domingo, 11 de septiembre de 2016

ENTRE CUBA Y LA SELVA

Por Ángel Cuadra.
Desde el comienzo de la República hasta 1959, los cubanos si por algo eran algunos conocidos en el mundo, lo eran por su música, por ejemplo, o por sus deportistas, o por algunos de sus escritores; pero no existía una calificación específica que tipificara un sector determinado del pueblo que una vez instaurada la dictadura internacionalmente constituyera una calificación simbólica. Una vez instaurada la dictadura castro comunista del 59 en adelante se produjo en Cuba un éxodo descomunal por motivos políticos y sociales que, en relación con el número de sus habitantes, no tiene paralelo en la historia política de Hispanoamérica.
El cubano de "antes" –llamémoslo así– no emigraba, no se iba a vivir fuera, de manera permanente, Lo que, en todo caso, se trataba de un número pequeño y siempre con la perspectiva de regresar a residir o visitar cuando quisiera a su país. Y esto era un derecho constitucionalmente establecido, luego, no tenía que requerir visa ni permiso de entrada en la Isla.

Con la imposición de la dictadura castro comunista, con la pérdida de la libertad; se acabó uno de los derechos humanos más significativos: la libertad de movimiento, esto es el "derecho a salir de cualquier parís... y regresar a su país", como establece el Art.13 de la Declaración Universal de Derechos.
A falta de ese derecho, el cubano, durante más de cinco décadas ha intentado las más peligrosas –y audaces– formas de escapar del país en busca de la libertad, y sumado eso a la falta de una vida mejor, que ha desarrollado la reducida y esclavizante economía estatalmente controlada, durante estas cinco décadas.
Como Cuba es una isla, la forma de escapar más utilizada era la riesgosa travesía en balsa. Miles murieron en el cementerio marino que es el estrecho de la Florida. La figura del "balsero" llegó a tipificar a ese cubano que en endebles balsas confeccionadas a mano, se han lanzado al mar en la dramática disyuntiva de libertad o muerte. Y agreguemos que durante esas décadas, la fuga era para siempre. Y el mundo no entendía o, en indolente complicidad, no quería entender que, más allá de la propagada mentirosa y hasta cínica del gobierno castro comunista, algo o mucho de malo había en ese sistema sociopolítico, que tantos miles de cubanos se jugaban la dramática carta de libertad o muerte.
Aunque en años recientes, aún con ligeras aperturas a las que se vio forzada el gobierno de Cuba, el éxodo político, social, económico (todo mezclado), ha continuado, después de diciembre del 2014, con el restablecimiento de relaciones diplomáticas Cuba/USA se ha presentado una nueva y peculiar situación migratoria –mejor diríamos escapatoria– en los cubanos, y de esta situación la mirada internacional sí ha tenido que fijarse en los hechos. Se calcula que cerca de sesenta mil cubanos, han intentado en increíbles caravanas a través de Centroamérica, llegar a la frontera de México con Estados Unidos, para ingresar en este país, acogiéndose a la llamada Ley de Ajuste Cubano. Una gran crisis migratoria se creó en la región, de la que el mundo ha sido testigo. Es de sobra conocida la solución parcial que los países de Centroamérica tuvieron que adoptar. Pero eso no termino con el flujo migratorio de miles de cubanos que atravesando selvas. Zonas peligrosas, atacados por fieras. Intrincados y desconocidos territorios, asaltos y estafas de los llamados coyotes (guías casi siempre bandidos), y tantos peligros de muerte al paso durante semanas, por esos infernales lugares, han continuado en pos del logro de su objetivo.
A centenares, o miles de esos cubanos a escape, ya cerrados los caminos de la negociación para facilitarles el paso por las fronteras de aquellos países, los gobiernos de esos países les -van presentando la disyuntiva terrible de ser repatriados para Cuba o dejarlos seguir a sus expensas, sin protección ni garantía, ni ayuda alguna, en el largo peregrinaje a través de la selva, hasta la lejana frontera donde esperan encontrar la libertad y los medios de vida y apertura al futuro de una vida mejor, que con su riesgo del terrible viaje, sueñan alcanzar y que no esperaban, ni esperan encontrar en su país, bajo el sistema castro comunista, ni aún tras las negociaciones diplomáticas y supuestamente económicas como resultante.
¿Y a la ceguera o indolencia del mundo la respuesta de estos miles de cubanos en este peregrinaje dantesco, no les hace meditar sobre el engaño, ineficiencia y maldad de esa cruel y totalitaria dictadura, hecha ya dinastía, que a tantos miles de cubanos, al cabo de casi sesenta años de existencia, todavía loa ha situado ante la pavorosa disyuntiva de ser deportados a Cuba o internarse a todo riesgo en la selva?
Y gran parte de ellos están apoyando el camino de la selva.

 

 

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