados reservados en lujosos hoteles de los Alpes suizos. Y aunque tal vez las intenciones no hayan cambiado mucho y ya no sean un conclave de convencidos camaradas en la fe; la intención que los mueven sigue siendo la misma.
    Hay muchos niveles de conspiración: desde la banca internacional, los grandes movimientos políticos e ideológicos, hasta el modesto cuchicheo de políticos locales. Lo mismo en New York, Londres, Moscú o Zúrich, que en Sweetwater, o Hialeah. La intención continúa siendo, al menos inmoral y siempre un instrumento utilizado para “joder” a alguien. Este alguien puede ser una persona, una organización o una idea. La conspiración siempre contiene mala intención e iguales propósitos.
    Según la mayoría de los “especialistas” en la política nacional (léase EUA), cualquier candidato republicano medianamente calificado, habría vencido al candidato que el partido demócrata escogiera. Desde Hillary, llena de problemas y contradicciones, hasta el romántico y fantasioso  Sanders… pero no contaron con lo que parece ser el arma secreta de los demócratas. Trump.
     Los conspiradores son, tienen que ser; fríos, calculadores, hábiles e imaginativos. Capaces de ver siempre más allá, o sea tener una vista larga y precisa. El trabajo de la conspiración tiende a ser lento y tangencial. Intentando mantener la vista, de la victima escogida, alejada de ese punto en que se tocan. El partido demócrata necesitaba un rompe grupo. Con las características de Trump. Vano, engreído, huérfano de ética, con una sed desmedida de protagonismo y desde luego, donde la ética estuviera ausente. ¿Cómo lo encontraron? Ese fue el trabajo de los conspiradores. Localizar el arma secreta para  neutralizar lo que hubiera sido una inevitable derrota de su candidato y del partido demócrata.

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